90º aniversario del descubrimiento de la tumba de Tutankamon

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Hoy se conmemora el 90º aniversario del hallazgo del sarcófago del faraón Tutankamon.

El 17 de febrero de 1923 tuvo lugar la entrada oficial en su cámara funeraria. Es sin duda el descubrimiento más importante en la historia de la egiptología reciente.

El 4 de noviembre de 1922, el arqueólogo britanico Howard Carter, localizó la tumba en el Valle de los Reyes. Su apertura oficial fue el día 29, momento en el cual Carter halló un tesoro de valor incalculable en perfecto estado de conservación. El traslado del primer objeto al exterior fue el 27 de diciembre, y la extracción de la momia el 18 de octubre de 1926.

El descubrimiento fue casual, ya que los investigadores, tras rastrear el Valle de los Reyes, pensaban que todas las tumbas habían sido ya descubiertas. Sin embargo, Howard Carter no estaba convencido de ello y con la financiación de Lord Carnarvon, comenzó una expedición que finalizó con el hallazgo del mausoleo de Tutankamon.

Bajo los cimientos de unas cabañas de obreros que habían construido la tumba de Ramsés VI, apareció el primero de los escalones de la tumba prácticamente intacta. Carter contrató para que le ayudasen en la excavación a varios expertos de reconocido prestigio, entre los que se encontraban conservadores de antigüedades, especialistas en textos antiguos, catalogadores y dibujantes.

El Museo Metropolitano de Nueva York envió al fotógrafo y arqueológico Harry Burton que fotografió todos los objetos encontrados tal como fueron encontrados y tras ser extraídos.

La tumba recibió el nombre de KV62, por ser la sexagésimo segunda que se halló en la zona.
Al entrar, el conde Carnarvon preguntó a Howard Carter: “¿Puede usted ver algo?” El arqueólogo respondió “¡Cosas maravillosas!” Ese fue el comienzo de la historia de la tumba.

Se trataba de una pequeña sepultura destinada a un personaje no real que debió ser transformada para acoger al rey ante su prematura muerte.

La sepultura, de pequeño tamaño, tenía en su interior cuatro pequeñas cámaras, y alrededor de  5.000 objetos preciosos: vasijas, armas, joyas y vestidos que ahora se exhiben en el Museo Egipcio de El Cairo, que fueron retirados, catalogados y supervisados en todo momento por el Gobierno egipcio.

En la estancia que Carter llamó Antecámara había apilados mobiliario, carros desmontados, armas, vestidos y comida. La que llamó Anexo estaba llena de objetos: vasijas, muebles, armas, ungüentos y comida.

En la cámara funeraria, la única decorada con pinturas, se encontraron cuatro capillas de madera recubiertas de oro, encajadas cada una dentro de la anterior, que cubrían a su vez un sarcófago de grandes dimensiones de cuarcita roja.  Se hallaron los tres ataúdes antropomorfos que, uno dentro de otro, contenían la momia de Tutankamón: los dos mayores, decorados con piezas de oro, el más pequeño y más interior, de oro macizo.

La momia del joven faraón tenía la cabeza y los hombros cubiertos por una máscara, un pectoral de oro con la imagen del dios Horus que le protegía colgado del cuello y en la cadera derecha un cuchillo de oro con la hoja de hierro.

Trece capas de lino envolvían la momia del rey; hasta 143 joyas y amuletos se encontraron entre los pliegues de las telas para acompañar al faraón en su camino a la inmortalidad.

En la cuarta sala, que recibió el nombre de Cámara del Tesoro, se encontraron los orgános momificados del rey y objetos empleados en el rito funerario.

¿Qué contenía la tumba?

Alimentos: panes, pasteles de trigo y cebada, espalda de buey y costillas de cordero condimentadas con especias y miel, dátiles, higos, uvas almendras y treinta grandes jarras de vino.

Armas: 46 arcos, desde uno infantil de 30 cm. hasta otro de 1,8 m de largo, mazas, cuchillos, boomerangs.

Seis carruajes: cuatro de ellos de ceremonia de madera revestida con oro e incrustaciones de cristal y los otros dos más ligeros utilizados para cazar.

Bastones: 130 de ébano, marfil, plata y oro, entre ellos destacaba uno sencillo realizado de caña con bandas de oro con la inscripción “una caña que su majestad cortó con sus propias manos”.

Ropa: más de cien taparrabos triangulares de lino que se ataban a la cintura y 27 pares de guantes.

Dos pequeños féretros con dos fetos femeninos, uno de cinco meses de gestación y otro de nueve meses que murió al nacer, por ello se especuló que Tutankamón y su esposa Anjesenamón debieron tener dos hijas que fallecieron al nacer.

¿Quién fue Tutankamon?

Su fama actual no es debida a su breve reinado, si se compara con otros grandes faraones como Ramsés II, sino que es fruto del tardío descubrimiento de su tumba, hasta el momento, la única tumba real encontrada con un ajuar funerario tan variado, en buen estado de conservación.

