The Elder Scrolls V: Skyrim

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Skyrim es un juego de rol y la quinta entrega de la saga “The Elder Scrolls”, y fue lanzado al mercado el 11 de noviembre de 2011 para PC, PS3 y Xbox360 (en Europa) y fue desarrollado por Bethesda.

Skyrim nos sitúa 200 años después del desastre de Oblivion (nombre de la anterior entrega, durante la cual se abrieron “portales malignos” por todo el reino que permitían a seres infernales invadirlo). Tiene lugar en la región de Skyrim, norteña, fría, y con habitantes nacidos por y para la lucha.

Tomarás el rol de…bueno, tú mismo, ya que el personaje lo creas tu. Podrás escoger su género y personalizarlo facialmente, aunque esto último puede resultar poco útil si después vas a ir siempre con un casco. Además, escogerás la raza a la que perteneces, con lo cual recibes una serie de atributos diferentes. Una tiene alta resistencia al veneno y puede respirar bajo el agua, otro tiene una resistencia natural a la magia, etc. A lo largo del juego podrás conseguir más de estas “ventajas” mediante misiones, o conseguir algunas durante un tiempo limitado al realizar algo como ir al altar de una deidad determinada o descansar en una cama.

Mientras eres llevado en un carromato hacia una fortaleza para tu ejecución (ni idea de por qué, pero bueno, te inventas tu mismo el motivo. Yo preferí imaginarme que me querían ejecutar por catapultar ovejas en llamas hacia puestos de venta de quesos), hablas con uno de tus compañeros de carromato. Bueno, en cierto modo, porque él no hace más que hablar mientras callas y escuchas. Éste te revela que el hombre a tu lado es el líder de un levantamiento en Skyrim, el cual se quiere separar del Imperio por, principalmente, cuestiones religiosas (ya se va explicando en el juego). Total, que a la hora de la ejecución un dragón os ataca pese a que se les daba a todos por muertos, escapáis y tú decides si huir con los separatistas o con los soldados del imperio. A partir de ahí, empieza tu aventura para descubrir qué narices ha pasado con el retorno de los dragones y ya de paso determinar cómo acaba una guerra civil.

Skyrim sigue la misma filosofía que su predecesor Oblivion: hazlo a tu aire. No escoges una clase principal, no empiezas en un sitio diferente. Simplemente eres un hombre  (o un lagarto, si eso), con una misión principal que seguir y ya. Si te da por explorar el mapa (el cual es grande de narices, pero tienes un sistema de viaje rápido para cualquier sitio que hayas descubierto previamente) y encontrar cuevas o villas donde realizar misiones secundarias y explorar cuevas para encontrar equipación, allá tú. Si decides llevar una maza en una mano pero usar conjuros con la otra, o prefieres usar un hacha de dos manos y no usar ningún tipo de hechizos, allá tú. Skyrim te da el derecho a decidir que tipo de personaje quieres ser y si quieres ir a toda pastilla a realizar las misiones principales o tomarte tu tiempo y realizar montones de misiones secundarias.

Como la mayoría de RPG’s, tiene un sistema de niveles, aunque funciona de forma curiosa. La única manera de conseguir experiencia para subir tu nivel de personaje es subiendo de nivel tus habilidades. Dichas habilidades simplemente suben con su uso. Hay muchas de ellas, como magia de destrucción, magia de restauración, armas a una mano, armadura ligera, elocuencia, sigilo, arcos, herrería, etc. Cada vez que una de esas habilidades sube de nivel, ganas algo de experiencia de personaje. Una vez subes de nivel  escoges que quieres aumentar (salud, magia o aguante) y consigues 1 punto de talento. Estos puntos de talento se  gastan en árboles de habilidades pertenecientes a cada una de esas ramas de aprendizaje que he mencionado. Por ejemplo, si tengo como mínimo nivel 30 en elocuencia y poseo las habilidades previas, podré gastar 1 punto de talento o en recibir la opción de sobornar a los guardias o en conseguir precios mejores con mercaderes del sexo opuesto. Así explicado puede parecer algo confuso, pero dentro el juego es una mecánica bastante sencilla.

