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Título: Elysium
Director: Neill Blomkamp
Guión: Neill Blomkamp
Reparto: Matt Damon, Jodie Foster, Sharlto Copley, Alice Braga, Diego Luna, William Fichtner, Faran Tahir
Duración: 109 minutos
Año: 2013
País: EE.UU
Música: Ryan Amon
Género: Acción / Ciencia-Ficción
Productora: TriStar Pictures, Sony Pictures Entertainment, Media Rights Capital, QED Internacional, Simon Kmberg Productions
Distribuidora: Sony Pictures y Columbia Pictures
En el futuro hemos destruido completamente al planeta. Lo que queda sobre la superficie es una ponzoña absoluta, tanto, que los que tienen pasta se han construido una nave paradisíaca donde vivir lejos de la mierda en la que se ha convertido la tierra.
Max ha soñado desde que era un niño con ir a Elysium. Ahora es un adulto, con un pasado como delincuente, que intenta vivir como buenamente puede entre la basura del planeta, pero en un accidente sufre una radiación que le matará en unos días. Es entonces cuando decide convertirse en una especie de Robocop para entrar en Elysium y que le curen, pero para ello tiene que participar en una complicada trama que se va de las manos y resulta en la interceptación de unos complicados planes que … bueno, no cuento más, que la trama en este Blockbuster, por una vez en los últimos años, cuenta algo.
Neill Blomkamp es un director que con su segundo largo ha demostrado que maneja con soltura y talento los mecanismos narrativos del cine, tanto visualmente como en la escritura del guión. A diferencia que la mayoría de los directores actuales, Blomkamp en todo momento sabe dónde poner la cámara y lo que decir en ese posicionamiento, sabe lo que quiere en cada movimiento y en cada corte de metraje. Respecto al guión, del que el director sudafricano también es firmante, entramos en otro terreno. En cuanto a la realización estamos ante un director con gran visión, pero fijándote sólo en el guión tenemos todos las constantes del cine aventurero, también conocidas como tópicos. Tenemos un héroe a su pesar, una chica, un acompañante del héroe, un contrabandista de buen corazón, un villano muy, muy malo –en esta ocasión una villana Jodie Foster– y un secuaz del villano aún más despiadado. ¿Te suena a “La guerra de las galaxias” (1977)?, pues si, y también “Hasta que llegó su hora” (1968) o “Robin de los bosques” (1938), pero con niña incluida.
En todos estos casos tenemos a un héroe que lucha a su pesar contra una corporación opresora, un monarca tiránico o un imperio malvado, lo que en el fondo todo es lo mismo, si nos paramos a pensarlo. Y eso es lo que cuenta sin muchas variaciones “Elysium”, una lucha despiadada contra un sistema de gobierno tiránico, como en los casos comentados anteriormente, pero esta vez con la variante indignada como telón de fondo.
La acción se sitúa en Los Ángeles, donde todo el mundo habla en español, en contraposición con el estado del bienestar en la estratosfera en donde se habla en francés. Este brillante apunte da un inusitado verismo a todo lo que se nos cuenta después. Los terrestres, un trasunto de los cubanos o los marroquís, huyen en naves-patera a la “nave prometida” donde todo tiene cura, y donde todo es felicidad. La ministra de defensa Delacourt de Elysium es una despótica Jodie Foster que no soporta las medias tintas. Es una especie de George Bush Jr. con faldas que no duda en romper las normas para que su “seguridad” establecida no se vea ensuciada.
El director vuelve a tocar el tema social como en su película anterior “Distrito 9” (2009), pero en esta ocasión es más una excusa para mostrar un efectivo espectáculo de ciencia-ficción, que un mensaje real más allá de una re-lectura “soft” del movimiento indignado. Eso sí, sabe cómo hacer un final épico que enlace con grandes clásicos para que la película quede en nuestra mente. El problema es que el texto hubiera necesitado de un guionista con más empaque en lo épico, como John Logan, o que saque más partido de los pequeños momentos en las grandes producciones, como David Koepp, pero Blomkamp no va más allá del guión efectivo, que no es malo, ojo, pero algo insulso. Tampoco ayuda una rimbombante y nada inspirada banda sonora que en algunos pasajes parece pertenecer a otra película, aunque esto se queda un poco diluido ante el buen hacer del resto de departamentos.
En cuanto a los intérpretes tenemos a Matt Damon haciendo de Matt Damon –que intenta hacernos creer que habla español con fluidez, pero no hay quien se lo trague– unos secundarios esforzados, una Jodie Foster que actúa con el piloto automático y poco más y a un Sharlto Copley que se merienda al resto del reparto con su interpretación del psicopático villano Kruger.
En definitiva, un brillante espectáculo, con acertadísimos efectos especiales y divertido que se queda cerca de haber sido una película para la posteridad.
Un 7 para un entretenimiento de calidad. Seguro de Blomkamp hace una película para la eternidad en la próxima ocasión.
Redacción: Juan Pablo Pérez Padial