Nació en 1345 a. C. perteneció a la XVIII Dinastía. Se le asignó el nombre de Tut-anj-Atón (imagen viva de Atón), posteriormente fue cambiado por el de Tut-anj-Amón (imagen viva
de Amón), tras abandonarse el culto al dios Atón y sustituirse por el dios Amón.

Se carece de datos sobre su reinado, se conoce fue coronado en 1336 a. C. a la edad de nueve años.

El ascenso al trono fue legitimado, al desposarse con la princesa Anjesenpaatón, única hija superviviente de Ajenatón y Nefertiti y portadora por tanto de la legitimidad real, que también cambió su nombre cuando se restauró el culto a Amón, pasando a llamarse Anjesenamón.

No se tiene constancia de campañas militares durante el reinado de Tutankamón, lo que lleva a suponer que la situación interna de Egipto era tan delicada que impedía emprender campañas contra las potencias rivales.

Su reinado se caracterizó por un retorno a la normalidad en el plano religioso, tras el monoteísmo de Akenatón. Este retorno fue paulatino, restaurando el culto en los templos abandonados de dioses como Amón, Osiris o Ptah, y permitiendo la celebración de los ritos.

Fue un gran constructor, reparó los daños cometidos por Ajenatón sobre los templos egipcios. Por ello, la mayoría de los rostros de las estatuas de Amón de esta época son los de Tutankamón, y construyó un nuevo templo a Amón al oeste de Tebas.

Murió en el 1327 a.C con 19 años de edad, tras haber reinado unos nueve años y sin haber consolidado su poder. Su prematura muerte dejó una cierta inestabilidad en Egipto, ya que era el último miembro varón de la dinastía XVIII.

Debido a su precoz fallecimiento, Tutankamón, no había indicado los detalles de sus pompas funebres, o bien se encontraban en fase de preparación por ello se le enterró en una tumba que no estaba pensada para él, mucho más sencilla.

La caja mortuoria, así como un apresurado alhajamiento, se hicieron precipitadamente para cumplir el plazo de 40 días establecido. Se cree que su tumba estaba inicialmente destinada para el tesorero real, Ay. Este sobrio enterramiento fue el motivo por el que la tumba pasó desapercibida durante tantos siglos.

Según el egiptólogo egipcio Zahi Hawass, Tutankamón falleció lejos de los centros de momificación, lo que precipitó la prematura descomposición del cadáver y complicó el proceso de momificación.

La causa de su muerte:

En febrero de 2010, la revista “Journal of the American Medical Association» publicó los resultados de los análisis realizado durante más de dos años al cuerpo del faraón, que concluían con la evidencia que Tutankamón murió a causa del Mal de Kohler, una necrosis avascular ósea, agravado por malaria.

Lo que lleva a pensar que pese a fallecer a la edad de 19 años, padeció graves dolores de huesos. Esta teoría estaría corroborada por los 103 bastones y la gran cantidad de medicinas que encontraron en su tumba.

También afirmaron que el faraón era hijo de Ajenatón o, al menos, del monarca enterrado en la tumba KV55, a su vez hijo del faraón Amenhotep III,  y que su abuela fue la reina Tiye o Tiya.

Estudios recientes de ADN llevados a cabo por el instituto IGENEA, de Zurich, han reconstruido el perfil genético de Tutankamón, llegando a la conclusión que Tutankamón poseía un perfil genético conocido como “haplogrupo R1b1a2“, propio del 50% de los varones de Europa occidental. Sin embargo, este haplogrupo constituye menos de un 1% los egipcios actuales, aumentando al 70% entre españoles y británicos

La maldición de Tutankamón:

Varios exploradores que colaboraron en el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, incluido el conde Carnarvon, fallecieron poco tiempo después del hallazgo, en circunstancias extrañas, lo que ha provocado que se ideen leyendas sobra una posible maldición.

No obstante, la ciencia tiene una explicación: sus muertes pueden haber sido provocadas por respirar aire contaminado en la tumba, ya que habría esporas de hongos microscópicos, conservadas durante varios milenios, capaces de infectar al ser inhalados. El descubridor de la tumba, Howard Carter, murió por causas naturales años después.

La tumba en la actualidad:

La sepultura permanece abierta, con un cupo limitado de visitantes, aunque tiempo atrás, se anunció que sería cerrada para preservarla en perfecto estado. La entrada cuesta 100 libras, unos 13 euros.

Existe un proyecto de realizar una copia de la misma y de las tumbas de Nefertari y de Seti, y ubicarla en la entrada del Valle de los Reyes, junto a la casa museo de Carter. Este es uno de los grandes planes de Hawass, sin embargo se halla aplazado sin fecha debido a problemas económicos.

La réplica construida por la empresa Factum Arte de Madrid, ha estado expuesta en El Cairo los días 13 y 14 de febrero.

En el sepulcro original continúan los trabajos de arqueología un equipo del Ministerio de Antigüedades Egipcio y el Instituto de Conservación Getty, analizando la situación de la tumba y su decoración para hallar el mejor método para su conservación

 

Redacción: Aitziber López Marín

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