En ocasiones, tengo verdaderos problemas en encontrar una noticia que por su naturaleza, me pudiera servir para comentar en esta sección. No todas las semanas encuentro algo sorprendente, y tengo que recurrir a alguna información cotidiana que por lo menos, me haya resultado curiosa. En otras ocasiones me lo ponen tan fácil…
En esta ocasión, la noticia de la semana ha sido el comunicado del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, de importar 50 millones de rollos de papel higiénico para saturar el mercado nacional de tan preciado artículo, ya que parece que la oposición para desprestigiar al gobierno había provocado una campaña en contra de su escasez. Desde luego no se puede negar que en ese país hay mucha mierda que soltar…disculpen mi lenguaje queridos lectores, pero es que el chiste me lo han puesto muy a huevo y claro, hablando de un producto que sirve para lo que sirve, la referencia escatológica era casi obligada.
En España no creo que tengamos escasez de papel higiénico, pero no estaría de más que vayamos haciendo acopio de una buena reserva por si en un futuro-próximo-cercano-ya mismo escaseara, dado que tanto el gobierno como la oposición se están cubriendo hasta el cuello de…bueno… ¿para que repetirlo si se me entiende todo? con su manera de gestionar la crisis.
A Maduro le honra ese gesto, porque llenando los supermercados de papel higiénico la oposición podrá soltar todo lo que lleva dentro sin necesidad de que le den de hostias en el parlamento. Ojo, que no digo yo que este hombre no tenga talante democrático, pero que para ganar las elecciones diga que un pajarito con el espíritu de Chávez lo bendijo solo es superado por las declaraciones de Evo Morales diciendo que los europeos estamos amariconados de comer tanto pollo adulterado. Aquí le digo yo a alguien que un pajarito me ha dicho algo parecido, y lo primero que me pide es el teléfono de mi camello, o que comparta con el eso que me estoy fumando.
Lo que más curioso me resulta, es que algo tan insignificante como un rollo de papel higiénico, puede convertirse en un arma para dominar a las masas. Bueno…a las masas no sé, pero a uno que vaya de apretón, seguro. No hay nada peor que encontrarse en tu propio lavabo, y descubrir “después de” que no hay papel higiénico. Tendrás que llorar, suplicar, recitar la lista de todos los reyes godos y jurar en arameo para que tu mujer te traiga otro rollo después de haberle dicho que sus macarrones no te han gustado. Hay barreras que no se pueden traspasar ¿Qué cómo lo sé? Estoooo…bueno…me lo han contado.
Al menos el papel higiénico de ahora está hecho de delicado y suave tisú, al usarlo notas su sedosidad, como te acaricia el culo con cada pasada ¡una delicia, vamos! Hace algunos años esto no era así, de hecho ni tan siquiera el papel era de color blanco, sino más bien grisáceo. Quizás los más viejos del lugar recuerden aquellos rollos que se vendían por unidades –sí, sí, de uno en uno- de un papel que venía envuelto por un celofán amarillo y con el dibujo de un elefante rojo. Aquel papel era…especial por decirlo de alguna manera. 
Te dejaba el culo limpio por decapación, esto es que al pasártelo te desollaba la piel y por fuerza limpiaba. En mi casa cuando las puertas crujían porque se había metido alguna piedrecita debajo, para lijarlas no usábamos lija del siete, sino un trozo de papel elefante por debajo y quedaba fina fina…
Y si te quedabas sin papel no había problema, un diario cualquiera te hacía el mismo servicio –excepto la prensa amarilla o la prensa rosa, que tiñen- pero teniendo cuidado al usarlo, ya que si se frota en exceso se te llenaba el trasero de tinta. Yo era más de usar literatura clásica, tragedias griegas y novelas costumbristas, porque al menos si me manchaba con las letras, podría decir que tenía un culo muy culto.
Por eso los hombres cuando vamos al lavabo llevamos algo para leer, porque si se acaba el papel tenemos una alternativa…no os podéis imaginar la satisfacción que produce coger un diario nacional, abrir por la sección de política y limpiarte con ello.
¡Es una gozada!
Redacción: Miguel Soria López
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