Pare, que yo me bajo aquí

Pare, que yo me bajo aquí Publicaba esta semana La Vanguardia las conclusiones de la investigación que se había llevado a cabo por la autoridad de seguridad aérea canadiense, sobre […]
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Pare, que yo me bajo aquí

Publicaba esta semana La Vanguardia las conclusiones de la investigación que se había llevado a cabo por la autoridad de seguridad aérea canadiense, sobre un incidente ocurrido el 14 de Enero de 2011. Parece ser que el piloto se había dormido y al despertar bruscamente, hizo una maniobra de descenso que provocó 14 heridos.

No es la única noticia que se tiene sobre una negligencia de un piloto de líneas aéreas comerciales. A otro piloto de una compañía australiana, se le olvidó desplegar el tren de aterrizaje porque estaba utilizando su teléfono móvil. No saben estos la suerte que han tenido, porque si les llega a pillar el helicóptero de la guardia civil que se esconde detrás de las nubes, les caen por lo menos cuarenta puntos del carnet.

Pero este tipo de gente es una minoría. Nadie duda de la responsabilidad y profesionalidad de los pilotos. Incluso en estos momentos de arrebato y emoción me dan ganas de componerles una oda, si no fuera porque cuando menciono la palabra puente, ellos la conjugan con huelga.

Habría que escarbar un poco en su sindicato SEPLA para saber las razones de tantas huelgas consecutivas, pero a mí me da la ligera sensación de que a un piloto del SEPLA se la sopla, ya que no hay quien le supla.

Para evitar volver a ver esas lamentables imágenes de gente atrapada en los aeropuertos, propongo aumentar el número de pilotos. No es necesario acudir a la formación privada para ser uno de ellos y pagar esas cantidades astronómicas. ¡Digo yo que la cosa no debe de ser tan difícil, joder! Porque a ver ¿Quien de ustedes no han pilotado alguna vez un avión? Y no solo eso, también el coche de bomberos, el de policía, el tanque, el barco…aunque haga muchos años de eso y fuera en un tiovivo.

Es como montar en bicicleta, esas cosas no se olvidan. La única diferencia es que el avión del tiovivo pesa treinta kilos y está lleno de hormigas y el otro, más de quinientas toneladas y está lleno de personas. Unas más que otras en algunos casos. Una vez que se ha cogido el tranquillo a los mandos, resulta más cómodo de llevar que un coche.

No hay que preocuparse de colocar los retrovisores ni de mirar por ellos para saber si alguien viene por detrás. Tampoco un capullo te pondrá las luces para que le dejes pasar. No te vas a encontrar con ningún ceda el paso, ni stop, ni vendedores de pañuelos o limpiacristales en los semáforos, los radares que usan no son para poner  multas y lo mejor de todo es que si vas muy rápido, no  te paran para hacerte soplar.

Lo peor va a ser aparcarlo. Estoy acostumbrado a hacerlo de oído y no creo que llevarme por delante una terminal o un hangar les haga mucha gracia. Lo que más me fastidiaría es que otro avión de la British o de la Ryanair  me lo rayara, ya que el gris metalizado es muy delicado y repintarlo de nuevo cuesta un riñón.

De todas maneras pienso usarlo poco…al precio que se están poniendo los carburantes, no me sale a cuenta coger el Airbus para llevar los niños al cole.

 

Autor:Miguel Soria

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