Retorno al pasado (II): La noche del cazador

Print Friendly, PDF & Email

9 Votos obtenidos¡Vótame!

.

title

Cada pequeño o gran placer requiere de su justo momento, además de un entorno apropiado, para poder así extraer el máximo jugo de estos nuestros codiciados vicios, obsesiones o pasiones que, a fin de cuentas, son la sal que aporta algo de sabor a nuestras a menudo anodinas existencias. El sexo, la música, el deporte, la lectura… los placeres mundanos necesitan de la puesta en escena adecuada para disfrutarlos con la mayor intensidad y poder convertirse, de esta manera, en instantes memorables que perduren en la película de nuestras vidas. La experiencia me ha demostrado que esta enseñanza también es aplicable a algunas rarezas cinematográficas, las cuales, cuando por fin decides visionarlas, requieren de una ambientación ad hoc y la compañía o soledad correcta, so pena de estropearlas o no aprovechar esas gotas de magia tan difíciles de encontrar en el cine actual. Por poner un ejemplo esclarecedor, no creo que a nadie se le ocurra ver “Saw 34” en la cocina, delante de unas pastas y junto a sus queridos abuelos, ni que haya personas tan extrañas que congreguen a toda la familia una tarde de verano para disfrutar de “2001, una odisea del espacio”.

Sin embargo, aunque estemos sobre aviso y hayamos aprendido de otros fiascos, ocurre que existen obras de arte que exigen todavía algo más de nosotros. Algo tan etéreo y espiritual como el propio alma y que, si se da el caso, y nos ha abandonado para siempre, ya nunca podremos apreciar en su justa medida.

De todos modos os contaré el secreto.

Quizás no debiera hacerlo.

Puede que no sirva de mucho.

Sin embargo, necesito contároslo y necesito hacerlo ahora.

Escuchadme bien porque ahí va y no lo repetiré:

“Nunca dejéis de ser niños”.

La Noche Del Cazador - The Night Of The Hunter - 1955Porque solo los niños pequeños y grandes poseen el espíritu necesario para sentir y absorber la esencia de películas como “La noche del cazador” (1955). Ya lo decía Saint-Exupéry por boca de su pequeño príncipe: “Lo esencial es invisible a los ojos”. A los ojos de los adultos, diría yo…

Por ello, atended bien sino queréis perderos este delicioso relato y tratad esta película en particular como a un regalo extremadamente frágil. Para comenzar con buen pie, nunca la veáis a la luz del día. Debéis contemplarla desde la más absoluta oscuridad, mejor a partir de la medianoche, y con la extrema precaución con la que espiaríais el rostro de un terrible vampiro dormido. Porque al igual que para un vampiro, la luz del sol es perniciosa para “La noche del cazador”. Su naturaleza de pesadilla no sobreviviría a la luz de la razón, como no sobreviven los terrores nocturnos a la confrontación con el amanecer.

Una vez instalados adecuadamente, y solo entonces, podremos comenzar a deleitarnos con esta maravilla de noventa minutos convertida en un cuento de hadas gótico como pocos se han filmado. Todos los arquetipos presentes en nuestros cuentos de la infancia aparecen en esta obra que bebe de las más truculentas fuentes: Hansel y Gretel, el fanatismo religioso, la codicia, el miedo… Desde el terrible ogro, de nudillos tatuados, hasta el hada madrina y los inocentes niños, todos están retratados con maestría en esta fábula atemporal.

No esperéis una trama innovadora porque no la necesitáis. Tras cometer un atraco, un padre confía el botín a sus dos hijos pequeños, antes de ser detenido. Esperando su pronta ejecución, comparte celda con un muy oscuro predicador que escucha en sueños la historia del dinero… Comienza así una persecución tan fascinante como terrorífica, que cautiva sin descanso por la fuerza de sus imágenes y la potencia del relato. Un maravilloso cuento cinematográfico dotado de una capacidad hipnótica nunca superada. Este inquietante drama onírico no es solo un clásico fundamental e inimitable, además es posiblemente uno de los más perversos cuentos de hadas de la historia del cine.

La noche del cazador

Las imágenes poéticas de “La noche del cazador” se instalan directamente en tu alma y acuden a tu mente mientras suena la vieja melodía y la voz del predicador rasga la seguridad de tu hogar. Porque sabes que el bien necesita del mal así como el amor necesita del odio. En eso consiste el equilibrio. Contra la maldad perversa de Robert Mitchum encontramos la valerosa bondad de Lillian Gish. Aunque nunca sabremos si será suficiente…

Para terminar, permitidme hacer un escaso inciso. No voy a descubrir aquí a Charles Laughton. Quien quiera, o lo necesite, puede bucear en la red para constatar la enorme calidad de todos y cada uno de sus papeles en el cine clásico. Solo comentar que esta fue su primera y única experiencia detrás de las cámaras y todo por el rotundo fracaso al que crítica y público condenaron esta película. Como resultado de este terrible agravio “La noche del cazador” se convirtió en una bellísima excepción que con el paso del tiempo ha ido ganando adeptos hasta colocarla en el lugar que realmente merecía. Las luces y las sombras de su fotografía, la magia de su banda sonora, los depuradísimos planos y las interpretaciones de un excepcional casting en permanente estado de gracia contribuyen a completar una delicada rareza no apta para todos los paladares.

Mentiría si no confesara que siempre he sentido curiosidad por las películas siniestras. Esas  pequeñas joyas que te acompañan en la noche y perturban tu sueño durante mucho tiempo. Es admirable el trabajo de algunos directores en ese terreno a la vez que es deplorable la cantidad de asquerosa bazofia que me he visto, y me veo obligado a visionar mientras busco un guión, una historia o una idea lo suficientemente original o bien filmada para que me quite el sueño o que, por lo menos, me inquiete.

Pues bien, con esta película el director, el brillantísimo actor inglés Sir Charles Laughton, consigue la excelencia.

Laughton consiguió filmar el miedo.

Redacción: Alberto R. Polanco

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.