El pasado viernes 21 de octubre se inauguraba en el Centro Municipal de las Artes de Alicante la exposición «Litófonos: Los Sonidos de las Piedras», un proyecto de investigación teórico-práctica que combina arte y ciencia, coordinado por la escultora mexicana residente en España, Yoliztli Villanueva Marañón, en colaboración con el geólogo de la Universidad de Alicante, Hugo Corbí. El objetivo de esta propuesta es el de mostar al público la relación que existe entre las esculturas en piedra y el sonido, y las aplicaciones que pueden tener dentro de otras disciplinas, tanto artísticas como científicas.
Para conocer más detalles sobre el proyecto, hoy entrevistamos a Yoliztli Villanueva Marañón, que nos explica cómo comenzó todo.
Pandora Magazine: ¿Cómo surgió la idea de este proyecto?
Yoliztli Villanueva Marañón: El proyecto comenzó casi antes de terminar la Licenciatura en Bellas Artes, el último semestre que tenía, fue mi primer acercamiento a la piedra. Resulta que un fin de semana teníamos que ir a un evento cultural, que se hacía justamente en octubre, en México, en Guanajuato. En ese evento yo iba acompañada con una batucada, y fue donde como que se me pegaron ciertos ritmos. Eso fue el fin de semana, y yo el lunes tenía el taller. Entonces, cuando regresé al taller, me empiezo a dar cuenta de que estoy repitiendo patrones rítmicos a la vez que estoy con el cincel y el mazo, y fue como súper divertido en esa parte, porque dije, «Ah, mira, pero esto es como muy rítmico». Y empecé a poner atención al sonido que estaba produciendo mientras realizaba la primera escultura en piedra.
A partir de ahí como que se desencadenó toda una serie de ideas, que en un inicio fue cómo vamos a mostrar que las piedras tienen diferentes tipos de sonido, y que con eso se puede hacer algo. Entonces, la propuesta fue hacer tallas, de diferentes tipos de piedra, con mazo, cincel, completamente en el taller de piedra, y los bocetos eran inspirados en instrumentos clásicos de percusiones. Fue más a probar el sonido con respecto a la forma. Posteriormente, cuando llegué a Valencia en 2009, conocí a Miguel Molina, que tiene una gran experiencia en arte sonoro, y fue informándome.
PM: Antes de empezar con la escultura en piedra, ¿qué disciplina practicabas?
YVM: En aquella época teníamos un proceso educativo en el que por cuestión tradicional teníamos pintura mural, por ejemplo, te enseñaban determinadas bases, teníamos fotografía, y había un tiempo en el que tú decidías hacia dónde ir, si más hacia la foto, o hacia la escultura. Entonces yo decidí ir hacia la escultura, y tomé poquitas cosas de madera, un poco de cerámica…Y al final, en el último momento, cambié a la piedra, y fue muy interesante, porque te encuentras con el material, o sea, de todos los materiales que vas probando, al final hay uno que te atrapa, y en mi caso fue la piedra, y en el contexto, pues después se unió el sonido, y ya de ahí siguió todo.
PM: ¿Con qué tipo de materiales te gusta trabajar?
YVM: Primordialmente tenemos la piedra, y después, como estoy en la exploración de los sonidos, se van uniendo otros elementos, por ejemplo ahora en los conciertos tengo el vidrio, tengo agua, tengo la arena…Ya depende de lo que sea, puedo explorar a lo mejor con algún tipo de cuerdas, algún tipo de resortes…Pero esos materiales los tengo reservados para cuando sea el momento adecuado, como instrumentos inventados.
PM: Es decir, que el proyecto va más allá de la escultura en piedra.
YVM: Sí, totalmente. Alguna vez hicimos gelatina, para probar un poco la vibración que se produce dentro de la gelatina, a ver cómo se escuchaba. Ahí fue otra cuestión, ver cómo era la técnica, cómo funcionaba, cómo situar los micrófonos.
PM: ¿Con qué otras disciplinas has colaborado?
