Antes uno sabía lo que era real porque era algo físico, tangible. Estaba ahí. Ahora con las nuevas tecnologías y terminologías se pueden cometer actos y delitos que sin ser físicos, no dejan de ser peligrosos. Incluso más. Hemos pasado de la guerra fría y la ostentación pública de poderío militar a la guerra informática y anónima. Twitter, Facebook, Apple y otras empresas están sufriendo ciberataques supuestamente procedentes de una unidad militar de élite China. Estados Unidos acusa a los chinos de estar detrás de esas operaciones, los chinos acusan a los americanos de que ellos también la sufren pero desde América. En eso sí que no han cambiado.
Al menos antes sabían quién era el enemigo. O mejor dicho sabíamos, porque cualquiera que posea un ordenador y escondido tras el anonimato puede hackear una cuenta, trollear un foro o cometer un ciberdelito ¡Porque todo es ciber! antes me conectaba a internet, ahora soy un cibernauta que navega por el ciberespacio que ha conseguido cientos de ciberamigos con una facilidad que no deja de sorprenderme…porque aunque no me crean –mis amigos de toda la vida tampoco– soy una persona muy tímida que le ha costado mucho relacionarse con desconocidos. Sin embargo es ponerme delante del ordenador y todo es jijiji o jajaja y acaban convencidos de que soy un tipo guay, extrovertido, simpático y resultón. Seguramente cualquier mujer mataría por conocerme. Las que ya me conocen matarían por no haberme conocido.
Pero esto de la tecnología me ha pillado con cierta edad, porque a pesar de que tengo cuarenta y…cof! cof! cof! –Que tos más tonta– intento estar al día, no tanto como lo está mi hijo que no ha necesitado adaptarse, ya que sustituyó el pan bajo el brazo al nacer por un portátil…pero debo reconocer que me ha hecho el trabajo como padre más sencillo, ya que desde pequeño ya sabía que no era su padre el que lo sabía todo, sino Google. Tampoco he sufrido de preguntas incómodas a las que he dudado como contestarle, ya que su otro padre arrojaba 83488 resultados a la misma pregunta.
Hace unos días me dijo que había quedado con unos amigos-me digo que bien, va a salir un rato- pero luego me entero que era una ciberfiesta en Youtube. No digo que esté mal, pero irse de fiesta sin levantarse de la silla y sin quitarse el pijama de felpa no es lo mismo. Mis conocidos me dicen que es mejor así, que al menos lo tengo en casa y lo tengo controlado. Ya sé les digo, pero no me importaría que cambiara su color de piel blanco polar de halógenas por un poco de luz natural, que se empieza a parecer al Edward Cullen de Crepúsculo pero con expresiones faciales reconocibles.
No se piensen que no hay comunicación entre nosotros, uno de mis mayores logros en la comunicación entre padre e hijo es haber conseguido que ¡me añada como amigo en Facebook! Lo que oyen. Y como no me gusta perder el contacto con él me resulta un medio de comunicación ideal para decirle que la cena esta lista.
Y si no me creen…que mejor que una captura de mi Facebook.
Lo que internet ha unido, que no lo separe un router. Amén.
Por Miguel Soria López
Pues que razón tienes, porque acabo de hackear tu sección y ni te has enterado jejeje…no es broma me ha parecido muy interesante lo escrito pronto llegará la realidad virtual presencial y ahi si que se va armar gorda!!! saludos!!
Ese Marc!!
Gracias por tu valoración, pero me temo que la realidad virtual ya existe. El gobierno ha tomado decisiones que virtualmente creaban empleo, pero que realmente está abaratando los despidos.
Algunos si que tienen una visión distinta de lo que está pasando.
Un abrazo campeón.
Miguel