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Ficha técnica | Título: Hell or High Water. Director: David Mackenzie. Guion: Taylor Sheridan. Reparto: Chris Pine, Ben Foster, Jeff Bridges, Gil Birmingham, Dale Dickey, William Sterchi, Buck Taylor, Kristin Berge. Género: Suspense, Drama, Western. Duración: 102 minutos. Año: 2016. País: Estados Unidos. Fotografía: Giles Nuttgens. Música: Nick Cave, Warren Ellis. Productora: Film 44, Sidney Kimmel Entertainment, LBI Entertainment. Distribuidora: Vértigo Films España.
Tanner y Toby Howard son dos hermanos que viven en Texas y que se han propuesto atracar el mayor número de bancos de la zona en un breve periodo de tiempo. Pero ellos no son atracadores profesionales, uno es un ex convicto y el otro es un padre divorciado con dos hijos. Su objetivo es reunir la cantidad de dinero necesaria para no perder la granja familiar que el banco les reclama por impago, lo único que tienen y por lo que han luchado toda la vida. Eso sí, será una carrera a contrarreloj porque los Rangers de Texas, con el veterano Marcus Hamilton a la cabeza, están pisándoles los talones y no se darán por vencidos hasta atraparlos.
Sorprendentemente (al menos desde mi percepción) hoy paso a hablaros de una de las pelis que mejor valoración ha obtenido –de forma general– durante este 2016. A pesar de ser una cinta con un perfil de taquilla media, todo lo que he leído/oído acerca de ella han sido buenas palabras. Y me sorprende porque cuando la vi no se me pasó por la cabeza en ningún momento que acabara de ver una de las mejores películas del año. Cuestión de gustos, que se dice. Pero seguidamente explico qué me pareció a mí.
“Comanchería”, o “Hell or High Water” en su título original –¿qué nos pasa en este país con las traducciones?–, es la obra dirigida por el escocés David Mackenzie (quizá os suene medianamente por “Perfect Sense” del 2011 o “Spread” del 2009) que nos sitúa en una road movie muy texana que vive principalmente de sus actuaciones. Si en mi caso algo fue positivo al terminar el pase de prensa fueron las interpretaciones de los personajes principales, encarnados por Chris Pine (Toby Howard), Ben Foster (Tanner Howard), Jeff Bridges (Marcus Hamilton) y Gil Birmingham (Alberto Parker). No es un mal reparto, tampoco es la revelación del año, pero los cuatro cumplen muy sobradamente en los pantalones de sus personajes. Lo que da más vida al film.
Con ello no quiero desprestigiar el guion de Taylor Sheridan (al cual he visto bastante como actor pero es lo primero como guionista que veo), a pesar de ser muy simple y poco atrapante. No por ello pretendo dar a entender que simple es igual a peor, ni por asomo. Simplemente considero estar frente a un guion mediocre –entiéndase por su primera acepción en el diccionario, es decir de nivel medio– bien dirigido y apoyado por los aspectos técnicos e interpretativos.
Y es que “Comanchería” es agradable de ver; tiene buenos planos y la fotografía adecua mucho con lo que se quiere transmitir. Que por cierto es un trabajo de Giles Nuttgens –que ya trabajó en “Perfect Sense” junto al director de esta cinta–, muy acertado esta vez dando ese toque que para mí encaja tanto con el ambiente y el estilo de esta peli.
Seguramente leeréis muchas otras críticas que saben destacar todo aquello bien hecho o salvable del filme, pero yo no pretendo argumentaros apoyado en algo que no creo. Os transmito mi sensación de estar frente a una película bien hecha, entretenida, con algunos detalles notables y… poco más. Pero como digo, cuestión de gustos. ¿Es recomendable? Por supuesto. En 2016 habré visto el triple de estrenos de cine que solía ver en un año –en gran parte gracias a Pandora Magazine y @Cinefila_91— y no he visto nada que se parezca a “Comanchería” este mismo año y aunque puede gustaros más o menos siempre es bueno añadir diversidad a lo que solemos visionar. Añadiendo como es habitual la nota expresada en números, yo dejo aquí mi 7’5/10, que no creo que deje en mal lugar a ojos de nadie esta peli. No dudéis en comentar todos aquellos que queráis añadir algo sobre qué os parece el último trabajo de Mackenzie y cía.
Crítica: Dani Pereira
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