El combate en sí también resulta sencillo, al menos para PC. Clic izquierdo es un ataque normal, mantenerlo pulsado te permite realizar un ataque fuerte que gasta algo de tu aguante. Con el clic derecho usas lo que tengas equipado en la mano derecha, ya sea un escudo o un hechizo. Con Z podrás usar tu grito actualmente equipado (que es un poco como magia) , y eso es todo lo que necesitas saber para el combate. El juego, además, te permite seleccionar objetos de tu inventario como “favoritos”. Esto hace que, si pulsas “q”, se abra un menú en el que se muestran dichos objetos, y facilita mucho poder acceder a pociones, cambiar a otra arma o seleccionar otro hechizo. Aunque tanto abrir el inventario como pulsar q pausan el juego (por lo que te puedes tomar todo el tiempo que quieras para cambiar de arma o beber una poción), q lo hace más fácil y accesible, ahorrándote tener que mirar por tu mochila para encontrar tu objeto en ella. Es un buen detalle, eso sí, que los objetos estén divididos en secciones (pociones, armas, atuendo, varios…) y encima se hallen en orden alfabético.

Ya que hablamos del inventario, Skyrim tiene un sistema de peso, por lo que hay un límite a la cantidad de objetos que llevas encima. El límite de capacidad se puede subir incrementando tu aguante, con alguna habilidad, alguna pieza de equipo encantada o con pociones que la aumentan durante un tiempo limitado. Con ello, quizá podrás coger ese objeto de peso 15 pero que podrías vender por 1500 de oro, y librarte de él una vez viajes a un mercader tras salir de la mazmorra.

Los combates en Skyrim pueden resultar complicados en ocasiones, lo cual te anima a probar otros métodos o, si aun así no puedes conseguirlo, tienes la opción de cambiar la dificultad del juego en cualquier momento, así que también tienes libre elección sobre cómo quieres que sea de complicado el juego.

Ahora sí, aunque Skyrim ha sido rebozado de cosas buenas, yo he encontrado algunas cosillas que definitivamente me sacaban de quicio, al menos a mí.

Para empezar, está la inteligencia artificial de tus compañeros ( sí, en el juego podrás tener a un acompañante que luchará contigo e incluso podrá llevar encima algunos objetos que le des, así que puede ayudarte con la organización de tu inventario y el peso). Aunque en combate son, bueno, decentes y distraen a los enemigos como mínimo, su conducta es bastante errática. Para empezar, en una situación tenía dos compañeros a la vez. Mi compañera casi por defecto y un perro inmortal (el cual iba genial para llevarse la atención de enemigos poderosos mientras yo les iba haciendo daño). En un momento mi compañera lanzó un hechizo de área de efecto que golpeó también al perro, y éste se mostró agresivo con ella y empezaron a pelearse entre los dos. Fue necesario cargar la última partida para hacer que dejaran de pelear.  Otro problema es el hecho de que te sigan. Por lo general entrarán contigo en las mazmorras y se teletransportarán contigo cuando uses el desplazamiento rápido. En algunas situaciones, si los has extraviado, puedes usar el desplazamiento rápido y puede ser que aparezcan a tu lado. O no. A veces un compañero se me ha quedado atascado dentro de una mazmorra y me he dado cuenta una vez he salido de ella y veo que no está a mi lado, así que he de volver a entrar y buscarle para que camine conmigo de nuevo y salgamos juntos. Si está dentro de una mazmorra por lo general no aparecerá contigo cuando uses desplazamiento rápido. Por ello, siempre me sentía como una niñera, vigilando si mis compañeros me seguían. Hasta el día en que desapareció súbitamente en medio de una mazmorra y no podía ni encontrar el cadáver y me tuve que fastidiar. Fastidió más porque le había dejado equipación chula encima. Puedes conseguir otros compañeros, pero lo perdido perdido está. Finalmente, y sobre todo cuando tenía a los dos compañeros, tienen la fantástica costumbre de bloquearte el camino. Así que si te encuentras en un pasillo estrecho o acabas de entrar en una habitación y quieres salir por la puerta, te encontrarás de cara con tu compañero el cual tarda mucho en quitarse de en medio y por lo general no lo hace eficientemente.

En definitiva, que te ahorras ataques de nervios si no vas con compañeros, la verdad.

