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Título: La Gran Revancha (Grudge Match)
Director: Peter Segal
Guión: Doug Ellin, Tim Kelleher, Bill Gerber
Reparto: Robert De Niro, Sylvester Stallone, Kevin Hart, Alan Arkin, Kim Basinger, Jon Bernthal, Judd Lormand, Han Soto, Nicole Andrews, LL Cool J.
Duración: 113 minutos
Año: 2013
País: EE.UU.
Música: Trevor Rabin
Género: Comedia dramática. Deportes.
Productora: Warner Bros. Pictures / Callahan Filmworks / Gerber Pictures
Distribuidora: Warner Bros. Pictures Spain
Si hace 25 años me dicen que vería a Rambo, Al Capone y la jamona de 9 semanas y media juntos en la misma película me hubiera descojonado en la cara de quien me lo hubiera dicho, pero mira tú que ahora nos encontramos con esta reunión de viejas (alguna muy vieja) estrellas de las que Sly se está convirtiendo en el santo patrón. Si además de tener a dos ganadores de Oscar y un nominado –Si, Stallone estuvo nominado al Oscar– le añadimos al deslenguado abuelo de “Pequeña Miss Sunshine”, también galardonado con un Oscar, nos damos cuenta de que la coña lo mismo tiene algo de interés. Si esperabas que comenzara comentando la reunión de Rocky y Jake La Mota, estás muuuuy equivocado.
Razor (Sylvester Stallone) y Kid (Robert De Niro) son dos viejos púgiles, y lo de viejos es literal ya que ambos sobrepasan los 65, que 30 años antes se enfrentaron en dos ocasiones en las que cada uno ganó al otro. Antes de celebrarse el combate de desempate Razor se retiró, algo que se le ha quedado clavado a Kid durante todos estos años. Ahora Razor está sin un duro y decide enfrentarse a su viejo rival, quien un día le apartó de su chica, Kim Basinger. Ayudado por su viejo entrenador, Alan Arkin, Razor decide que es el momento de la revancha.
Stallone con sus «Mercenarios» se está asegurando una vejez de bonanza porque no son pocos los que querían ver la reunión de los viejos ídolos ochenteros. Si sus películas ya no cuentan con el gancho (chiste pugilístico lamentable) de antes, sí que cuentan con el morbillo de ver en la misma pantalla a esas estrellas que en años pasados hubiera sido imposible reunir. De hecho yo estoy que me muero por ver “Los mercenarios 3” con Sly, Chuache, Mel Gibson, Harrison Ford (en los 80 ya con esto lo hubiera petado), nuestro Antoñito Banderas y Wesley Snipes. Pero sueños lúbricos aparte, Sly se ha dado cuenta de que no sólo en su saga mercenaria podría reunir a estos gigantes venidos a menos y si su versión geriátrica de la saga Rambo funciona, ¿por qué no hacerlo también con “Tango y Cash” y “Rocky”?, así que en el espacio de unos meses puso en pie “Plan de escape”, con Chuache y el film que nos ocupa.
Estaba claro que tendría que reclutar al otro gran icono del boxeo en la gran pantalla para retomar el boxeo en pantalla y este no es otro que Robert De Niro, con quien Stallone ya trabajó en “Copland” (1997). En aquella época un Sly que quería cambiar su imagen y abandonó su musculosa figura ganando sus buenos kilos. Aquello no funcionó y el semental italiano volvió por sus fueros. La relación entre ambos fue buena y ahora, en esta nueva aventura, se nota que ambos lo han disfrutado. Ahora se ha dado la vuelta a la situación y es De Niro el que está fondón mientras Stallone sigue, aunque ya con colganderas, con sus músculos. Para dar lustre al productor se ha tirado de dos ganadores de Oscar más, Kim Basinger para ser la chica de la historia y a Alan Arkin para ser el entrenador viejuno de Razor. También hay hijos (y nietos) perdidos, pero no cuento más, que aunque no me voy a cargar la historia, quiero que haya un poco de sorpresa.
Vamos a decirlo ya, no estamos ante unos dramas como los que en su momento les valieron una nominación y un Oscar a Stallone y De Niro respectivamente. De hecho no estamos ante una comedia de Billy Wilder o Blake Edwards, aunque con Basinger por ahí, podría indicar eso. De hecho es una comedia muy ochentera, de nuevo. Nada que ver con la comedia ¿gamberra? de hoy día. No hay nada especialmente destacable en el film, sinceramente. La historia incluso remeda la del último episodio del boxeador de Philadelphia, al ser el detonante de la historia un videojuego.
¿Qué es lo que interesa entonces?, pues si, el morbillo Rocky Balboa/Jake LaMota, aunque los personajes que interpretan Sly y DeNiro, salvo los evidentes homenajes parodia, nada tienen que ver. Pero a diferencia de la nueva comedia americana, los personajes se van desarrollando, de forma harto previsible, de acuerdo, pero se desarrollan. Además los piques entre ambos y el entrenador de Razor/Stallone interpretado por Alan Arkin, viejuno y deslenguado, son lo que van haciendo interesante y divertida una historia que no pretende cambiar la historia del cine, sino hacernos pasar un buen rato.
Lo negativo sin embargo, aparte de la falta de pretensiones del director, quien desprecia hacer una planificación cuidada en función de la improvisación, algo que no siempre termina de funcionar, es sin duda el desperdicio de Kim Basinger. La mujer está a sus 60 tacazos impresionante y parece que sólo por eso esté en la película, porque, sinceramente, otra actriz cualquiera podría haber hecho ese papel… como la Michelle Pfeiffer de “Malavita” o “Sombras tenebrosas”, que sigue poniendo su aún increíble belleza al servicio del más absoluto vacío en cuanto al personaje.
Ya sé que no es una película excepcional, pero se nota que todo el mundo se lo ha pasado bien haciéndola y eso se transmite al espectador. Yo que la he visto en una sala llena de críticos he oído muchas y muy sonoras carcajadas. Tal y como está la cosa a día de hoy, mucho es. Un 6, muy merecido. Ah, y por favor, que nadie se vaya en cuanto empiecen los títulos de crédito, porque hay un par de chistes por ahí, el último de ellos, épico para todos aquellos que le guste el deporte.
Crítica: Juan Pablo Pérez Padial
¿Quién ganará?
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