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Título: Foxfire; confesiones de una banda de chicas
Dirección: Laurent Cantet
Guión: Laurent Cantet (Novela: Joyce Carol Oates)
Reparto: Raven Adamson, Katie Coseni, Madeleine Bisson, Claire Mazerolle, Rachael Nyhuus, Paige Moyles, Lindsay Rolland-Mills, Alexandria Ferguson, Chelsee Livingston, Tamara Hope, Rick Roberts, Briony Glassco
Duración: 143 minutos
Año: 2012
País: Francia
Música: Thomas Jamois
Fotografía: Pierre Milon
Género: Drama
Productora: Foxfire Productions / Haut et Court / Memento Films International / The Film Farm
Distribuidora: Golem Distribución
Competidora en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y ganadora del premio a la mejor actriz para Katie Coseni, “Foxfire; confesiones de una banda de chicas” fue generalmente maltratada por la crítica profesional. Su director, el mítico realizador francés Laurent Cantet, adapta para esta película la novela “Puro Fuego: confesiones de una banda de chicas” de Joyce Carol Oates.
La acción se sitúa en Nueva York, 1953. Un grupo de chicas adolescentes se niegan a ser sometidas a una sociedad que las ata y las anula como seres humanos, esperando su silencio y sumisión al sistema. Formarán la sociedad secreta femenina «Foxfire«, que tiene como lema vivir bajo sus propias leyes y reglas para siempre. Pese a que todo empieza como una locura de juventud, poco a poco se vuelve peligroso y serio a medida que la banda crece en número y poder.
¡Alerta! ¡Lector/a, no se deje llevar por la sinopsis! «Foxfire« es como el perro del hortelano: ni come ni deja comer. Es cine neutro, largo y cansino. Pese a un buen material de base (la novela de Joyce Carol Oates), un buen arranque y una ambientación y diseño de producción muy cuidadas al detalle (potenciadas por la fotografía de Pierre Milon), la película del francés Cantet acaba por resultar una amalgama de temas vistos de refilón sin profundizar en ninguno de ellos.
Resulta paradójica, pues la excesiva duración de la cinta: se planea la superficie de muchos conflictos (como las relaciones homosexuales, el racismo) sin entrar de lleno en ellos, y se invierte demasiado tiempo en no hacerlo. De entre sus muchos defectos, el que más me enerva es el retrato que Cantet hace del género masculino. Según «Foxfire« el hombre es una figura plana y sin ninguna arista (aunque tampoco hay una evolución de los personajes femeninos pese a pasar por la cárcel y sufrir un intento de violación), casi un animal, un ser degenerado e irrazonable. Entiendo que es crucial para intentar que sintamos empatía por sus personajes (la banda), pero ni así lo consigue.
Tampoco es fácil entrever el mensaje que plantea mandar Cantet con esta película. ¿Es simplemente cine de época o busca mostrar la pérdida de inocencia de sus protagonistas? ¿No te fíes de los hombres? Al final, todo queda como el diario de una quinceañera, y el tufo a telefilme obliga al público a abandonar la sala. 143 minutos perdidos en una sala a oscuras con un montón de desconocidos (tanto en la pantalla como en las butacas colindantes). Cine de una calidad tan mediocre que no permite disfrutar de sus evidentes fallos (véase “Sharknado”) ni emocionarse con sus bellos momentos. Ni come, ni deja comer.
Lo mejor: la ambientación, la fotografía, el arranque. Lo peor: su excesiva duración, su mensaje diluido.
Crítica: Pol Llongueras
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