He leído un artículo aparecido el martes en el diario el País que dice que comer más fruta y verdura nos hace más atractivos.
Así a resumidas cuentas, dicen que el consumo de estos productos mejora el color de la piel y el aspecto general de la cara. Por supuesto ¿Alguien tenía alguna duda al respecto? Solo hay que ver el color de cara, el brillo de la piel, la luz en los ojos que se le quedan algunos después de haberse comido un buen par de peras…o de las chicas cuando consumen zanahorias. No penséis mal, que dicen que esta hortaliza va bien para el moreno de la cara.
Pero a pesar de esos estudios publicados, no puedo evitar poner en duda algunas cuestiones, y una de ellas es el efecto que produce en todas las personas que las consumen. Pongámonos en mi caso. Llevo toda la vida comiendo manzanas, peras, naranjas, lechugas y tomates. En cuanto a las hortalizas, he comido más verde que una ganadería de vacas, y cada día me veo más viejo, más feo y más calvo. Incluso he comido melocotones para ver si me crece en la cabeza la misma pelusilla que le salen a estos en la piel…pero ni por esas.
Pero como en todo hay excepciones, el abuso de algunas frutas tiene contraindicaciones muy graves, pudiendo ocasionar hasta problemas de gigantismo. Tengo un compañero en el trabajo que le gustan mucho los plátanos y sus efectos ya se notan…cuando se ducha lo contemplamos todos horrorizados. Le ha salido un enorme apéndice entre las piernas que acojona. Si hasta me da pena el pobre ¡Que va a ser de su vida con semejante cosa! Tiene que usar calzoncillos con tirantes para que no se les caigan al suelo del peso.
Pero es que no solo nos hacen más guapos y atractivos el consumo de frutas y verduras, también afecta a nuestra personalidad y carácter. Seguramente todos conocéis gente que parece que siempre esta de mal humor. Por lo general nuestro jefe. No hay que echarle la culpa al pobre hombre, ya que seguramente su dieta se basa en un consumo excesivo de manzanas, peras, zanahorias, plátanos y arroz. Y que tienen en común todos estos productos?
¡Qué estriñen!
¿Alguna vez habéis ido a trabajar sin cagar? Situación desesperante donde las haya: acidez de estomago, pesadez, caminar encogido, dientes apretados, vista nublada, posibles hemorroides…y una mala baba de tres pares. Por eso mismo cuando el jefe grita, no es culpa suya, sino de la cena o al desayuno inadecuado.
Razón más que suficiente para ser comprensivo con nuestros jefes. Hay que aconsejarles sobre la necesidad de una dieta que además de saludable, sea equilibrada.
Y si aun así sigue gritando…envíalo a cagar y dile que en el fondo le quieres hacer un favor con su estreñimiento y que se lo dices de todo corazón. A lo mejor no te cree, pero ante la duda sembrada es probable que no tome represalias.
Autor: Miguel Soria López
Muy interesante y explicado con humor mejor.
ja, ja, ja. Querido amigo, has hecho que de un grito en la oficina y aunque sea de risa, es complicado en el trabajo. Otro día te leeré con cuidado y la boca bien cerrada. ja ja