Pues yo no he oído al niño, mi amor

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No hace falta ser muy listo para saber que hombres y mujeres somos muy diferentes. Lo primero porque anatómicamente salta a la vista, y lo segundo porque nuestros cerebros reaccionan diferente ante el mismo estímulo. En la cabeza de los hombres hay sexo, fútbol, otros deportes, sexo, cerveza, más sexo, política… ¿Qué más cosas?… ¡ah bueno! También hay sexo y mujeres suplicando a los hombres que las saquen del país a empujones de la cama. En la cabeza de las mujeres hay… ¡vete tú a saber lo que hay! Porque cuantos más años pasan menos se en lo que piensan. Que sois más raras que unos políticos honrados, y más complicadas que un nudo marinero con triple revuelta y tirabuzones. En lo único que estoy seguro que no pensáis es en el sexo ¡Segurísimo! Y ya no digo aquello de que os ponéis peores cuando os viene la regla, porque entonces mi mujer se pondría a darme sartenazos en la cabeza hasta que el cerebro me asomara por el esfínter.

Y para corroborar esto, no hay nada mejor que un estudio que defina lo distintos que somos, ya que una reciente investigación del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH) y publicado en la revista NeuroReport Journal viene a decir que las mujeres reaccionan antes a los llantos de un bebe que los hombres, y confirma que el instinto maternal en las mujeres funciona mejor que un radar. Ahora entiendo porque mi mujer no hace otra cosa que recordarme que a mí me encontró en la calle, y que su hijo lo parió ella. Yo le contesto que al gato también lo encontró en la calle y también recibe más mimos que yo…y ella me responde que por lo menos el gato no se mea fuera de la taza ni se tira cuescos por los pasillos.

Pero como un hijo no hay nada, y ya sabía que cuando tuviéramos uno yo pasaría a un segundo lugar en cuanto a  los cariñitos ¡y es que de pequeño era tan mono! Todavía recuerdo esos balbuceos, esa sonrisilla que nos ponía cuando le rascábamos la barriguita, sus primeros pasos, sus berreos de las dos de la mañana. Y los de las tres, las cuatro y y…¡¡¡¡la madre que lo parió!!!! Que pulmones tenía el jodido, que despertaba hasta  los vecinos ¿Recordáis a los vuestros cuando lloraban? Presumo que sí. Claro. ¿Y quién se levantaba para consolarlos?… ¿ellas, verdad?

Reconozco que los hombres somos para algunas cosas un poco…lentos de reacción. Venga va, reconocer que si escuchabais llorar a vuestros hijos por la noche, pero os hacíais los dormidos porque sabíais que se iba a levantar la mujer. Alguno estará diciendo para sus adentros “no, yo no hacía eso”…si claaaaaro que no, y a mí se me ha caído el pelo de tanto restregar la cabeza por la almohada.

Lo raro es que todavía no hayan sacado ningún estudio que al igual que el llanto de un bebe, los hombres  tenemos la misma respuesta neuronal ante una escoba, una fregona, una pila de platos sucios o una plancha. Porque mira que nos cuesta eeeeeh. En el curro he barrido lo suficiente como para llenar un camión de pelotillas de polvo, y en casa no sé ni donde la guarda mi mujer. En mi zona de trabajo he sacado el color de las planchas del suelo de tanto fregar, y en mi casa creo que me sobran dedos de las manos las veces que la he cogido…Para los platos sí que tengo una buena excusa, y es que le regalé un lavavajillas para que no tuviera tanto trabajo. Mentira. El lavavajillas me lo regalé yo pero quedaba feo reconocerlo.

En lo que respecta a la plancha, esa sí que la cojo y prácticamente todos los días ¡me encanta! A pesar del calor que pega. Aunque claro…en la plancha que yo digo no pongo camisas y pantalones, sino gambas y chuletones. Prometo que algún día cogeré la otra porque…las gambas quedan algo arrugadas.

 

Redacción: Miguel Soria López

 

 

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