De la risa, al llanto

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Una fobia que cura o una risa que mata…

“Y es verdad, soy un payaso,

 pero qué le voy a hacer,

 uno no es lo que quiere,

 sino lo que puede ser”.

Canción  romántica de José José.

 

Cualquiera que haya visto la película australiana “Fortress” o  leído la novela de Stephen King «Eso»  seguramente no elegiría a un payaso para su fiesta infantil, o ya de menos, decorar una habitación para los pequeños del hogar.

Uno puede llegar a sospechar que la culpa es de la cultura popular o del mal manejo de la máscara colorida, que actualmente, pretexta y cubre el rostro de los delincuentes. Sin embargo, la gente le tiene  miedo a cosas que se vislumbran exageradas o que se salen del contexto estético, ya que dan la impresión de que están mal de alguna manera y perturban. Pero debemos reconocer que al otro lado de la moneda, hay quienes el colorido y la fantasía les causa un exquisito placer y añoranza a la infancia.

Por lo tanto, estamos en una encrucijada; lo que causa placer también puede causar pánico o repulsión.

Pero, ¿por qué estas caras sonrientes y pintadas de vivos colores se han convertido en «el terror» de los niños -y no tan niños-?

“No me gustan, me asustan por el maquillaje y todo su arreglo cargado y, también por su falta de aseo en el vestuario: me dan asco. Creo que lo que más me molestaba –en la infancia-  era sentir que trataban a los niños como tontos”, me respondió Edelen Dezery en una breve encuesta.

El payaso a pesar de estar acompañado de connotaciones coloridas y festivas, causa en mucha gente incomodidad y temor hacia el personaje por la sonrisa estática y el gesto grotesco. En algunos grabados populares representan al payaso de forma caricaturesca y amenazante.

La fobia a los payasos se conoce con el nombre de coulrofobia. Dicha fobia es común en niños, pero en algunos casos persiste en adolescentes y adultos, quienes reconocen que lo que más les asusta es el maquillaje excesivo, su nariz de color rojo fuerte y sus extraños cabellos, en sí, lo que oculta su verdadera identidad.

En contraparte, también existen los niños que sueñan con tener un payaso en casa el día de su cumpleaños. ¿Qué le vamos a hacer? Para todo hay gustos.  La fascinación de los niños por los colores los motiva a pintarse la cara con los accesorios que tengan a la mano. Aunque debemos reconocer que muchos padres de familia recurren al payaso también, como una forma de mantener a los niños ocupados mientras ellos tienen su fiesta aparte. – Allá cada quien –

Aunque usted no lo crea, existe la figura del payaso para la cura alternativa como lo que proponen “Los Médicos de la risa” ya que afirman que: “El uso de la nariz roja, simboliza  el corazón de un ser que se ridiculiza así mismo, para provocar la carcajada efímera y en casos extraordinarios hasta  la salud”.  Este es el caso del reconocido Dr. Patch Adams, (quien se hiciera famoso tras la película que lleva el mismo nombre, interpretado por Robin Williams) y que en días anteriores estuvo en México, dando conferencias sobre los resultados de su propuesta emotiva y vivencial.

Como el caso de Adams, existen muchas personas creyentes en el Arte clown como terapia alternativa e incluso han logrado grandes hazañas por medio de sus “intervenciones”, como Carlos Ramírez quien se define 100% clown y cero actor. Entre las actividades extraordinarias de Carlos y su personaje el Dr Ío Sylef, se encuentra que realizó viajes en bicicleta dentro de la República Mexicana “repartiendo sonrisas” sin ningún apoyo financiero y solamente se fiaba de la buena voluntad y respuesta del público que le ofrecía hospedaje  a cambio de una intervención en la comunidad.

“En varias ocasiones me quedé dormido cobijado por las estrellas a lado de la carretera”, cuenta Ramírez, quien dedica su vida al arte clown dando cursos y talleres en Toluca, Edo. de México.

Como verán ya sea para causar un buen momento o para activar una fobia, los payasos son personajes emblemáticos e históricos.

Es curioso que cuando alguien sufre un accidente lo primero que pensamos es: “Llamen a un médico”.  Ahora  después de leer esta nota, también uno puede recurrir a un personaje cuando estamos deprimidos: “¡Que llamen a un payaso, que me muero!”. Claro, si es que no les tenemos miedo. Todo es opcional y en este caso es como se lee en los medicamentos: “El uso de este producto es responsabilidad de quien lo usa y lo recomienda”.

 

Un poco de historia sobre los payasos…

Su historia es incierta, algunos lo remontan a los egipcios, otros a China, Grecia y Roma. En México se dice que cuando Cortés conoció a Moctezuma, dentro de su corte existían enanos y jorobados bufones parecidos a los europeos. Sin embargo, el payaso no se debe confundir con los bufones y otros servicios de entretenimiento para la realeza en cualquier contexto histórico.

Un payaso, tal cual, es un personaje cómico y tierno que se desarrolla en las artes escénicas. Tiene sus antecedentes en la comedia romana, en la Commedia dell´arte italiana, en el circo moderno o en el cine mudo. Aunque los payasos generalmente actúan en base a rutinas ensayadas, una de sus más grandes habilidades es la improvisación y seducción a más no poder.

Generalmente se le asocia con un artista de circo, cuya función es hacer reír a la gente, gastar bromas, hacer piruetas y en ocasiones trucos divertidos, pero también es un actor satírico que se burla de la cotidianidad. Además se le da el mote a cualquier persona que tiene a tener un humor chusco. En algunas culturas, la vestimenta y el maquillaje del payaso denotan una jerarquía, desde el maquillaje de vagabundo hasta la cara blanca.

Actualmente hay quienes se desarrollan como payasos siendo descendientes de alguna tradición circense o por propio gusto.  Académicamente se han propuesto ofertas educativas de nivel licenciatura y forman parte del teatro, el circo y la pantomima como especialización.

Muchas ocasiones han sido homenajeados de forma artística por dramaturgos de la talla de Federico García Lorca en su “Homenaje al arlequín en 4 versos”, o en la poesía “Reír llorando” de Juan de Dios Peza.

 

Redacción:   Tania Castillo

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