Otro problema en el juego era encontrar misiones secundarias. Esto se debe a que no tienes ninguna manera de saber qué personajes te las darán, así que una vez llegas a una ciudad grande vas hablando con todo el mundo para ver si alguno te a trabajo. Es exasperante, sobre todo si hay muchos habitantes o algunos se hallan sólo en sitios concretos, así que se agradecería como mínimo un pequeño marcador de “donantes de misión” o algo parecido. Si una gran parte de tu juego se basa en realizar misiones secundarias, sería importante facilitar el máximo posible su adquisición.

Y, finalmente, tenemos a la historia en sí. Los rasgos sobre ella son bastante superficiales, y la línea de misiones para la trama principal es en realidad extremadamente corta. Estuve realizando como loco todas las misiones secundarias que encontré y una vez no encontré ninguna más me dispuse a realizar las que me quedaban de la trama principal (había hecho unas pocas antes). Dicha trama resultó considerablemente corta, así que sin misiones secundarias Skyrim tiene una duración muy limitada. Además, el final es muy…” ea, yatá. “Es decir, una vez derrotas al malo malote simplemente reapareces en el mundo y… ya está. Has recibido un grito extra para ayudarte en tus misiones secundarias y nada más. Si además tenemos en cuenta que ya las había realizado todas antes, el grito me resulta un tanto inútil. No tienes celebración, ni reconocimiento, ni desbloqueas como mínimo alguna mazmorra “post-game” con un jefe secreto que nada tiene que ver con la trama pero que será todo un desafío. Tengo entendido que si que tienes algo así en alguna de las expansiones, pero la cuestión es que en Skyrim en sí no tienes nada. El final me resulta un tanto anticlimático pese a que lo que acabas de realizar es todo un hito y acabas de salvar todo un reino. Algunos defenderán que te da esa sensación de ser “un héroe anónimo” y que no necesitas celebración porque al menos tienes la satisfacción de saber que has salvado al mundo. Lo puedo entender, sí, pero la cuestión es que nadie te lo reconoce y nada cambia una vez lo derrotas. Solo consigues dos diálogos adicionales con 2 personajes de la trama principal, que es como si te dieran  una palmadita en la espalda y te dijeran “buen chico, has hecho bien”.

Resumiendo:

Pros:

–       Tienes libertad para realizar un montón de cosas. Tu propio tipo de personaje, las misiones que realizas, la dificultad, etc. Y si te da por cargarte a los habitantes de una ciudad, bueno, pues allá tu. Si eso guarda antes no sea que te arrepientes más tarde. O no, mala persona.

–       La música (cuando aparece, al menos) es fuerte y épica, especialmente cuando te enfrentas a un dragón (puedes incluso percatarte de su presencia debido a la música).

–       Gran cantidad de horas de juego si te dedicas a realizar todas las misiones que pillas.

–       Combates con mecánica sencilla pero que pueden ser complicados pese a todo

–       El juego acepta gran cantidad de mods, así que podrías hacer el loco por ahí

Contras:

–       Inteligencia artificial un tanto burra que despertará tendencias psicópatas que ni sabias que tenías.

–       Historia principal medianamente floja y muy corta

–       Hallar misiones secundarias puede requerir mucha paciencia, hablando con todo dios y esperando no haberte saltado a algún personaje que quizás está dentro de una tienda o algo así, ya que por lo general se mueven

–       Bugs para dar y regalar, como la desaparición fantasma de mi compañero o no absorber el alma de un dragón después de derrotarlo en un largo y complicado combate.

En definitiva, Skyrim es un juego divertido y aclamado por la crítica, eso no se puede negar. Pero aun así hay que jugarlo ya predispuesto a tener paciencia y aguantar un montón de momentos exasperantes, ya sea por una quest buggeada, la desaparición de un compañero, conversaciones que en ocasiones no te puedes saltar, montón de paciencia para encontrar a quien te de una quest o llegar a pata o a caballo a algún lugar, etc. Es divertido y vale la pena comprarlo, pero eso no quita el hecho de que tenga algunos contras que harán que te rechinen los dientes. Sin embargo, si te gustó Oblivion, disfrutarás de Skyrim.

 

Redacción: Adrián Soria Bonilla

 

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