Uno de los principales símbolos que nos hacen recordar que en breve caminaremos por calles iluminadas con bombillas de colores, es el árbol de Navidad. Existen diversas teorías sobre el origen de esta tradición:
Pueblos Germánicos:
Cuando los cristianos arribaron al norte de Europa, se percataron que los habitantes de esas regiones celebraban en fechas próximas a la Navidad cristiana, el nacimiento del Dios del Sol y de la fertilidad, ornamentando un árbol perenne.
El árbol simbolizaba el Universo, en su copa se localizaba la morada de los Dioses y el palacio de Odín, y en sus raíces se hallaba el reino de los muertos.
Con el paso del tiempo y la evangelización de esos pueblos, los ciudadanos adquirieron la idea del árbol y la utilizaron para conmemorar el nacimiento de Cristo.
San Bonifacio:
En el S. VIII San Bonifacio, obispo de origen inglés, se trasladó a Alemania con el propósito de evangelizar en la fe cristiana a los lugareños. Tras un periodo de intenso trabajo religioso, decidió desplazarse a Roma para entrevistarse con el papa Gregorio II.
A su regreso a Alemania, en la Navidad del año 723, se enojó profundamente al constatar que los alemanes habían abandonado la fe cristiana y retornado a la ideología pagana. San Bonifacio comprobó que los ciudadanos se preparaban en torno a un árbol para celebrar un ritual en honor a un dios pagano.
San Bonifacio se aproximó al gentío y derribó el árbol con un hacha. Cuenta la leyenda, que tras el primer corte con el hacha, se inició una fuerte ráfaga de viento, que derribó el árbol al instante. El gentío quedó sorprendido y atribuyó el fuerte viento a la mano de Dios. Temerosos preguntaron a San Bonifacio cómo debían celebrar la Navidad.
San Bonifacio, se percató que junto al árbol caído, brotaba intacto un pequeño abeto, que había resistido la ventisca. Decidió que ese árbol perenne, simbolizaría el amor de Dios. Lo adornó con manzanas y velas: las manzanas simbolizaban las tentaciones, y las velas la luz de Jesús como luz del mundo. Pidió a los ciudadanos que llevaran un abeto a sus casas y lo adornaran así.
Con el paso del tiempo, las manzanas y las velas dieron paso a las esferas y los adornos.
Sofía Trubetskaya:
En España, la costumbre de adornar un árbol durante la Navidad, surgió en el S. XIX, de la mano de una mujer de origen ruso llamada Sofía Trubetskaya, que tras enviudar del Duque de Morny, hermanastro de Napoleón III, se casó con el aristócrata español Pepe Osorio, Gran Duque de Sesto.
Sofía colocó durante las Navidades del año 1870 en el interior del Palacio de Alcañices, lugar donde residía, el primer árbol de Navidad.
Roma Imperial:
Durante el mes de diciembre, los romanos celebraban las saturnales en honor al dios Saturno, organizando fiestas en las que se repartían regalos y presentes. Como parte de esas celebraciones, adornaban las puertas de las casas con coronas de flores, hojas verdes e incluso colocando un árbol que adornaban con frutas.
El sacerdote de Alsalcia:
Hace unos 400 años, un sacerdote que residía en la localidad de Alsalcia, repartía entre los ciudadanos más desfavorecidos alimentos, ropa y dinero que durante el año iba recopilando.
En una ocasión, se le ocurrió la idea de colgar estos regalos de las ramas de un abeto ubicado en las proximidades de la Iglesia. Desde ese día, ese árbol se convirtió en el centro de las celebraciones navideñas.
Inglaterra:
En el año 1765 en Inglaterra, la reina Carlota esposa del Rey Jorge III, natural de Alemania, decidió colocar en uno de los salones del palacio, un árbol de Navidad con luces, guirnaldas, y toda clase de regalos para sus súbditos.
No fue hasta el año 1840, cuando la sociedad inglesa adoptó la tradición, gracias al príncipe Alberto de Sajonia- Coburgo, noble de origen alemán y esposo de la Reina Victoria, quien colocó en su residencia, el palacio de Windsor, un árbol de Navidad. Alberto consiguió instaurar el árbol de Navidad como tendencia dentro de la sociedad victoriana. Así mismo, introdujo la tradición existente en Alemania desde el S.XVII, de decorar el árbol con frutos y juguetes el día 24 de diciembre.
Pese a que la religión católica rechazo inicialmente el árbol de Navidad, por considerarlo durante muchos años parte de un ritual pagano, terminó aceptándolo, convirtiéndose en la actualidad en uno de los elementos más representativos de la Navidad.
Redacción: Begoña Rodríguez
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