Retrospectiva. Razones para amar el mundo donde pasan cosas buenas: «(500) Días juntos»

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Título: (500) Días JuntosDirector: Marc WebberAño: 2009País: Estados UnidosGénero: Drama, Romance. Duración: 96 minutos. Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Zooey Deschanel, Geoffrey Arend, Chloë Grace Moretz, Matthew Gray Gubler, Clark Gregg, Patricia Belcher, Rachel Boston, Minka Kelly, Charles Walker. Productora: Fox Searchlight Pictures. No recomendada para menores de 13 años.

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“Los placeres, los injerto y los prolongo en mí mismo y los tormentos,

los traduzco a una lengua nueva”, Walt Whitman.

Lo primero es el gran acierto en el casting: Joseph Gordon-Levitt , uno de los actores fetiche del director Christopher Nolan, es Tom Hansen y Zooey Deschanel, la estrella de la serie estadounidense “New Girl”, como Summer Finn. Lo segundo, el guión, el excelente guión de Scott Neustadter y Michael H. Weber. Lo tercero, todo lo demás: el montaje y la luz, la música y la estética, que la ciudad de Los Ángeles (a pesar de sus 400.000 oficinas, 91.000 edificios comerciales y 3,8 millones de habitantes) no parece la ciudad de Los Ángeles, la arquitectura, el guiño a Ringo Starr y a “El Graduado” y en general el tremendo despliegue de imaginación.

“Esta es una historia de chico conoce chica”, nos dice la voz en off de la película (un aderezo, por cierto, que aquí resulta de una brillantez casi insultante), y añade, “pero más vale que sepáis de entrada, que no es una historia de amor”. Así nos presenta, Marc Webb, el talentoso director, un film que no se ajusta, efectivamente, a los patrones del amor romántico y, al mismo tiempo, sí lo hace. Antes de esto, Webb da a luz a los dos protagonistas diseccionándolos en un cuadro doble, en donde nos muestra las infancias de ambos de una manera absolutamente transgresora. Destacar el espléndido ritmo de la cinta desde el inicio hasta el final y unos diálogos sin concesiones con muchas líneas sumidas en una inspiradora y maravillosa mala leche.

Fantástica esa relación de amistad anacrónica pintada aquí de una manera que resulta creíble, entre el inseguro Tom y su confesora Rachael, una simpática, elocuente e hiper madura niña, a la luz de la caótica e infantil amistad entre el propio Tom y sus colegas McKenzie y Paul. Mención aparte tienen algunas escenas excepcionales como el reencuentro de los protagonistas en el tren, el beso en la fotocopiadora, o la agradabilísima escena musical como celebración del primer encuentro sexual entre Summer y Tom. Otras geniales como la de la presentación de las expectativas y la realidad de Tom con respecto a Summer (una obra maestra para mi gusto) y la de Gordon-Levitt cantando (muy bien, por cierto) el temazo de The Pixies, “Here Comes Your Man”. Y otras luminosas, como las escenas que nos muestran el paisaje de la Plaza Angelus o las numerosas que contienen guiños cinéfilos.

“(500) Días juntos” es un film que celebra la vida. Una celebración que apalea la ominosa cadencia, la oscura rutina, la áspera ruptura con la felicidad primigenia. Cuando el sociólogo Richard Sennet habla de “la superficialidad compartida que mantiene unida a la gente”, lo hace a sabiendas de que él mismo forma parte de ese vacío extremo; todos formamos parte de ese electo tenue y dócil llamado sociedad moderna. Una masa que alimentamos tú y yo, una masa que construimos cada día sobre ideas preconcebidas. Ideas que deberían alzarse sobre la mediocridad, o como bien apuntó Durkheim: “una actividad social más elevada que siga la huella de nuestros estados corporales, como lo hacen nuestras sensaciones y nuestra conciencia corporal general”.

Existen muchas razones para amar el mundo donde pasan cosas buenas. Pongamos que (haciendo honor al título del film) al menos 500. Las suficientes para salir a la calle a respirar y a sonreír. Las suficientes para decirle a la persona que amas que la amas de verdad. Las suficientes para hacernos desvestir de esas telas rudas e incómodas que no nos pertenecen y quemarlas danzando alrededor de una hoguera plantada sobre la arena de una playa, con la luz de la luna sobre nuestras cabezas.

Esta es la historia de una chica que quiere parecer libre y de un chico que desea serlo, y de una chica que dice no pertenecer a nadie y de un chico que no le importaría nada pertenecerle a ella. Una de esas historias que merece la pena volver a ver al menos una vez al año. Ojalá la disfruten.



Redacción: Manuel Pérez Cedrés

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.