Carta a Robin Williams | Gracias, Robin Williams. Gracias.

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Yo, parafraseando a Ernie «Chip» Douglas (protagonista de la divertidísima e infravalorada “Un loco a domicilio), “soy el hijo bastardo de Dick Solomon”. Cuando era pequeño, mis padres regentaban un local cerca de la Estación de Sants de Barcelona, que se encontraba justo debajo del piso dónde vivíamos. El ‘Vell Lloc’ (este era el nombre del local) era un restaurante familiar que poco a poco se fue convirtiendo en lugar de peregrinaje para mucha gente del barrio, con todo lo que ello conllevaba: apertura temprana, cierre tardío, comidas a tutiplén.

El trabajo de mis padres me obligó a pasar muchas horas solo en casa durante tres años al final de los noventa, así que crecí acompañado de la televisión y millares de cintas de vídeo alquiladas en el videoclub más cercano a casa. Mi infancia consistía en colegio por la mañana, pasearme por el local un ratito para comer, subir a mirar la televisión y ver alguna película en VHS, bajar a merendar al restaurante, seguir con más películas, bajar a cenar al restaurante, y ir a la cama para repetir el ciclo hasta el fin de semana durante el cual devoraba todo producto audiovisual que se ponía a mi alcance.

Hay actores que, sin buscarlo ni pretenderlo, marcan toda una década y con ello a las generaciones consiguientes. No quiero menospreciar el trabajo de ningún interprete, pero si pienso en décadas y géneros, se me vienen a la cabeza unos nombres: en la acción, los 70 y los 80 fueron gobernados por Sylvester Stallone, Arnold Shwarzenegger y Bruce Willis, los 90 por Steven Seagal y Mel Gibson, los 2000 por Jason Statham (y de las viejas glorias que nunca se han ido); en el drama los 70’s, 80’s y 90’s por la cuadrilla magnífica: Robert de Niro, Al Pacino, Jack Nicholson y Paul Newman, los 2000 están siendo los años de gente como Leonardo DiCaprio, Daniel Day Lewis y Joaquin Phoenix; y en la comedia, los nombres Jack Lemmon y Walther Matthau (50’s y 60’s), Eddie Murphy (80’s) y ahijados de Judd Apatow como Jonah Hill, Steve Carrell, Will Ferrell, Seth Rogen o Jason Segel (2000) no deberían ser desconocidos para nadie que lea estas palabras. Y en los 90, el actor de comedia infantil por excelencia fue Robin Williams. Robin Williams fue mi segundo padre, marcando todas y cada una de esas tardes después del colegio.

Los tres mitos de mi infancia fueron el «corre Forrest, corre» que le espetaba la voz de Vicky Peña a un obediente Tom Hanks; Jurassic Park, que hizo a niños de los 80 y los 90 amar a los dinosaurios; y por último y más importante de todos, las películas de Robin Williams.

Con la muerte del actor chicaguense, fallece también una parte de mi infancia. Las redes sociales se llenarán de frases que él pronunció en sus películas más exitosas. ‘Oh Captain, my captain‘, ‘Your move, chief‘. Pero entre el postureo y la hipocresía del Universo de Twitter, también habrá gente como yo. Gente cuyas lágrimas de tristeza por la muerte de uno de nuestros más grandes mitos infantiles despierten la nostalgia e inunden su mente con los grandes momentos que pasó junto a la señora Doubtfire, al hombre Bicentenario, a Patch Adams, a Sean Maguire, al profesor Chiflado, a Alan Parrish y a Peter Pan. Citando la película de 2001 “Serendipity”, «los griegos no escribían necrológicas, sólo hacían una pregunta cuando moría un hombre: ‘¿tenía pasión?’. ¿Pasión? El alma de Robin Williams está encerrada en el brillar de sus ojos cuando interpreta a todos y cada uno de estos personajes. Y esto, además de definirle como un hombre fervientemente apasionado, es algo que ni su muerte temprana nos podrá arrebatar: es nuestro para siempre.

Gracias, Robin Williams. Gracias por una infancia feliz.

 Pol Llongueras

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.