El miedo y el terror, ¿qué son en realidad?

«De lo que tengo miedo es de tu miedo», de William Shakespeare     En algún momento de nuestra vida, todos hemos sentido alguna vez miedo o terror. No sabemos […]
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«De lo que tengo miedo es de tu miedo», de William Shakespeare

 

 

En algún momento de nuestra vida, todos hemos sentido alguna vez miedo o terror. No sabemos de dónde sale, ni cómo desaparece, pero lo sentimos como una punzada de dolor.

Siempre han existido. Desde el principio de los tiempos el ser humano ha sentido estas emociones dentro de las más básicas que tenemos. Pero no siempre hemos logrado contenerlas. Son las más difíciles de explicar y casi imposibles de controlar por mucho que lo intentemos. Cuando nos atenaza el miedo o el terror nos paralizamos y no podemos reaccionar ante esas situaciones.

Pero vamos a aclarar la diferencia entre los dos conceptos.

Miedo: es un intenso sentimiento desagradable, una emoción primaria provocada por la percepción de un peligro real o irreal, presente, futuro o pasado. Está relacionado con la ansiedad a la situación de peligro que lo desencadena. Puede ser miedo real a una situación lógica o miedo neurótico, que no tiene nada que ver con esa situación. Es un mecanismo de supervivencia, el miedo hace que nos quedemos en casa en noches oscuras, o que nos escondamos si oímos un ruido no conocido.

Terror: es el miedo en su máximo exponente. Es lo que comienza a invadirnos cuando nos sobrepasa el miedo. Ya no se puede pensar de forma racional. Puede conducir a la muerte por paro cardíaco. Se han dado muchos casos de muerte por un ataque de terror.

Pánico: Miedo incontrolable e irracional. Sensación repentina de terror, sin motivo aparente y normalmente colectivo.

Y estas emociones, cómo no, están localizadas en el cerebro. Más concretamente en el sistema límbico, que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la evitación del dolor y en general todas las funciones de conservación del individuo. Este sistema revisa todo lo que ha pasado por nuestros sentidos mediante la amígdala, que es la que se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando la amígdala se activa, es cuando el miedo aparece.

Es un instinto de todo animal, incluso el ser humano más inteligente y sobresaliente siente miedo hacia algo. Si bien es cierto que a menor capacidad intelectual, más miedo se puede experimentar.

El miedo según varios estudios se ha demostrado que aumenta cuanto mayor es el grupo que lo siente. También se sabe que por miedo se cometen los actos más increíbles (para bien y para mal) que sin esa emoción no seríamos capaces de hacer. Cuando el miedo inunda a un individuo o, peor aún, a una sociedad, las consecuencias son desastrosas. La libertad se desvanece a cada bocanada de terror que se instaura en nosotros. Gobiernos y religiones conocen bien estos métodos para el control de las sociedades.

Pero a pesar de todo, hay personas a las que en ciertos momentos les gusta sentir miedo. La adrenalina recorre las venas y te hace olvidar aspectos de tu vida en los que no te apetece pensar. Y es que cuando el miedo aparece, el resto de emociones desaparece y la mente es como si de repente se vaciara por completo.

Y es por esto por lo que existen el cine o la literatura de terror. Y por lo que también hay festividades que se basan en aterrorizar a la gente. En esta sociedad que cada vez siente menos miedo por todo, estamos más dispuestos a disfrutar de él. Nos estamos acostumbrando al terror y ahora incluso disfrutamos de él y con él.

Así que hoy disfrutemos un poco del miedo colectivo que se sentirá por todos los poros del planeta. Que para eso está Halloween. Así que… ¿trick or treat?

 

Redacción: Beatriz Ibán Diezhandino

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