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Hace un par de semanas se estrenó la excepcional “La vida de Adèle” y hay que mencionar los buenos resultados que está teniendo a pesar de haberse estrenado tan sólo en un puñado de pantallas, sólo 50 en toda España. Es su segunda semana recaudó 118.300€ que supone una caída nula del 4%. Acumulado 313.000€. Por poner un ejemplo, “El juego de Ender” ha caído en su segunda semana en los EEUU un 60%, con lo cual se demuestra el interés de la audiencia por la última Palma de Oro.
Para apoyar este ritmo, desde Pandora Magazine vamos a publicar sendas entrevistas con la actriz protagonista Adéle Exarchopoulos y el director Abdellatif Kechiche.
Ambas son extensas y dada la experiencia que vivimos en la película, como se podrá ver, las preguntas son complejas. Los que estábamos allí queríamos saberlo todo. Adèle, un poco diva, contestaba con cierta apatía, pero con una gran profundidad y profesionalidad a pesar de tener tan sólo 19 años.
Pandora Magazine: ¿Te leíste el comic antes de aceptar la película?
Adèle Exarchopoulos: Pasé un casting como todo el mundo. Lo que me gustó mucho de la película fue el personaje de Adèle. Una vez hecho, ya leí el cómic. De todas formas, cuando lo hicimos, ya sabíamos que iba a ser una adaptación libre.
PM: Supongo que te lo habrá preguntado todo el mundo, pero ¿fue duro rodar esas escenas de sexo tan explícitas?
AE: ¡Si tu supieras todas la veces que me lo han preguntado!… Pero no. Es muy interesante, no era complicado. Para nada era lo más duro de la película. Formaba parte de la actuación y muchas veces era un placer.
PM: ¿Estás lo suficientemente enamorada del personaje como para enfrentarte a una secuela o temes encasillarte?
AE:La gente es la que te encasilla, pero tú no. Tú sigues. Si que estoy lista como para ello y quiero hacerlo de manera justa. La continuación será con ella con treinta años. Me gusta mucho la idea de que el personaje exista en la mente de la gente y retomarlo cuando tenga treinta años.
PM: ¿No te dio miedo un personaje tan intenso a nivel emocional?
AE: No, justamente fue una suerte, a veces fue difícil, pero me ayudó rodarlo en orden cronológico y Léa (Seydoux) me ayudó. Pero es verdad que para una actriz que pasa de la adolescencia hasta la madurez, con esta educación sentimental que supone, en un viaje inesperado.
PM: ¿Cómo afrontas la estrategia para vivir durante 5 meses esta intensidad?, ¿Cómo desconectas?
AE: Hay que descansar y darse pequeños placeres personales. Pero durante 5 meses la película te habita un poco. Lo que es curioso es que nunca veíamos el final. Tres semanas antes del final aún no sabíamos cuál sería el destino del personaje, con quién acabaría.
PM: ¿Cuál fue tu reacción la primera vez que viste la película?
AE: Es dura, porque no puedes se objetiva. Es algo muy personal para mí, ya que es una aventura humana que me ha aportado muchísimo y con la que he aprendido muchísimo. Creo que todos los actores cuando vamos al estreno decimos “mierda, no ha puesto esta escena en que había puesto tanto empeño cuando hacíamos la película” y después uno se da cuenta que el director ha hecho lo más adecuado para la película, por lo que le doy las gracias.
PM: ¿Cuál fue el proceso de comunicación con Abdellatif para llegar a ese mundo de intimidad tan intenso?
AE: Cuando tiene que trabajar con sus musas, sus actrices, siempre cultiva una especie de relación personal. Es alguien que te entiende, te comprende espiritualmente… Desde el principio ya estaba prevenida porque me dijo ”¿Te sientes capaz de representar todo lo que implica una pasión amorosa, estar desnuda etc?” A veces todo el mundo estaba de broma. En las escenas de sexo había dos cámaras y es molesto, pero también desacraliza la escena. De todas formas Abdell es un genio en Francia y dan ganas de darle todo. Él honra a las mujeres y a las actrices también.
PM: ¿Quedó algo en tí de un personaje tan intenso?
AE: Todos los recuerdos. Quizá es tan personal que no sé ponerle palabras.
