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“El silencio de los corderos” (1991)
Clarice Starling (Jodie Foster) es una joven y brillante estudiante del FBI, que tiene como misión sacar toda la información posible sobre los asesinatos del psicópata conocido como “Buffalo Bill” a un antiguo colaborador de la agencia. Se trata del brillante Psiquiatra Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), que ahora se encuentra recluido por comerse a una serie de personas. A Starling se le ha enviado porque se sospecha que hay una relación entre ambos psicópatas y su perfil psicológico parece ser lo suficientemente fuerte como para entablar un juego de tú a tú con la perversa mente de Lecter. Lo que no sospecha el FBI es que la relación entre Lecter y Starling se estrecharía tanto.
La semana pasada vimos cómo la película de Michael Mann “Hunter” (1986) fracasó en taquilla. Su productor, Dino De Laurentiis, quien había comprado los derechos de toda la saga, se desentendió de ella. Los cedió a un actor interesado en ser Lecter: Gene Hackman. El actor vio las posibilidades del personaje y quería dirigir la película e interpretarlo. Hackman pasaba una época en la que su estrella estaba en declive y se planteaba el hacer más producciones del tipo de Superman, donde en apenas un par de semanas de trabajo, seguían teniendo sus buenos dividendos, seguía en el candelero y la responsabilidad del éxito o fracaso no recae en sus hombros, además de que el papel de villano es muy agradecido, porque los espectadores suelen recordar a los grandes villanos por encima de los héroes. Su oferta estaba respaldada por un pequeño estudio muy prolífico en los 80, Orion Pictures. Este estudio era el responsable de todas las películas de los 80 de Woody Allen, de «Amadeus», de Terminator, de la saga Robocop, «Bailando con lobos», «Platoon«… Los problemas comenzaron cuando Hackman empezó a analizar fríamente todo el proyecto y se dio cuenta de lo escabroso y violento que era, así que finalmente se desentendió de la película y el personaje. El estudio, que tenía los derechos ya comparados para adaptar esta novela, contactó entonces con el director Jonathan Demme quien acababa de tener un éxito a pequeña escala con la compañía, “Casada con todos” (1988). La película era más bien tonta, pero si a Warner le funcionó poner al director de “Bitelchus” (1987) como director de “Batman” (1989), ¿Por qué no iba a funcionarle a los de Orion? De todas formas, Demme ya había tenido sus contactos con el thriller en, por ejemplo, “El eslabón del Niágara” (1979).
Originalemente Starling iba a ser interpretada por Michelle Pfeiffer, con quien el director ya había trabajado en “Casada con todos”, pero ella también sentía que el proyecto iba a ser demasiado violento. Finalmente se contrató al excelente intérprete, aunque parcialmente desconocido Anthony Hopkins para poner cara al caníbal y a la ex niña prodigio Jodie Foster como Clarice. Es curioso, pero cuando a Jodie Foster, que acababa de ganar el Oscar a mejor actriz de reparto por “Acusados” (1988), se le preguntó que cómo era su personaje, esta respondió, “bueno, ya sabes es de esos por los que no te dan un Oscar”. No podía estar más equivocada, ya que “El silencio de los corderos” es una de las tres películas junto a “Sucedió una noche” (1934) y “Alguien voló sobre el nido del cuco” (1976) que se han llevado los cinco premios gordos, esto es: película, director, actor principal, actriz principal y guionista.
El film basado en la segunda novela de Harris está encuadrado dentro del género de terror/suspense, pero a la antigua usanza, con una elaborada atmósfera y profusión de imágenes y situaciones insanas, aunque no escatima en algunos muy bien llevados sustos y golpes de efecto.
La ambientación es de hecho, una pieza fundamental en el engranaje del film. Los oscuros decorados, los plomizos cielos y el tono gris de todo el conjunto consiguen meterte en situación. Deliberadamente se omitieron los colores claros y llamativos. Por poner un ejemplo, se evitó el color naranja de los presos en EEUU, para que Hannibal Lecter luciera ese traje azul.
El guión es también está perfectamente encajado. Eso sí, hay que creerse que el FBI envíe a una estudiante a lidiar con un peligroso psicópata. Si no eres de los que buscan el realismo absoluto, entonces déjate llevar por un carrusel de lo macabro, donde Ted Tally sabe ir dando la información necesaria en el momento justo.
No es necesario que comente la labor de los actores, ya que tanto Jodie Foster como Anthony Hopkins están superlativos, de hecho son ellos los que salvan a la película de la mediocridad, ya que el intrascendente Demme les dio libertad para crear. De esta improvisación nacieron la incómoda conversación en que Lecter se burla del acento de Starling y el famoso y desagradable ruido que sale de la boca de Hopkins tras decir que “comió su higado con un buen Chianti”. Esto salió de una broma del actor y gustó tanto que Demme lo dejó. Afortunadamente se hizo icónico.
También destacable es la presencia de Ted Levine como el psicópata Buffalo Bill. Su composición afectada y perturbadora da el punto extato de locura al film, con el momento del baile desnudo, como punto fuerte. Esto sería copiado en “El dragón rojo” sin conseguir el mismo efecto.
