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Título: Blue Jasmine
Director: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Reparto: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Peter Sarsgaard, Alden Ehrenreich, Sally Hawkins,Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Bobby Cannavale, Andrew Dice Clay, Max Casella,Tammy Blanchard
Duración: 98 minutos
Año: 2013
País: EE.UU.
Género: Drama/Comedia
Productora: Sony Pictures / Gravier Productions / Perdido Productions
Distribuidora: Warner Bros Pictures España
Crítica de Antonio Garrido:
Los últimos trabajos de Woody Allen, sobre todo los que tenían que ver con sus vacaciones europeas, eran pequeñas obras, pequeños entremeses que nos ha ido sirviendo. De esa lista sobresalen la brillante “Midnight in Paris” (2011) y la divertidísima “Si la Cosa Funciona” (2009). Pero lo que ahora nos ofrece el casi octogenario genio es una obra con mayúsculas, una excelente película con una interpretación igualmente excelente.
El nuevo filme de Allen se crea a partir de vaivenes narrativos. De la vida pobre en el San Francisco presente viajamos a la vida rica del New York del pasado. Todos los fragmentos tienen su tiempo y su ritmo justos. Allen construye y de construye una vida que refleja a través de los ojos del personaje interpretado por Cate Blanchett (“El Curioso Caso de Benjamin Button”, 2008). La monumental interpretación de la actriz se mueve entre extremos emocionales como si de la misma construcción narrativa de la película se tratara. Los vaivenes del personaje van del lloro a la sonrisa nerviosa pasando por estados casi de locura que acaban inevitablemente anclados al desarrollo de la historia.
Para muchos espectadores, el resto de sub-tramas que se elaboran a través de los personajes secundarios serán un simple acompañamiento para ver lo que realmente importa: cómo la Jasmine que da título a la película va a conseguir, o no, volver al estatus de princesita que se merece para así poder abandonar su nueva y odiada vida rodeada de perdedores. Pero no se lleven al engaño, el resto de sub-tramas funcionan como la seda, sobre todo la de la hermana, interpretada para una genial Sally Hawkins (“Submarine”, 2010) y por los también geniales novios de esta. Es el perfecto contrapunto tanto a nivel interpretativo con Cate Blanchett como a nivel de narrativo para ver las dos visiones de vidas muy distintas.
El director nos cuenta algo terriblemente dramático pero consiguiendo que en muchísimas ocasiones esbocemos una sonrisa ácida y amarga a través de pequeñas pizcas de momentos y/o situaciones realmente divertidas pero de las que, en el fondo sabemos, no deberíamos reírnos.
La obra más sólida del director neoyorquino desde “Match Point” (2005).
Crítica de Daniel Alvárez:
Desde la década de los 70, el señor Woody Allen, leyenda viva del cine, acude sin falta a la cita con su público ofreciéndonos una película al año. Tras una lustro pululando por diferentes capitales europeas (Londres, París, Roma…y Barcelona), en 2013 toca la costa oeste de los EEUU, y más concretamente San Francisco. Según dicen, la ciudad más bonita del país y la segunda más cinematográfica (después, como no, de su idolatrada Nueva York).
La historia que nos trae sigue la inconfundible línea de la extensa filmografía del director neoyorkino, un retrato de las relaciones, la mentira y las obsesiones de personaje inestable. Eso sí, en esta ocasión la historia está situada en un contexto tan actual como las estafas que llevaron a la gran crisis económica. Recurriendo a la figura de “el pez fuera del agua”, seguimos a Cate Blanchet en la piel de Jasmine, un papel hecho a medida, como la víctima de la alta sociedad caída en desgracia en el ambiente más sórdido que, como digo, la hermosa San Francisco puede ofrecer.
La película entrelaza la acción en el presente con las peripecias de la “pija” Jasmine tratando de rehacer su vida desde las situaciones más humillantes (convivir con las gentes humildes, buscar trabajos “indignos de su clase”, etc.) que contrasta con los flashback que muestran su vida anterior, llena de lujo y glamour con un marido estafador (un Alece Baldwin que se ha hecho fijo en los elencos de Allen) que engaña por igual a sus inversores y a su esposa.
Por otro lado está la relación de Jasmine con su hermana Ginger (Sally Hawkins) que actúa de antítesis de su personaje. Ginger representa la clase trabajadora, simple pero feliz que ha sido estafada por los grandes bancos y empresas fraudulentas y que pese a perderlo todo, trata de encontrar la felicidad en un cierto conformismo. Realmente, el mensaje que nos trasmite Allen de la crisis y la situación de las personas no es nada alentadora.
Pese a llamarse “Blue”, la película está inundada de los reflejos dorados del sol de San Francisco, captados gracias a la maestría de nuestro director de foto más internacional, Javier Aguirresarove. Como suele ocurrir con el Woody Allen de la última década, se entrelaza el humor con el drama, aunque esta vez sea el segundo el que gane la partida, con escenas de bastante calado emocional que recuerdan a “Match Point” (2005). Cate Blanchet cumple con creces con un papel exigente, con muy buenos momentos de progresiva locura, aunque no logra alcanzar la excelencia que podría ponerla definitivamente en la carrera por el Oscar.
En cualquier caso, las películas de Woody Allen son un género en sí mismo y están por encima de valoraciones globales. Todo el mundo sabe que va a ver y prácticamente nadie saldrá defraudado. En comparación con las anteriores, Allen se vuelve más dramático de lo normal, pero sin perder sus rasgos de identidad. No faltarán las melodías de jazz y los diálogos rápidos, nerviosos e inteligentes que esperamos poder seguir disfrutando todavía muchos años más.
Crítica: Antonio Garrido y Daniel Alvárez González
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