PM: ¿Cómo fue su relación con Léa?
AE: Nos habíamos visto una vez antes del rodaje. La primera escena que rodamos juntas fue una de amor. Cuando te encuentras con alguien en pelotas el primer día, bueno, eso ayuda. Si no se pasa uno con esas convenciones de educación e hipocresía sólo tienes a dos mujeres a dos actrices cara a cara y con Léa nunca tuve que forzarlo. Ella fue como mi hermana mayor. Somos cómplices. Porque aunque somos amigas, somos dos actrices de edades diferentes, pero nos hemos ayudado mucho. A veces en los rodajes las relaciones son efímeras y con ella he ido de vacaciones. De echo la echo en falta.
PM: ¿Cuál fue la complicación de interpretar a un personaje tan complejo y con tal evolución?
AE: Precisamente la evolución. Desde el principio en el instituto hasta que llega a ser maestra. Fueron muy duras las escenas de maestra con los niños, ya que son muy espontáneos y salió cierta vena maternal, porque son tan monos tan ricos, que ante sus necesidades –la siesta, comidas…– una se queda descolocada.
PM:¿Qué relación hay entre tu personaje y el del cómic, ya que es una adaptación muy libre?
AE: No tiene nada que ver. El del cómic es mucho más pasional y está en el sufrimiento hasta el final.
PM: ¿Exigía más dramatización Abdell o naturalidad?
AE: Una pasión siempre es extrema. Es el juego de los extremos, así que tampoco hay que dramatizar en exceso. Por ejemplo cuando llorábamos, ya que no había maquillador en el rodaje, nadie venía a ponernos las lágrimas.
PM: ¿Una vez elegida, qué te llevó a aceptar este personaje?
AE: Porque es el mejor director de Francia. Por sus películas. Me encantan sus escenas de comer, son magníficas. Porque empieza con historias muy simples y acaba con cosas muy emocionantes y cosas que pueden suceder a todo el mundo. Honra a las mujeres y le gusta el color de los hombres en sus películas y siempre ha puesto de relieve a sus actrices, siempre han sido recompensadas. Sara Forestier y todas las que han rodado con él han tenido un despegue. Sabía que él me haría ir más allá de mis límites y eso es muy interesante.
PM: ¿Esperabas de alguna manera la repercusión que ha tenido la película, como ganadora de la Palma de Oro en Cannes, abanderada por los derechos gays y pro-matrimonio gay en Francia?
AE: No pensaba que la gente se fuera a adueñar de la película de maneras tan distintas, ni que la gente hablara tanto. Y sólo tengo 19 años, no me esperaba un éxito tan enorme.
PM: Spielberg os dio la Palma de Oro ¿Te imaginas trabajando en Hollywood?
AE: Pues no diría que no.
PM: Comentaba Léa que probablemente la escena más difícil fue la de la ruptura. En esas escenas previas a la ruptura, ¿Cómo se preparó psicológicamente?
AE: Sabíamos que sería una escena muy importante. Incluso en el cómic se ve. Es la destrucción de todo lo que habían compartido lo que en ese momento se ve. Había que representar una especie de derrumbe, pero aquí menos mal que estaba Léa, porque ella me puso en situación, ya que respiraba distinto, se dirigía a mí como nunca lo hacía antes… aunque lo más difícil fue el hacerse la inocente sabiendo que me iban a abofetear, que me iban a echar.
PM: Dicen que en el festival de Cannes te colaste en el primer pase de prensa para ver las reacciones, no sé si es verdad.
AE: La vi cuando me correspondía, ya que tenía que defenderla, pero no, no me colé en el pase de prensa. No hay que hacerle caso a los rumores, porque son muy dañinos.
PM: … Y hablando de rumores…
AE: (risas) Me preguntaba hace rato quién iba a preguntarlo y no me sorprende que seas tú.