YVM: El proyecto tiene esta posibilidad de poder colaborar con distintas áreas. Dentro de las Bellas Artes he tenido la oportunidad de trabajar con gente de danza contemporánea, también con cuestiones multimedia, que se realicen proyecciones al mismo tiempo que tú estás tocando, el próximo viernes será con poesía…Y dentro del proyecto, ya fue cómo proyectar una línea a sumar arte y ciencia, que es donde estoy con Hugo Corbí haciendo la parte de geología, que es parte de la investigación que estamos haciendo ahora para el Doctorado, donde ya tenemos una base de determinada tipología de piedras, vemos los parámetros de cada una, qué tipo de sonidos producen, y eso es como ya un poco más establecido a nivel de investigación.
PM: ¿Crees que se están produciendo más colaboraciones entre arte y ciencia actualmente?
YVM: En el ámbito del arte sonoro sí, creo que hay como una vertiente así, de distintas disciplinas. Hay gente en arte sonoro que ha trabajado con médicos, buscando un poco la sonoridad de las neuronas. Hay gente que está trabajando con físicos, con ingenieros,…
PM: ¿Funciona bien esta colaboración?
YVM: Sí, yo te puedo decir de los proyectos que tengo de compañeros cercanos que sí, que sacan cosas bastante creativas, al final se va haciendo una mezcla bastante interesante.
PM: ¿Cómo reacciona el público cuando conoce tu proyecto?
YVM: Hay varias reacciones cuando le hablas de piedra. Por ejemplo en México, que se hablaba mucho de la cuestión ancestral, pensaban que era muy hacia la antigüedad. Pero cuando ya ven que hay elementos como a lo mejor un bajo eléctrico, secuencias electrónicas, ritmos mucho más populares, al final de los conciertos mucha gente se acerca a mí y me dice «Mira, es que yo trabajo con piedras y nunca me habría imaginado que tuvieran sonidos», o «A mí me recordó cuando era niño y jugaba con las piedras». Como que cada quien tiene una activación personal con las piedras. Esa parte depende un poco de la experiencia de cada quien, y es con lo que me gusta jugar un poco. Eso con las esculturas, porque estamos educados como a no tocar.
PM: Y en tu proyecto es todo lo contrario.
YVM: Hay esculturas que quizá estén hechas para no ser tocadas, y eso está bastante bien. Pero éstas necesito que sepan de ellas, que nos hablen de su vida por medio del sonido, entonces son piezas que igual tú la percutes, y se pueden quebrar en cualquier momento, y está bien, porque al final es parte de su proceso natural también, que la erosión al final pasa con muchos años, igual en este caso la estamos provocando más con el sonido, pero nos están hablando de ellas. Finalmente es como hacer como una apertura más hacia lo intuitivo, que ya lo mencionaba el día de la inauguración. Es como romper esa parte de no acercarte, de todo está lejos…No, aquí estamos cercanos y todos formamos parte de esto. En los conciertos siempre invitamos a la gente a participar, y en uno de ellos, una señora que estaba tocando unas piedras terminó sudando y me platicaba «Es que esto es como una cuestión de catarsis», como que al final a cada quien le provocas situaciones muy particulares. Y eso me gusta que se active, yo abogo un poco por el arte más cercano.
PM: Es algo que comentaste en la inauguración, que con este proyecto cualquier persona puede emitir sus propios sonidos sin saber nada de música.
YVM: Sí, y eso es lo que me gusta, como que al final, lo que te decía, formamos todos parte de esto.
PM: Y los que mejor se lo pasan son los niños.
YVM: Eso es algo muy curioso. Hay unas piezas que están bajitas, que en algún punto están pensadas para los niños, pero en otro punto conceptual, resulta que los litófonos africanos y los primeros litófonos antiguos están a nivel de piso, entonces tú lo que haces es tocarlos en cuclillas y los tienes alrededor.
Esta es la primera vez que el contexto se presta bastante para ver cómo funciona el espacio en exposición, porque no estás dando un taller que está previamente todo preparado para los niños, y esta vez se ve que los niños se han acercado, se ve muy claro. Y aprendes un montón de ellos, de repente yo veía que hacían unas cosas con las esculturas que yo no había pensado. Lo expanden a un potencial que me supera.
Agradecemos a Yoliztli Villanueva Marañón que nos concediera esta entrevista y el tiempo que dedicó a responder a nuestras preguntas.
Imágenes: Verónica López López
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