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Título: Mandela: Del mito al hombre (Mandela: Long Walk of Freedom)
Director: Justin Chadwick
Guión: William Nicholson (Autobiografía: Nelson Mandela)
Reparto: Idris Elba, Naomie Harris, Tony Kgoroge, Riaad Moosa, Jamie Bartlett, Lindiwe Matshikiza, Terry Pheto, Deon Lotz, Mark Elderkin, Michelle Scott
Duración: 139 minutos
Año: 2013
País: EE.UU.
Música: Alex Heffes / U2
Fotografía: Lol Crawley
Género: Biotopic. Drama.
Productora: Coproducción Sudáfrica-Reino Unido; Pathé / Distant Horizon / Film Afrika Worldwide
Distribuidora: Warner Bros. Pictures Spain
A partir de ahora, quien se atreva a decir que el único Mandela del cine es Morgan Freeman tendrá que cerrar el pico y sucumbir ante los placeres de la excelente y soberbia interpretación con la que Idris Elba (“Pacific Rim”, «Thor: El Mundo Oscuro»), a pesar de no parecerse ni en el blanco de los ojos, realiza de forma magistral de uno de los hombres más emblemáticos del siglo XX y XXI. Un enorme Idris Elba derriba el muro que supone que el físico ha de ser una baza importante para interpretar a alguien de semejantes cualidades. A partir de ya, Madiba solo habrá uno y lleva la marca registrada de Russell “Stringer” Bell.
Sin embargo, no podemos obviar la otra magnífica y brillante interpretación con la que nos deleita la actriz de origen británico Naomie Harris (“Skyfall”, 2012). A la artista le pasa lo mismo, pese a no parecerse absolutamente en nada a la que una vez fue mujer de Mandela, regala al espectador una interpretación llena de sutilezas que va de menos a más. Harris es la mejor y única posible pareja de baile de Elba.
Biopic total y absolutamente al uso. No aporta nada nuevo a este tipo de películas ‘basadas en la vida de…’ pero, al menos, de lo que no peca es de hacerle demasiado la rosca al personaje en cuestión. El Mandela que nos presentan no es para nada perfecto y, en efecto, tuvo que mancharse las manos de sangre (justificada o no la causa por supuestísimo) para conseguir sus objetivos. También nos muestran, en el primer tramo de metraje, a un hombre lujurioso y seductor al que le cuesta encauzar su vida familiar con su primogénito y su primera mujer. Y, como no, todo esto se agradece viniendo de alguien que pensábamos no podría bajar nunca del privilegiado lugar alcanzado en lo más alto del Olimpo de personajes históricos y universales. Parece mentira que, por una vez, el subtítulo español “Mandela: del mito al hombre” sacado a la remanguillé (la traducción del original sería “Mandela: largo camino a la libertad”) le venga como anillo al dedo.
Nadie es perfecto, ni siquiera Mandela, pero lo que sí fue es alguien que luchó y nunca se rindió por las causas en las que creía. Justicia, derechos y libertad suenan mucho en un filme que puede hacerse pesado en ocasiones y que, seguramente, no cuenta ni la mitad de los logros que alcanzó este mito hecho persona y, aunque se nota demasiado el poco ahondamiento en el por qué de los cambios ideológicos, lo que sí logra la historia es acercarnos un poco al hombre que consiguió la libertad de todo un pueblo a partir del perdón.
Y lo dicho, interpretaciones que, desde ya, forman parte de la historia del cine.
Crítica: Antonio Garrido
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