PM: Bueno, pues eso, no hace falta que lo pregunte, porque lo ha hecho ya todo el mundo, ese rumor acerca de la pelea con el director…
AE: Es que ya se ha dicho todo. Es una aventura humana y en una aventura humana, como en una pasión, hay altos y bajos. Yo sólo me enfado con la gente que quiero. Se han dicho cosas también en la prensa que estaban muy deformadas y Abdell se lo ha tomado muy a pecho y nos dimos cuenta que era mejor lavar los trapos sucios en familia porque todo se había deformado. Yo no conocía a la prensa. Lo arreglamos entre adultos. Problema zanjado. Lo que pasa es que todo el mundo me lo recuerda.
PM: ¿Volverías a trabajar con él? ¿Hay algún nuevo proyecto conjunto?
AE: No, con él por el momento, no. Sería una fantasía volver a trabajar juntos y llevarla de la sombra a la luz, pero ambos necesitamos trabajar antes con otra gente. Quizá volvamos a trabajar más adelante. Abdell es muy complejo, a veces lo he pasado mal, me ha hecho sufrir, pero siempre me ha empujado hacia arriba. Tiene una pasión que lo devora todo, es muy imponente y a veces es difícil seguirle.
PM: ¿Es verdad que fue un rodaje muy duro porque él muy perfeccionista?
AE: Abdell hace muchas tomas y trabaja mucho el soltarte, porque de hecho un rodaje no dura 5 meses. Te da a su vez mucho espacio y mucho tiempo para que puedas sentir el placer, dejar tu imaginación libre, hacer propuestas y hacer improvisaciones. Al mismo tiempo estás esperando el momento mágico, el mejor, así que no te disfrazas, todo viene de las emociones. Hay que entregarse y a veces uno se dice ¿No me estoy entregando lo suficiente? Son cuestiones muy sanas y a veces uno se enfada con él y se dice, ¿Por qué tengo que estar rodando esta escena toda la noche?, pero sin embargo, a diferencia de otras personas, el nunca elige una toma en la que no estés bien, porque él hace películas sobre lo humano y se basa en los actores y a veces es difícil de llevar.
PM: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
AE: Voy a hacer una película con Sara Forestier que hace su primer largometraje como directora. Ella ya había trabajado, como actriz, con Abdellatif en “La escurridiza” y voy a hacer el papel de una chica joven tartamuda.
PM: Abdellatif dice que la polémica podría haber ensuciado a la película, pero parece que está siendo al contrario, que está llevando a mucha gente a los cines. ¿Para tí, como actriz, qué es más importante, que haya ido mucha gente al cine a ver la película o que la prensa pueda haber distorsionado la visión de la misma?
AE: Para mí lo más importante es ser honesta conmigo misma y saber la verdad.
PM: La película, en su título original, dice que son los capítulos 1 y 2 de la vida de Adèle. Como comentabas antes, probablemente en 10 años, habrá más capítulos, evidentemente ya no basada en el cómic. ¿Cómo ves a Adèle en 10 años?
AE: Prefiero que otros se adueñen del personaje, porque yo no estoy segura. La única cosa de la que estoy segura es que nunca olvidará a Emma, pero probablemente amará a otras personas, aunque todavía no lo sé y se enamorará de una forma distinta de un hombre o una mujer, no sé, pero tampoco me importa no saberlo. Pero de todas las relaciones se aprende. Vas llevando una pequeña mochila de un ex, de otro, de otro…
PM: Comentaba Léa que le gustaría trabajar con Pedro Almodóvar. ¿Habría algún director español con el que quisieras trabajar?
AE: Hubiera dicho lo mismo, ya que él también tiene una manera especial de filmar a las mujeres.
PM: ¿Tienes miedo de que un personaje tan fuerte condiciones tus próximos proyectos?
AE: Esto tiene que ver más con que la gente es un poco limitada y va a comparar. Ahora que voy a hacer la película con Sara Forestier que es de la misma familia de Abdell, quizá la gente lo considere un riesgo, aunque para mí es un punto fuerte. Ahora, que si me paro y tomo en serio lo que la gente dice, entonces tengo un mal punto de partida.
PM: ¿Por qué crees que Abdellatif se centra más en la relación con Emma y no tanto en la reacción social?
AE: Eso estaba filmado. Se ve algo en el instituto, pero luego se descartó. El por qué es cosa del director.
PM: ¿Has sentido emociones que no hubieras sentido por tu juventud, filmando la evolución de este personaje”
AE: Llegué a estar en estados anímicos que nunca había estado antes, sí. Es algo típico de Abdelle, que te empuja a situaciones que no habías estado antes.
