Crítica | «Borg McEnroe», un buen acercamiento a dos maneras distintas de vivir el tenis

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Ficha técnica | Título original: Borg vs. McEnroe. Dirección: Janus Metz Pedersen. Guión: Ronnie Sandahl. Dir. Fotografía: Niels Thastum. BSO: Vladislav Delay, Jonas Struck, Jon Ekstrand. Reparto: Shia LaBeouf, Sverrir Gudnason, Stellan Skarsgard, Tuva Novotny, Ian Blackman, Robert Emms, Scott Arthur II, David Bamber. Género: Biográfica, Drama. Duración: 108 mins.  Año: 2017. País: Dinamarca, Suecia, Finlandia. Producción: Tre Vänner Produktion AB, Danish Film Institute, Film i Väst. Distribución en España: A Contracorriente Films.

Con todavía solo 24 años, el tenista sueco Björn Borg había conseguido vencer cuatro campeonatos de Wimbledon consecutivos y tres Roland Garrós. Si se hacía con el quinto Wimbledon pasaría a la historia del deporte. Tres años menor, el estadounidense John McEnroe se postulaba como el único capaz de disputarle el trofeo y su trono en la clasificación. Ambos tenistas se convirtieron en rivales. Uno, calculador y perfeccionista; el otro, impulsivo y temperamental. El torneo de Wimbledon de 1980 fue un partido de tenis legendario donde ambos deportistas culminaron esa enemistad, en uno de los episodios más épicos del deporte.

Hacía cierto tiempo que no me veíais por aquí, pero a pesar vuestro he vuelto.  Después de un periodo apartado de los pases y el teclado, por fin he recuperado las horas necesarias para volver a escribir para vosotros, mis lectores (si es que hay alguno). Y qué mejor manera de retornar que con un biopic sobre deportistas. No soy muy –por no decir nada– seguidor del tenis, pero sí disfruto viéndolo de vez en cuando. Así que una película basada en la rivalidad, y concretamente uno de los partidos más importantes, entre dos de los mejores de la historia, me parecía un plan apetecible para retomar mis pseudocríticas.

El director Janus Metz Pedersen, que no creo que conozcáis, se ha puesto a los mandos de esta adaptación de una de las grandes historias del mundo de la raqueta. Junto al guión, simple pero efectivo a través de recurrentes flashbacks, de Ronnie Sandahl, estos caballeros han abordado una bonita y curiosa historia ofreciendo una cinta biográfica que… tampoco tiene mucho más. Aclaro, me gustó, no le veo fallos garrafales, como tampoco le veo nada especial. Es uno más, de los que disfrutas y luego a otra cosa. Está bien si no sabes mucho acerca de los hechos porque es interesante, pero se nota cierta falta de experiencia para sobresalir. No resulta fresco o innovador, que tampoco tiene la obligación de serlo, pero acaba quedando en un mar de aguas turbias. Ni frío ni caliente. Y el ritmo lo sufre a la mitad del metraje.

Aun así, consiguen hacer funcionar la maquinaria. La trama que aborda la rivalidad –y vidas personales– de las leyendas Björn Borg y John McEnroe. Buen acercamiento a dos maneras distintas de vivir el tenis, pero con similitudes en carácter. Ver ese reflejo de personalidades peculiares, vivencias, filosofías y distintos enfoques de vivir la pasión, es uno de los puntos fuertes del film.

Y para dar vida a los famosos deportistas tenemos a un gran par protagonista. Han sacado bastante bien y adelante su trabajo. El polémico pero talentoso Shia LaBeouf (McEnroe) y el más discreto pero eficaz Sverrir Gudnason (Borg). Dotan bastante bien de rarezas y fondo a los sustentos de esta historia, secundados por un reparto muy digno con nombres como Stellan Skarsgard (Lennart Bergelin), Tuva Novotny (Mariana Simionescu) o Ian Blackman (McEnroe padre).

Perdonad si no me explayo mucho esta vez, pero de verdad que no hay demasiado que añadir. Todos los apartados me parecen correctos –que no brillantes– pero nada más. Ni la fotografía luce, ni hay una gran ambientación de época, diseño, escenarios, ni banda sonora… Si algo os puedo resaltar, es la manera de grabar los partidos de tenis en sí. Sobretodo la final entre ambos protagonistas. Planos bien ejecutados y ángulos y velocidad adecuados para la tarea. El tercer acto me parece lo mejor, con diferencia, de la película, y aún así me dió la sensación de que juega fatal sus cartas con el momento más climático de todos. Así que incluso cuando brilla, no lo hace apenas.

Diré como conclusión que vale la pena verla. Sobretodo si os gusta este género, sois forofos del deporte o tenis en concreto, os interesa alguien del reparto en especial, o vais el día del espectador que entonces sí os saldrá a cuenta la inversión. Y de paso apoyáis a los partícipes, que confío en que este director, o también el guionista, pueden acabar dando algo interesante en años venideros.

Crítica: Dani Pereira

Imagenes proporcionadas por la distribuidora.

Sobre Dani Pereira

20 años, aficionado a todo lo que sea escribir, con vocación al cine, las series, los cómics, los videojuegos, la música y el baloncesto.