Un guiño a la luna por Neil Armstrong

«La próxima vez que deis un paseo fuera durante una noche clara y veais la Luna sonriendo, pensad en Neil Armstrong y guiñadle un ojo». Eran las palabras que la familia dijo al dar la noticia de la muerte del primer astronauta que pisó la luna, Neil Armstrong, que moría en Ohio después de una complicación por la operación de corazón a la que se había sometido. Nos dejaba a los 82 años el astronauta al que nunca podremos olvidar, el que hizo que el mundo entero se pegara al televisor, que nos hizo soñar con la grandeza de la raza humana. Porque todo era posible después de haber conseguido llegar a la luna.

Neil Armstrong, junto con sus compañeros Michael Collins y Edwin «Buzz» Aldrin de la misión Apollo 11, llegaban a la luna el 20 de Julio de 1969. Por todos es conocida el inolvidable descenso, coronada por esa frase que el propio Neil junto con su mujer habían pensado: «That’s one small step for man, one giant leap for mankind» («Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad»)

Neil desde pequeño soñaba con volar. Siempre vivió para ello, era un piloto nato. Hizo su primer vuelo a los 6 años, y desde entonces no dejó de volar. Antes de obtener su permiso de conducir, ya daba clases de aviación. Fue a la guerra de Corea con la Marina de los EEUU, voló en 78 misiones. En 1052 se unía a la NACA, cuya sucesora sería la conocida NASA. Su primera misión, como comandante del Gemini 8. La última, la llegada a la luna. Fue nombrado vice-administrador asociado para la división de Aeronáutica de las Oficinas Centrales de la NASA, y más tarde profesor en Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Cincinnati.

Día de luto mundial, los soñadores no te olvidarán.