PM: Me gusta la evolución del personaje no sólo anímicamente, sino también físicamente. ¿Cómo lo trabajaste?
AE: Estaba tan metida dentro que, las escenas como maestra por ejemplo, me resultaron muy duras. Pero sinceramente, no sabría decirte, me dejé llevar.
PM: Abdell elige situaciones no habituales como comer o dormir. ¿Cuál es tu reacción como actriz al leer esto en el guión?
AE: Esto ya está en todas sus películas. En el comedor decía “ponte a comer, que voy a rodar” en cuanto se separa de su compañero me decía “Te voy a llevar a McDonalds y vas a llorar comiendo una hamburguesa” para él la glotonería tiene una parte importante en sus películas porque dan ritmo y sentido a la vida. Por ejemplo puede ser un gozo o un refugio.
PM: ¿Te siguen gustando los Spaguettis?
AE: Si, pero sin embargo los Kebabs no. (risas) Desde la película no los he probado. Incluso cuando todo está cerrado y no queda nada más, no los como, porque hace escenas de comer las hace desde el principio hasta el final, desde que te traen el bocadillo hasta el final. Al principio decías “Que bien, Spaguettis”, pero luego estás harta, y la escena del Kebab en particular, era a las 8 de la mañana y comimos 6. Al final íbamos a vomitar tras la toma.
Entrevista y redacción: Juan Pablo Pérez Padial
Sinceramente, para que se hagan películas lésbicas como ésta prefiero que no se haga ninguna… porque mucho decir que visibilizan y normalizan pero parece que nadie ve que en realidad estamos en lo de siempre: las relaciones entre mujeres se convierten en objetos de morbo masculino y en escenitas degradantes de tetas y coños antes que en cualquier otra cosa, y eso es más un retroceso que un avance.
Soy lesbiana y estoy muy harta de escuchar tantas alabanzas absurdas a esta película que no es más que el desahogo pornográfico de las obsesiones de un director déspota. Fui a verla ilusionadísima porque el cómic me había encantado y tenía las esperanzas de encontrarme con algo igual de bueno o quizá mejor, pero no puedo expresar mi sorpresa al encontrarme tamaña basura… Quince minutos de porno lésbico completamente gratuito e injustificado que ensucian el resto del metraje y actúan a modo de llamada de atención desesperada (así como llamada a la recaudación, a la audiencia y a la crítica masculina) para disculpar tres horas insustanciales, desaprovechadas y vacías, con lo que podía haber dado de sí una temática inicial tan fantástica. El director sólo se preocupó de rodar tijeras y cunnilingus, no hay rastro de la profundidad de la novela gráfica, de su estética cautivante, de su buen gusto, de su sensibilidad, de su despliegue en cuanto a temas y motivos… sólo sexo explícito, poses ridículas y morbo facilón para arrastrar a la gente a verla y convertirla en vouyers.
Sin esas largas escenas de sexo la película habría ganado en dignidad y fuerza, precisamente es contraproducente a su causa este excesivo regodeo. En lugar de estas escenas (o de gran parte de ellas) se podría haber aprovechado metraje e incluir, por ejemplo, una escena de ataque homófobo de los que están tan tristemente vigentes en Francia u otros países europeos, eso sí contribuiría a una mayor sensibilización del público y no una escena como la de las tijeras con la que la película cae en el ridículo, se descalifica a sí misma y le da la razón a quienes afirman que es pornografía mostrada sólo con el propósito de excitar. ¿Cuál es la intención si no de regodearse de tal manera? ¿Si no vemos ocho orgasmos no entendemos la pasión entre ambas protagonistas? ¿O la “necesidad” de meter estos quince minutos de sexo salvaje era porque si no nadie aguantaría tres horas soporíferas viendo a una actriz con cara de empanada? Mucho más importante y vital para la trama era la escena suprimida en el montaje final de los padres de Adèle echándola de casa cuando la pillan en la cama con Emma, que en el cómic marca un punto de inflexión importantísimo en la vida de la protagonista y así debería haber sido igualmente en la película para entender mejor su desamparo y su soledad. ¿Por qué se suprimió entonces? ¿Para darle más minutos al sexo? Resulta incomprensible.
