«Fragmentos de una niña decapitadita», de Elena Román

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Título: Fragmentos de una niña decapitadita

Autora: Elena Román

Editorial: Ediciones Oblicuas

Páginas: 100

ISBN: 978-84-15528-80-7

Precio: 14€

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Puede que a muchos una historia contada por una niña decapitada a la que se la están comiendo los gusanos les suene a macabro. Sí, cierto, es macabro. Pero todo depende de cómo se cuente la historia para que lo macabro sea arte. He aquí la historia creada por Elena Román, con la que ganó el IV Premio Narrativas Oblicuas.

Una niña decapitada como ya hemos dicho, que «vive» en una habitación, en la misma casa en donde todavía vive su padre. A veces es visitada por su madre, muerta también, pero ésta vive en el río en donde se ahogó. Juntas suelen atormentar al padre, al que no dejan seguir con su vida. Los amigos de Mía, así se llama la niña, son un gato que le regala partes pequeñas humanas, El Manco y Ezequiel, que insiste en llamarse Sergio.

Los días transcurren tranquilos. Mía nos va contando sus días desde el momento de su autopsia a modo de diario. Las únicas molestias que tiene son esos gusanos, obsesionados por comerla la carne.

Elena Román hace que incluso en los fragmentos más crueles de Mía, sintamos ternura y comprensión, aunque el temor de entrar un día en una habitación y encontrar a una niñita decapitada, que piense que sus acciones son simples travesuras, nos atenace al cerrar el libro.

Elena Román (Córdoba, 1970) vive en Toledo desde 2006. Entre los premios que ha recibido, los más recientes en poesía son: Barcarola, Iparragirre Saria y Blas de Otero-Villa de Bilbao; y en prosa: Concurso de cuento infantil Ciudad de Marbella y Premio de novela Ciudad de Noega. Tiene diez libros publicados y un e-book. Parte de su obra, así como sus reseñas completas, se pueden leer en su blog.

Y nada mejor para conocer un poco más a su autora que con la entrevista que la hemos hecho en Pandora Magazine:

Pandora Magazine: Un libro sobre una niña muerta que se aferra al mundo de los vivos, ¿te sientes cómoda en este tipo de historias?

Elena Román: Muchísimo. Es un campo abierto donde todo vale. Para mí es un reto, tanto en narrativa como en poesía, conseguir hacer creíble lo que parte de una base que ya de por sí es imposible. Me resulta más cómodo escribir sin tener que ceñirme a la realidad, sin seguir las pautas de la lógica, las cuales lo que consiguen demasiadas veces es ponerle obstáculos a la creatividad.

 

PM: Una pregunta que no podemos dejar de hacer, ¿piensas que hay algo después de la muerte?

ER: No, y envidio en ese sentido a los que sí lo piensan, porque para ellos significa que pudiera existir una segunda oportunidad. Me gustaría creer que no todo acaba en el cementerio; imagino que de ese modo la vida sería más llevadera y la muerte no sería tan terrible. Pero, por otro lado y precisamente por no creer en el más allá, este me parece un espacio sin fronteras en el que no hay límites para la imaginación: todo puede suceder en lo indefinible. De hecho, de esto último se ha aprovechado un sinfín de teorías y religiones que prometen la vida después de la muerte, paraísos y esas cosas.

PM: Incluso en la muerte, ¿crees que la familia y la amistad son importantes?

ER: Por supuesto. Los muertos permanecen en el pensamiento de los que les quisieron. Un hijo jamás podrá olvidar a su padre muerto, y ambos jamás dejarán de ser padre e hijo, aunque en diferentes estados, claro. Asumir la pérdida conservando el recuerdo es difícil pero necesario.

 

PM: Este no es tu primer libro publicado ni mucho menos, ¿estás trabajando ahora mismo en algún otro?

ER: No, no es mi primer libro, pero sí es el primero que publico en el género de narrativa, ya que mis otras publicaciones han sido en los géneros de poesía y de recopilaciones de textos en prosa muy, muy breve. Actualmente ando con dos poemarios a medias y una colección de textos en prosa con mucha crítica y reflexión, y ningún argumento narrativo. Y con otros proyectos que me guardo para los adentros porque soy de las que creen que algunas cosas se fastidian simplemente por decirlas en voz alta.

 

PM: ¿Piensas que es difícil hacerse paso en el mundo literario y editorial? ¿animarías a otros a hacerlo?

ER: Es muy difícil, y más si no tienes padrinos o mecenas. Con las editoriales de renombre, no hay nada que hacer si te gusta mucho escribir pero no eres nadie. Las pequeñas editoriales, con un campo de actuación más limitado, sí apuestan por nombres menos conocidos, y en ellas encuentras lo que les falta a las grandes –el gusto por lo que hacen, entre otras cosas–. “Fragmentos de una niña decapitadita”, antes de ganar el premio de Narrativas Oblicuas y ser publicada, pasó por unas cuantas editoriales, obteniendo siempre la misma respuesta: “No”. Todo depende de cómo te lo tomes, de tu objetividad para apreciar si lo que tienes entre manos merece o no la pena y, en caso de merecerla realmente, de tu tenacidad para luchar por ello.

Claro que animo a la gente a escribir, aunque simplemente escriban para ellos mismos, como terapia, como evasión. Escribir te ayuda a crecer porque, cuando organizas tus ideas para plasmarlas en un papel, las estás organizando también para tu propio bien. Si, además de “amueblarte” la cabeza y dar salida a tu creatividad, consigues buenos resultados y tu trabajo es reconocido, la satisfacción es inmensa. Y si esto último no ocurre, al menos te ha servido para expresar esas cosas que no se pueden expresar de otra manera más que escribiéndolas.

 

Queremos agradecer a Elena su amabilidad para contestar nuestras preguntas, la deseamos mucha suerte en sus próximos proyectos.

 

Redacción: Beatriz Ibán Diezhandino

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