Quien paga (o cobra) descansa

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Cuando se pide presupuesto es muy importante que el profesional que lo hace se ajuste al precio real, ya que de no hacerlo se puede encontrar con dos problemas: el primero que pierda dinero, y el segundo que tenga que pedir más al cliente.

Ambas situaciones son delicadas, a no ser que tome la drástica decisión que tomó este dentista de Zaragoza y opte por sacarle todas las piezas dentales al cliente para no perder dinero. Porque eso es justo lo que hizo. Presupuestó un tratamiento en 6.000 euros y como este se le salió de madre, pidió más dinero a su cliente en un segundo presupuesto. El cliente no aceptó y el odontólogo ni corto ni perezoso le arrancó todas las piezas implantadas en una sesión anterior. Como es de suponer la policía lo detuvo, y en comisaría le regañaron y  afearon el gesto. Tras tomarle declaración, el dentista quedó en libertad con cargos y con la recomendación oficial de que las únicas extracciones que tendrá permitidas, son las del cocodrilo sacamuelas de MB juegos.

Yo doy gracias a que mi dentista los presupuestos me los hace muy ajustados, porque a pesar de la cara de psicópata que pone cuando me está hurgando la boca, parece de fiar ¡No ha sido tarea fácil, oigan! Antes que él, pasé por la consulta de una argentina (porque ya se sabe, la mitad de los argentinos en España se dedican a la odontología, y la otra mitad a la psiquiatría) y bueno…sus honorarios eran muy económicos, ya que en vez de amalgama dental usaba un tubito blanco y rojo que ponía Aquaplast, pero lo que peor llevaba era su poca delicadeza con las bocas ajenas. Vale que tenga que abrir la boca “grande” para que puedan trabajar bien, vale que lo tengo todo dormido, ¡pero es que me metía toda la manaza dentro de la boca! Y me podéis llamar delicado, pero es que cada vez que tosía escupía una uña.

Cambié de dentista. Probé entonces con una franquicia de la que no quiero hablar para no hacerles publicidad, pero si quieren una pista les puedo decir que empieza por Vital y acaba por Dent. No digo que sean malos, pero que  un puente me lo quieran cobrar como si me fueran hacer un acueducto…pues no. Mal apaño sería que me arregle la boca y tenga que dejar un riñón como pago.

Y hablando de riñones y de pagos, acabo de recordar una película muy curiosa que vi no hace mucho que se llama Repo Men (2010) del director Miguel Sapochnick e interpretada por Jude Law y Forest Whitaker. Estos dos personajes son una especie de cobradores del frac que se dedican a recuperar órganos artificiales de personas que no están al corriente de pago. El sistema es sencillo: se localiza al deudor, el órgano y con un cuchillo bien afilado se le arranca el hígado, el páncreas o el corazón. El éxito de esa empresa estriba en que los precios de los órganos están tan desmesuradamente inflados que a la larga, nadie puede pagar los plazos y acaban recuperándolos, dejando heridos de muerte a los compradores.

No sé si alguien se habrá dado cuenta, pero creo que entre esta ficción cinematográfica y nuestra realidad social hay cierto paralelismo…la citada empresa se parece a la banca española, los recuperadores a los banqueros y los órganos, a las viviendas. Y aunque sus cuchillos no son tan afilados, nos están desangrando a todos por igual.

Ahora que menciono lo de  sangrar, acabo de acordarme que me han de sacar una muela y pedir un presupuesto para hacerme un par de implantes. Espero que mi dentista siga tan fino con los precios como siempre y no me dé ningún susto, aunque es demasiada buena persona para llegar a los límites del dentista aragonés.

Vamos, eso creo…porque si me lo hiciera a mí que lo único que tengo como propio son las encías, los bocadillos del curro los tendrían que pasar por la batidora.

 

Redacción: Miguel Soria López

 

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