Me pregunto cómo es posible que nadie (o muy pocos) vean lo que es en realidad esta película: una fantasía pornográfica de un director heterosexual, basándose en un juicio apriorístico de cómo follan dos lesbianas que no es más que su propio deseo puesto en imágenes (y además tiránicamente, en plan “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo mientras babeo). De haber sido dos hombres los protagonistas (o un hombre y una mujer), el director jamás se habría recreado así en una escena sexual entre ellos y la película no habría sido tan brillante para los críticos. Si la pareja hubiera sido heterosexual y si el sexo, aunque realista, hubiera sido tratado de manera más sutil, de esta película ni se habla. Y mucho menos se la premia. Pero claro, a los críticos heterosexuales les ha gustado mucho y por eso ganó Cannes…
Por eso, lo que me escama de todo esto (aparte de que me es imposible simpatizar con un señor que ha hecho que sus actrices se sientan poco menos que abusadas…) es que el director ha reducido una historia compleja sobre el amor, la amistad, la intimidad… en una larguísima escena de sexo hecha desde el punto de vista de un observador masculino que reduce a las lesbianas y a las mujeres en general en objetos hipersexualizados cuyas prácticas sexuales deben ser aquellas que despiertan los deseos del público. Como siempre, se reduce a las mujeres (lesbianas o no) a lo mismo. Objetos. Objetos con los que vender, comerciar, excitar… objetos masturbatorios y poco más.
Esta película no hace ningún favor a la causa homosexual, más bien todo lo contrario.
Si me extiendo tanto y me expreso con tanta vehemencia es porque quiero que mi punto de vista (que es el de muchas lesbianas también) ayude a entender por qué tanta indignación justificada con esta película, por eso insisto en dar explicaciones de lo que considero que es un enfado lógico (el que también siente la propia autora del cómic) y no una pura histeria “porque sí”.
Recomiendo encarecidamente la lectura del cómic original para que cualquiera compruebe la diferencia por sí mismo en todo cuanto afirmo: claro que hay sexo, de hecho nadie niega la necesidad de que lo haya, pero está tratado de una manera completamente diferente: con buen gusto, sensibilidad y respeto. Son escenas estéticas y realistas, no tan facilonas, exageradas y burdas como en la película, donde la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola. La autora, Julie Maroh, también expresó su indignación al respecto. Conste, insisto, que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como “arte”. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual.
Tened por seguro que si Kechiche hubiera dirigido “Brokeback Mountain” o una historia de amor con dos hombres como protagonistas, ni de coña se habría recreado tanto. Es por este cúmulo de circunstancias por el que las lesbianas nos sentimos tan ofendidas: se nos reduce siempre a lo mismo, al mismo papel de objetos destinados a dar placer o morbo a la audiencia… Es curioso que las mayores alabanzas procedan, justamente, de hombres heterosexuales; las mujeres, heteros o lesbianas, la ponen bastante peor y son mucho más críticas. Será quizá porque la cosificación sexual de la mujer es algo tan enquistado en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, lo tenemos tan admitido, que ni se permite darle la vuelta cuando alguien lo cuestiona (y entonces, de hacerlo, se nos tacha de histéricas, mojigatas o estrechas de mente, como si confundiéramos “abiertos de mente” con “necesidad de mostrar sexo explícito”) y, como siempre, se visibiliza a las lesbianas sólo para la consecución del placer masculino; se las muestra como objetos sexuales en la pantalla con la hipócrita excusa de que es necesario ver esas escenas pornográficas para entender la vida de la protagonista. Y así, la vida de Adèle se queda reducida a “La vida sexual de Adèle”. Una película fácil, vulgar, pornográfica, con todo lo que podía haber dado de sí (no se dedica apenas atención a la lucha interior de la protagonista, a los conflictos con sus padres y amigas ni la solución a los mismos, no se incide en la necesidad de una mayor visibilización y normalización, etc.)… Creo sinceramente que Kechiche no quiso desarrollar con la misma extensión y profundidad ningún otro tema más que el sexual, disfrazando tal cantidad exagerada de escenas pornográficas bajo tres horas de “cine” y “arte”. El director parece que sólo se dirige a un público específico para que alabe su obra. Podía haber hecho una verdadera maravilla, pero se dejó cegar por el recurso más fácil y explícito. Es verdaderamente una lástima.
