Aunque todavía no es verano, ya se empieza a notar el calorcito en el cogote ¡por fin ha llegado el momento de recortar las mangas de las camisas, y de aumentar los escotes de las blusas! y de paso, cambiar nuestro fondo de armario ya que la ropa del verano anterior te ha quedado una talla pequeña.
Porque no nos engañemos, si no has empezado la operación bikini después de brindar tras la última campanada de Año nuevo, ya no llegas a tiempo. Para para perder peso se necesita mucha paciencia, constancia y disciplina para someterse a dietas y ejercicio. Aunque claro, si es más de una talla lo que has ganado y lo tuyo son las prisas, te puedes someter a una liposucción. Un sistema tan eficaz como asqueroso, porque eso de que un cirujano te meta un aspirador para sacarte las mantecas debe ser algo parecido a lo que siente la mosca cuando le chupa los jugos una araña.
La duda que siempre me ha corroído es ¿Qué hacen con toda la grasa que sobra? Los médicos no sé, pero un artista de Miami no se le ha ocurrido otra cosa que hacer jabón con la suya para luego venderlas en barras al módico de 1000 dólares la pieza, porque según sus propias palabras «Convertir algo que era sucio y transformarlo en algo limpio, y luego ponerlo sobre mi cuerpo, reclamando así algo de lo que me avergonzaba antes». Por supuesto que esta valoración es opinable, porque la grasa corporal solo es sucia cuando no se lava y el olor a verraco o a Orco de la Tierra Media sobrepasa lo soportable.
Como he dicho anteriormente, no me haría una liposucción y si tengo que lucir michelines, los luzco con orgullo rancio. Eso lo digo ahora, pero antes cuando iba a la playa me pintaba la zona de color amarillo y le dibujaba patitos para que pareciera que llevaba el flotador puesto. Para que la gente no sospechara, me pasaba todo el rato metido dentro del agua. Al final he dejado de ir a la playa, porque como todo el mundo sabe la grasa flota y como soy calvo los bañistas me tomaban por una especie de boya. Y todos ahí alrededor, tocándome la boya, tocándome la boya…sí que me la tocaban sí, pero no la boya precisamente…
Pero la ocurrencia artística de Orestes de la Paz -así se llama el jabonero- no es del todo mala, ya que si siguen por estas líneas los famosos que se hacen estiramientos y liftings, con la piel que sobra les da para hacer bolsos, zapatos y cinturones. Incluso algunos podrían sacar una línea propia de marroquinería, a juzgar por las veces que han pasado por quirófano. Nosotros sin ser famosos también podemos aprovechar nuestros propios recursos y con la cera de las orejas hacer velas, para impermeabilizar prendas o las calvas para los días de lluvia. No se lo tomen a coña eh, pero duele cosa mala cuando las gotas te impactan en la cocorota, y no descarto que en el futuro me pueda provocar algún tipo de lesión que me impida tomar decisiones acertadas y coherentes.
Ahora entiendo el porqué de esas decisiones tan controvertidas del ministro de Educación José Ignacio Wert y de las soluciones para salir de las crisis de líder de la oposición Alfredo Pérez Rubalcaba…sus señorías no deberían salía a la calle sin paraguas cuando llueve.
Como ha salido el tema de la crisis (juro que ha sido casi sin querer) también se pueden sacar unos eurillos vendiendo las coletas de pelo para hacer pelucas, muy habitual en Asia o las uñas para hacer figuritas, introducirlas en metacrilato y venderlas como colgantes. Si la compradora no tiene reparos, quedan preciosas. Al menos las de una artista estadounidense que vi en un programa de televisión. He buscado y rebuscado por internet alguna información de esta mujer y no la encuentro por ningún lado, por lo que no puedo poner ningún enlace a ella.
Yo mis uñas no las vendería por ninguna razón, la primera porque no tengo ninguna cualidad artística, y la segunda porque me las estoy dejando largas.
No se imaginan como son las discusiones con mi gato. Me gana por cinco zarpazos a tres.
Redacción: Miguel Soria López
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