Título: Anna Karenina
Dirección: Joe Wright
Guión: Tom Stoppard
Reparto: Kelly Mc Donald, Aaron Johnson, Keira Knightley, Jude Law, Mathew Mcfadyen,
Emily Watson, Michelle Dockery, Olivia Williams, Domhnall Gleeson, Holly Grainger.
Género: Drama
País: Reino Unido, Francia
Duración: 129 minutos
Año: 2012
Con un Oscar bajo el brazo a mejor vestuario llega Anna Karenina, la nueva y atrevida versión de la épica novela de Tolstói que ya fue llevada al cine en 1935 por Clarence Brown, pero no se engañen, cualquier parecido con esa versión en mera coincidencia, ante nosotros se abre en este caso todo un increíble espectáculo teatral, literalmente.
Rusia, año 1874. La encorsetada sociedad Zarista disfruta de sus últimos años de gloria afrancesada y la preciosa Anna Karenina tiene lo que toda mujer rusa podría desear, está casada con Karenin, un importante funcionario al que ha dado un hijo, disfrutando de una posición social envidiable en San Petersburgo . Durante un viaje a Moscú conoce al encantador oficial de caballería Vronsky surgiendo una chispa mutua que ninguno de los dos ignorará y que resquebrajará el barniz de una sociedad obsesionada por las apariencias dando pie a las trágicas y románticas consecuencias que cambiarán su vida y la de quienes les rodean.
La historia es conocida, los hechos no parecen originales, pero esta obra te lleva a un universo casi onírico en el que la vida de la alta sociedad de San Petersburgo transcurre en el escenario perpetuo de un viejo teatro. Ese escenario se transforma mágicamente en diferentes ambientes, desde una carrera de caballos, a una pista de hielo, o un salón de baile, indicando con sus diferentes niveles la posición social de las personas que los frecuentan, por ejemplo el escenario con la aristocracia y las bambalinas el pueblo llano.
No podemos tampoco dejar de lado el vestuario increíble de esta película, mezcla de 1870 y la alta costura de 1950 aderezada con joyería de Channel, esta falta de recreacionismo da alas a la imaginación y pone al vestuario de esta película al nivel del resto de su exuberante y personal escenografía, que sin duda merece nuestra recomendación.
Redacción: Sara Shalchian T. Azaña
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