Hola Paula,
Acabo de terminar de ver la película y coincido en la mayoría de tus observaciones, me he quedado con ganas de ver el desenlace del conflicto con sus amigas y por supuesto, con sus padres, más aún al leerte que en el cómic original es sorprendida por ellos y obligada a irse de casa. Gracias a tu comentario compraré el cómic. A la película le sobra sexo y le falta sustancia, y que lo diga yo que soy un chico heterosexual.. Y sí, la actriz tiene cara de empanada, menos mal que la tenía grabada del plus y he podido pasar rápido algunas escenas.
¿Por qué tantas lesbianas estamos en contra de esta película? Aquí enumeramos las razones:
– Fomenta tópicos machistas y morbo gratuito.
– Vulgariza impunemente la maravillosa obra original, #Elazuleselcolormascalido, de #JulieMaroh, y la sexualiza convirtiéndola en basura.
– Reduce la imagen de las lesbianas a mera pornografía para hombres y la relación entre ellas a una frívola fantasía machista.
– Cosifica y explota a las actrices, #LeaSeydoux y #AdeleExarchopoulos, para hacer de ellas simples objetos masturbatorios.
– Ningunea todos los temas profundos del cómic original, así como su buen gusto y sensibilidad, sacrificando su importancia para centrarse únicamente en la explicitud de unas larguísimas escenas sexuales totalmente innecesarias para la trama.
– Intenta convencer al espectador de que estas escenas son imprescindibles para entender la vida de la protagonista, y en cambio no se regodea ni la décima parte con las escenas de cama heterosexuales (también supuestamente importantes para entender la vida de la protagonista y su evolución).
– Convierte la visibilización y normalización lésbica en puro morbo para voyeurs y pajilleros.
– #AbdelatifKechiche demuestra una total falta de respeto hacia la idea original concebida por la autora.
– Es una película mediocre premiada y alabada injustamente sólo por su reclamo sexual, sin el cual la historia no destaca por nada y habría pasado completamente desapercibida.
– Es ofensiva para las lesbianas, utilizadas una vez más para lo mismo de siempre: la consecución del placer masculino.
– Toma por idiota al espectador queriendo venderle una supuesta gran historia de amor que no es más que vulgar pornografía.
– Desaprovecha un fantástico material original y lo que podía haber sido una valiosa y memorable obra de referencia queda reducida al reclamo fácil y comercial.
– Todo lo anterior se corrobora también con las eróticas fotos promocionales y la sexualizada campaña de publicidad.
As pensado que tal vez las escenas de sexo pretenden mostrar que el sexo entre dos mujeres puede ser hermoso? y por amor? y no como algo sucio o por vicio como mucha gente ahun piensa? -Es ofensiba para las lesbianas (para las lesbianas no, para ti) utilizadas una vez mas para lo mismo de siempre: la consecución del placer masculino (Yo la he visto tan tranquilamente cenando ¿que placer?) Escribes una parrafada y todo tonterias,e s una buena pelicula corta el rollo de lesbiana feminista ofendida, que se llama la vida de Adele no la vida de una Lesbiana.
¡Ostras! Creo que eres la misma persona que comentó en mi blog en contra de la película de «La vida de Adèle» ya que allí tenía un link de esta entrevista y prácticamente hay párrafos similares a lo que pusiste allí.
La verdad es que tu opinión en tan válida como la de cualquiera, pero no creo que todo el mundo se tome esta película como una película de «coños y tetas», es algo más.
Un saludo.
Yo vi las escenas sexuales como un agregado mas a lo cotidiano de una relación, siento que el director capturo la simpleza de dos jovenes amantes, la manera en que muestra la personalidad de cada una es muy interesante, y lo que genera o logra la actriz que protagoniza adele es maravilloso por que logra encantarte con su torpeza y poca finez, a mi me gusto mucho, creo que lejos es la mejor pelicula lesbica que existe! y merece todo los meritos que se le otorgó