¿Y tú, a dónde narices vas?

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Se supone que cuando las Administraciones públicas inician una campaña publicitaria a través de la prensa, radio y televisión lo hacen con la finalidad de que sus ciudadanos tengan claro cuáles son sus obligaciones, o que pasos hay que seguir para cumplir un determinado fin. Por lo general estas campañas se hacen desde la sencillez, con un mensaje claro y directo para los que somos muy tontos y no tenemos sus estudios (todo el mundo sabe que para ejercer política es necesario tener la gran formación académica que tienen ellos) pillemos el concepto de lo que quieren decir a la primera.

Pero a lo mejor es que somos más  tontos de lo que esperaban  y se nos escapan algunas cosas, porque la última campaña de reciclaje de la Generalitat lo único que ha conseguido es crear más confusión. Y es que los  datos de la Agència de Residus de Catalunya  indican que solo se recoge el 28% de los envases ligeros y eso no puede ser. Primero porque habría que mejorar las costumbres medioambientales de los catalanes ante el reciclado, y segundo porque con la fama que tenemos de no tirar nada y lo que somos para el ahorro resulta contradictorio ¡Que somos muy de la “pela” oigan! En mi casa para no gastar el jamón lo colgamos del techo y mojamos el pan en la sombra que proyecta la lámpara. El pa amb tomàquet y oli  por supuesto… aunque ya toca cambiar el tomate después de haberlo restregado quince veces, que lo que unto ya no sé si es tomate o la sangre que se me acumula debajo de las uñas, y también voy a tener que ir al McDonald a por sobrecitos de aceite para el pan, que ayer utilicé el de freír las sardinas rebozadas y no es lo mismo.

La cuestión es que la Generalitat nos ha dejado más confusos.  De hecho reciclar ya de por sí es bastante complicado y hay que contar con un espacio idóneo en la cocina o lavadero ¿Vosotros tenéis sitio de sobra para reciclar? Porque yo tengo en el lavadero un cubo para depositar el vidrio y las botellas, otro para el cartón, otro para la basura normal, otro para depositar los envases, una bolsa para la materia orgánica, una botella de agua de ocho litros que voy rellenando con el aceite de la freidora, una bolsa para meter las pilas y una caja para meter las sartenes viejas que van a la deixalleria (residuos no fraccionados) y todo metido a presión. Guardo tanta cosa en el lavadero que en más de una ocasión me he preguntado si estoy reciclando, o padeciendo el síndrome de Diógenes.

El problema es que yo tampoco sé muy bien cómo separar las cosas. Y mis vecinos tampoco, porque bajamos todos juntos la basura cada día  para preguntarnos unos a otros dónde va tal o cual cosa  y así nos ayudamos. En muchas ocasiones no sé qué hacer porque si por ejemplo, tengo un blíster de esos compuestos de cartón y plástico ¿A dónde lo tiro, al contenedor amarillo de los envases, o al contenedor azul de los cartones? Los vasos de vidrio como los del agua o las botellas se han de introducir sin romper en los contenedores verdes del vidrio, porque si están rotos se deben llevar a la deixalleria, pero cuando los tiro dentro del contenedor se rompen al caer ¿ya no valen entonces para reciclar? Y en verano es peor, porque esperar a que llegue la noche con la fracción orgánica en el lavadero es un suplicio, porque es lo que más huele y se ha de bajar a diario, que una vez se me olvidó bajarla en unos días y cuando tuve que hacerlo no hizo falta que la llevara yo. Bastó con decirle a la bolsa dónde tenía que ir para que se depositara ella solita.

Eso suponiendo que tenga bolsas suficientes, que se está empezando a convertir  en un artículo de contrabando. Con eso de que los supermercados  ya no pueden utilizar bolsas de polietileno (antes gratuitas) nos hacen comprar bolsas de fécula de patata o de almidón de maíz que duran el tiempo que se tarda en cruzar la puerta del súper en romperse, y no es nada agradable que la  tortilla de huevos se haga en el suelo de la calle, y no en la cocina de tu casa. Dicen que las bolsas han cambiado porque las de antes no eran  biodegradables, pero supongo que hubiera sido más sencillo cambiar el material de lo que están hechas, porque los platos y los cubiertos de camping se hacen con el mismo material y se reciclan ¿verdad? Que siiii, que seguro hay un problema medioambiental con eso y con el mar, pero también debe influir que las grandes superficies se ahorran una pasta en bolsas que antes eran gratis.

Después de todo hay que colaborar con el medio ambiente, y como la campaña me resultaba confusa entre a la web de vullreciclar e intenté aprender algo más sobre el reciclado. La web es muy apañada, con mucho colorido y animaciones. Incluso me bajé la aplicación para móviles de la APPStore pero… ahora lo tengo menos claro que antes.

Ahora cuando voy a bajar la basura por la noche me llevo un bocadillo para los desplazamientos entre contenedores (andar siempre me abre el apetito) y aún con todo me queda esa extraña sensación de que hay algo que no he hecho bien.

Lo único que me gustaría es que si me esfuerzo para reciclar, debería obtener algún beneficio por ello ¿no? Y que no me digan que es por el bien de nuestro entorno, porque las empresas que se dedican al reciclaje y les seleccionamos sus residuos, no lo hacen por el amor al arte.

O sí. Al arte de hacer dinero.

Autor: Miguel Soria López

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