Limpia, brilla y… desaparece

Llevamos tanto tiempo echando la culpa a los demás de nuestros errores, que aceptamos como normal que pulpo sea aceptado como animal de compañía y que la crisis es culpa […]
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Llevamos tanto tiempo echando la culpa a los demás de nuestros errores, que aceptamos como normal que pulpo sea aceptado como animal de compañía y que la crisis es culpa nuestra por gastar más de lo que necesitamos. Dicen los analistas (esos mismos que me tienen hasta la mismísima con la prima de riesgo) que se tiene que incentivar el consumo para que la economía funcione, pero para que la economía funcione hay que ahorrar primero, pero si ahorro primero no consumo porque gasto dinero.

¿Conclusión? Que me dejen tranquilo, que bastante tengo con llegar a final de mes y que le pregunten a aquel presidente de las cejas a lo Shin Chan, donde está todo aquel dinero de las entidades financieras cuando dijo que nuestro sistema financiero era uno de los más solventes del mundo.

El dinero ha desaparecido. Se ha volatilizado. En algunos caso de manera bastante surrealista, como es el caso de la población salmantina Alba de Tormes. La noticia es que una responsable de la sucursal bancaria del Banco de Santander depositó en una papelera una bolsa con 30.200 euros de manera provisional. Cinco minutos después esta bolsa desapareció y le endosaron el muerto a la señora de la limpieza que estaba realizando sus tareas por allí. Parece ser que la pobre mujer recogió la bolsa y la tiró a un contenedor de basura. Presuntamente por supuesto, porque falta confirmar si la cantidad desaparecida se corresponde con lo denunciado.

Como todo el mundo sabe, las papeleras y los contenedores son los lugares idóneos para depositar el dinero. Yo mismo cuando voy al cajero automático y saco 100 euros los guardo en la bolsa de basura entre los restos de los macarrones del mediodía y los fideos a la cazuela del día anterior. De ahí que al dinero se le denomine comúnmente “pasta”. Lo único que no me gusta es que cuando cojo 20 euros para ir a comprar al súper es que se me pringa la cartera y el DNI con los restos de la boloñesa con tomate de guarnición.

Esta noticia es muy curiosa porque es una metáfora de a donde se ha ido nuestro dinero: a la mierda. Perdónenme la expresión porque ya sé que no tengo el talante ni el talento de nuestro querido Fernando Fernán Gómez para decir con elegancia estas tres palabras, pero es que me estoy imaginando a Rodrigo Rato ante una comisión de investigación por el agujero económico de Bankia, y me hago una cierta idea de cuál sería su respuesta:

–        Y dígame señor Rato, ¿Dónde dice usted que perdió el dinero?

–        Pues miren ustedes, llevaba una bolsita en la mano con 20.000 millones de euros y la dejé en una papelera de mi despacho y oigan, fue girarme a recoger el boli y al poco había desaparecido ¿Y si le preguntan a la señora de la limpieza? Que no es por meter cizaña, pero es que esa mujer tiene una obsesión por la limpieza…

Quien dice Bankia, dice Catalunya Caixa, Banco de Valencia, Popular y otras entidades destacadas en una reciente auditoría elaborado por la Consultora Oliver Wyman. Pero esto no queda aquí, la organización que reúne y agrupa al sector de las señoras de la limpieza L.A.D.R.O.N.E.S (Limpiadoras Asociadas De Residencias y Oficinas Nacionales Españolas y Sudamericanas) los ha acusado de competencia desleal, porque las que se dedican a la limpieza de las sucursales bancarias son ellas y entran en conflicto con su código ético. Aunque en el comunicado filtrado a los medios de prensa destacan que ellas sólo se dedican a la limpieza de las oficinas. La limpieza de sus cajas es cosa de otros.

Nunca pensé que llegaría a decir esto, pero me estoy planteando volver a guardar mis ahorros dentro de un calcetín debajo de una baldosa del piso.

Aunque con tanto recorte y tanta subida del IVA, poca cosa hay que guardar.

 

Autor: Miguel Soria López

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