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En una localización envidiable dentro del antiguo Madrid, nos encontramos con la Paca. A priori puede parecernos un sitio más con ese encanto hipster del barrio Fuencarral – Malasaña, sin embargo, es un lugar lleno de sorpresas.
La noche del 22 de enero nos esperaba una de ellas. Un bar, una proyección y cervezas. De primeras un plan más o menos típico en un lugar común, sin embargo, La Paca nos ofreció mucho más.
El espacio es un lugar que aprecia el gusto por la decoración y el arte. Nada más entrar te das cuenta de ello. Objetos con vida pasada, retazos de otras historias propias y comunes nos ofrecen un ambiente cálido y acogedor nada más entrar.
La Paca es como digo, un lugar amplio pero muy cómodo, en muchos sentidos. Nos pudimos sentar nada más entrar, sin tener que esperar aun estando el local lleno. Se nota de ello que es un sitio con fama y que transmite lo mismo que yo percibí, te invita a repetir.
Inmediatamente vino Sara, que nos indico que la proyección estaba a punto de empezar. Mágicamente, nos acompaño al sótano que tienen (digo mágicamente porque desde luego, yo, nueva en el lugar, no lo habría adivinado) y descubrí una sala de proyección distinta; un buen salón, con muebles de estilo vintage y todo preparado para la película que estaba a punto de comenzar.
No tardó mucho en llenarse, con un aforo para el improvisado cine de unas 15 o 20 personas, empezó el show, sirviendo incluso las mismas escaleras a modo de cómodas butacas.
Y «Amélie» llegó. Personalmente era una de esas películas que me resistía a ver. Pensaba que era demasiado edulcorada y surrealista, pero no fue así.
Os haré un breve resumen, y digo breve, porque si no la habéis visto, es una de esas obras que hay que ver una vez en la vida, tanto si crees que es de tu gusto o no. No deja indiferente. Amélie te cuenta en primera persona cual ha sido y es su vida. Los personajes que rodean su sencilla vida condicionan su forma de ser.
Gracias a ello, Amélie es una joven camarera parisina que un buen día descubre que su cometido en la vida es ayudar a los demás con los pequeños gestos (que aprende de sus amistades y compañeros en su vida actual). Consigue endulzar la vida de sus seres queridos y propiciar los cambios que ellos mismos necesitan, y sin darse cuenta los suyos propios, relacionados con el amor. Es una película fantástica que te traslada a una realidad paralela, una realidad como la actual pero colorida y alegre. En definitiva es una de esas películas que te hacen soñar.
Lo cierto es que durante la proyección te das cuenta a modo de casualidad de que es desde luego la película una gran demostración de la experiencia que vives en La Paca. Además, durante la proyección descubrimos a Chema, atento a cada uno de nosotros.
En definitiva, la experiencia fue de diez. No sé si fue la magia de la película o la del propio lugar, pero lo cierto es que es un sitio muy completo en el que no falta una exposición de arte y además se hacen todo tipo de eventos… un sitio sin duda para pasar grandes tardes noches, con plan o sin él, y un equipo que invita a volver.
Recomiendo La Paca, a Chema, a Sara, su cine y su arte. Pasaros y descubriréis que lo que os he contado, es cierto.
La Paca Café Bar, la podréis encontrar en c/ Valverde, 36 –28004, Madrid–.
Redacción: Covadonga del Toro
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