En cuanto a la dirección a mi Demme nunca me ha parecido un gran director. Es un artesano impersonal que aquí supo aprovechar el talento de todo el equipo que le rodeaba. Quizá el mayor acierto fue el retomar la idea de Francis Ford Coppola en “El Padrino” (1972) de ofrecer dos acciones simultaneas al final, porque en el guión original todo era lineal y quedaba un final sin fuerza y desdibujado. Aun así, sigo sin ver a un director potente.
“El silencio de los corderos” es un atmosférico thriller de serie B que gracias a un equipo en estado de gracia supo romper esquemas, pero sin duda está sobrevalorado. La sorpresa que supuso la fantástica creación de los actores y ese guión perfectamente ajustado conjuntamente con los Oscars ganados, impiden ver lo tramposo de la trama y la dirección no puede evitar caer en algún momento plomizo.
Dicho esto sólo me falta poner nota: un 7 para un gran clásico que también fue una gran negocio, ya que con 20 millones de dólares de presupuesto recaudó la friolera de 130 en EEUU y otros 145 en el resto del mundo.
Título original: The Silence of the Lambs
Reparto: Jodie Foster (Clarice Starling), Anthony Hopkins (Dr. Hannibal Lecter), Scott Glenn (Jack Crowford), Ted Levine (Buffalo Bill), Anthony Heald (Dr. Frederick Chilton)
Director: Jonathan Demme
Guión: Ted Tally (Novela: Thomas Harris)
Productora: Orion Pictures
Música: Howard Shore
Presupuesto: 19 millones de dólares (sin ajustar)
Taquilla: más de 272 millones de dólares (sin ajustar)
Redacción: Juan Pablo Pérez Padial
Hola Maria Jose, quisiera consultarte algunos puntos que hacen a los guiones y de los personajes en el cine, pasa es que vengo pensando y veo que en las pelis de accion cada vez se notan escenas mas sangrientas y perturbadoras, y el protagonismo las asumen cada dia en mayor numero las Mujeres; y me parece muy bien ese aspecto; ahora; del porque solo siempre es el hombre el que hace de villano y en el cual son muertos de manera cruel ya sea con armas de fuego, espadas o de otra manera en manos de las protagonistas, sin embargo las mujeres que hacen de villanas son muy contados en relacion al creciente protagonismo de las mujeres como heroinas; y normalmente no existen escenas donde las pocas villanas mueran de manera sangrienta como lo hacen los villanos; en manos ya sean de protagonistas masculinos o femeninos;ejemplo concreto de estas peliculas son: Angel de la muerte protagonizado por Zoe Bell, la misma Jodie Foster, Bill Kill donde solo 3 mujeres son las villanas; una sobrevive, la otra muere por unos clavos al costado de la cabeza, y una sola la que muere casi decapitada, sin embargo en esa misma peli, son decenas los hombres que mueren descuartizados por la espada de Uma Thurman la protagonista;Inframundo; donde las bestias tienen solo cuerpo de hombres y ninguna de mujeres, las zagas de Resident Evil, todas las zagas de Dulce Venganza donde las protagonistas se vengan de sus violadores en escenas explicitas donde los mutilan y torturan, (me pregunto, porque sera que no se hagan pelis similares pero donde un hombre se pueda vengar de sus extorsionadoras y las falsas acusadoras de maltratos o de violacion, o de las que maltratan, abusan y matan a niños, como el caso de Lyam Fee el niñito que torturado y abusado por Rachel y Nyomi Fee y nunca fue llevado al cine), se podrian hacer pelis en base a ese hecho donde tambien se torturen y mutiles a las malas mujeres; y la mayoria de las pelis en donde las pocas,reitero villanas no mueren de manera sangrienta y perturbadora como si los villanos, y en el silencio de los inocentes 2, no hubo ninguna escena de alguna villana atacada y cercenada por los jabalies:Ahora mi pregunta es Maria Jose, se habla tanto de buscar la equidad en el cine dando mayor protagonismo a las Mujeres, y como dije me parece muy bien eso; Pero de que igualdad se habla si existe un tremendo sexismo al incluir en escenas solo a los hombres como los villanos que mueren de manera sangrienta; me pregunto; eso es Igualdad?, acaso no es sexismo que solo un genero en las pelis sean siempre los villanos?, mientras tenga esa duda no le voy a dar nunca la razon a esta politica absurda de la supuesta igualdad de que se habla en el cine; saludos Maria Jose, y exitos en todos tus emprendimientos.
Es interesante lo que me mencionas, pero he de decir que yo no escribí el artículo, sino un compañero: Juan Pablo. Lo que yo te puedo contestar en que ya no es sólo que pase eso en el cine, pero es que sería extraño que una muerte de ese calibre estuviera destinada a una mujer, cuando hay pocas mujeres que son villanas, por así decirlo. Mencionas Kill Bill, pues ahí también mueren mujeres que son «malas de la película», de forma un tanto diferente, le cortan media cabeza al personaje de Lucy Liu.
La mitad de las veces, cuando una mujer es mala en una película, tiene detrás a un hombre que es aún peor, y ella en la recta final pasa desapercibida en pos de ese más malo, así que no sé que más decirte. De cierta forma te has contestado tu sólo en tu extensa reflexión.
Un saludo,
María José.