A sus pies

Hace escasas semanas, Facebook fue testigo y parte de la polémica sobre unas nuevas zapatillas deportivas diseñadas por Adidas. El diseñador Jeremy Scott tuvo la genialidad de crear un modelo […]
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Hace escasas semanas, Facebook fue testigo y parte de la polémica sobre unas nuevas zapatillas deportivas diseñadas por Adidas. El diseñador Jeremy Scott tuvo la genialidad de crear un modelo llamado JS Roundhouse Mids que se caracterizaba por llevar incorporados unos grilletes para los tobillos. El lanzamiento estaba previsto para Agosto, y al nada desdeñable precio de 350 euros.

Que somos esclavos de la moda es algo que tenemos claro, pero que lo restrieguen de manera tan descarada es cosa de recochineo. Tras las pertinentes disculpas de Adidas, parece ser que al final este modelo no saldrá al mercado. Estoy seguro que la compañía sólo pretendía impactar en el mercado, y llegar a aquellos usuarios con mucha  personalidad. Pero cuidado con esto, ya que estudios recientes de la Universidad de Kansas demuestra que al noventa por ciento de las personas se nos pueden reconocer las características y los rasgos de personalidad a través del calzado.

Es más, yo diría que a través del calzado se puede saber hasta qué punto es de aseada esa persona, aunque para eso es necesario que se quite primero los calcetines. El otro día en el trabajo un compañero que estaba a mi lado se quita una bota y se empieza a masajearse el pie “es que se me ha dormido” me dice. Aspiré un poco la nube tóxica que se formó alrededor en un instante “¿dormido dices? Vete corriendo a Urgencias Pepe, porque yo creo que está muerto”.

Pero que para conocer a una persona hay que mirarle los pies, es algo que ya sabíamos. Por eso cuando estamos hablando con una chica de frente, disimuladamente vamos mirando hacia abajo. Un parpadeo rápido, apenas perceptible para el ojo femenino. Pero ahí está, intentando mirar que tipo de calzado llevan. Con frecuencia ellas piensan que lo hacemos para mirarles los pechos ¡mira que son mal pensadas! No sé de donde habrán sacado esas absurdas ideas…ni que estuviéramos todo el día pensando en lo mismo.

Exceptuando a los Hobbits, que no hay manera de convencerlos para que se cubran  esos enormes pies peludos y llenos de uñas tan negras y feas, que parecen mejillones, el resto de la humanidad sí que hemos evolucionado la fabricación y tecnología del calzado. Los griegos y los romanos usaban sandalias, prácticas y cómodas, pero tenían un verdadero problema con el olor a pies, ya que esto desembocó en lo que todo el mundo conoce ya como la caída del imperio marrano. Ya en la edad media, la preocupación de los señores feudales se centró en el bienestar del pueblo llano, y procuraban que todo el mundo tuviera el calzado a medida de sus pies. En todo caso, no creo que tuvieran los conceptos muy claros de lo que había que medir, ya que en vez de tomar las medidas del pie y traspasar estas al calzado, tomaban las medidas del calzado y te ajustaban el pie a este. Para eso se ayudaron de un instrumento llamado el cepo chino, consistente en una caja de madera en donde se introducía el pie. Una vez acomodado el afortunado, una manivela se encargaba de ajustarle el pie a la medida deseada. A la medida deseada por en encargado de la manivela, claro está.

Obviamente, la gente no salía muy contenta de la experiencia y para algunos les puede parecer una salvajada, pero yo he visto a más de una sufrir en una zapatería intentando ajustarse unos zapatitos diviiiiiiiiiiinos que estaban rebajados.

Una vez que se tuvo claro que es el calzado lo que hay que ajustar, se probó a utilizar otros materiales. Ya en el siglo pasado y a principios de los años 30, se puso de moda hacer los zapatos de cemento. No resultaban muy cómodos, aunque tampoco es que importara mucho, ya que el usuario acababa por lo general en el fondo del mar.

En la actualidad hay casi tanto tipos de calzado como para satisfacer a todos los gustos. Zapatillas deportivas para los más activos, zapatos de piel para los más elegantes, mocasines para los que les gusta la comodidad, chanclas para estar fresquito- si además lleva calcetines, es guiri– botas para los más frioleros y zapatos con tacón de aguja para los más calientes.

Aunque en esto del calzado, yo casi prefiero más las zapatillas de andar por casa.

 

Autor: Miguel Soria López

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