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Título: La imagen perdida (L’image manquante)
Director: Rithy Panh
Guión: Rithy Panh
Duración: 90 minutos
Año: 2013
País: Camboya
Música: Marc Marder
Género: Documental bélico
Productora: Co-producción Camboya-Francia; Catherine Dussart Productions (CDP) / Arte France / Bophana Production
Distribuidora: A Abordar Casa de Películas
“La imagen perdida” aborda mediante la recreación artística el horror de la guerra en Camboya durante los años 70 y la posterior intervención de los Jemeres Rojos en el país, constituyendo una dictadura comunista basada en los campos de trabajo y de exterminio y el horror de los mismos entre 1975 y 1979.
La obra pretende profundizar en la investigación de los hechos constituidos a través de la reconstrucción de lo sucedido mediante el arte, contestando a la obviedad de la falta de documentos gráficos que constituyan la otra versión de la historia, la de los afectados.
Como es natural en este tipo de hechos, la obra documental debe partir de las imágenes propagandísticas como películas realizadas por el ejército y los mandatarios de los Jemeres Rojos, y recreada a partir de testimonios de los supervivientes, en una obra que perfectamente integra todas las partes.
La obra intercala por tanto la historia recreada (a modo de esculturas semi figurativas) mezclándolas con un preciso y contundente mensaje, narrado en primera persona y desde un punto de vista que intercala la objetividad y la sensibilidad exacta y precisa de quien ha sobrevivido a esta clase de hechos.
A su vez, la contundencia de esta narración viene dada por la demostración con los vídeos basados en la verdad de la otra parte; es decir, la solidez del testimonio narrador demuestra su veracidad en contraposición con los vídeos propagandísticos.
Pero el autentico grueso de la obra reside en la forma artística – plástica de interpretar tanto el escenario como sus personajes; las figuras, primitivas, pero naturalistas y figurativas, adquieren un gran valor expresivo basado en la realización de cuerpos muy rígidos y lineales pero que se van tornando expresivos como el Grito de Munch según la historia se torna más y más trágica.
Los escenarios de maquetas combinados con elaborados trucos visuales (integración de imagen fotográfica y audiovisual de la época) hacen de esta una pieza bella que mediante la sencillez del arte logra transmitir el mensaje de la imagen que se busca, aquella que no fue reflejada en su momento, la de la otra cara de la moneda, las victimas, de modo que el espectador logre emocionarse como si lo viera con la autentica realidad y dar una veracidad completa a lo que transmite.
En definitiva es una obra documental que pretende lo que resuelve, aunando arte en su forma más pura con un laborioso estudio para transmitir de una forma veraz la realidad de una época y un país, no se centra en la emoción rápida del espectador habituado a películas que narren hechos de este tipo sino hacer que pueda integrarse en una historia en las que las víctimas fueron todos y que por desgracia podría sufrir cualquiera.
Como todo elemento audiovisual de este tipo, la temática y los hechos son dignos de recordar y no olvidar.
Redacción: Covadonga del Toro
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