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Hoy nos apetecía viajar por esas tierras verdes de inmensos acantilados, con leprechauns por todas partes y arcoiris surcando los cielos. Teníamos ganas de Irlanda. De esa gente tan maravillosa que siempre encontramos en ese país. Hace tiempo que os contamos en unos artículos nuestro paso por Dublín, donde tenemos ganas de volver. Y hemos querido hacer este verano un acercamiento a ese país de leyendas a través de la literatura, para poder seguir soñando con volver, para no olvidar lo que es estar en Irlanda.
Empezamos por la zona oeste del país con el libro de León Lasa en Almuzara «Por el Oeste de Irlanda», en el que podemos encontrar mapas y fotografías en blanco y negro de los lugares que el protagonista recorrió a pie. Vemos cómo nos cuenta con la pasión propia de un viajero lugares como las islas Aran, los condados de Donegal, Kerry y Sligo, Black Head o la península de Inishowen. Conocemos a través de Lasa sus lugares menos turísticos, sus gentes, su costumbres, sus leyendas, su historia. Las descripciones que hace a la hora de relatarnos esos lugares son sumamente literarias a la par que descriptivas: «Todos los grises del mundo habían confluido aquella tarde sobre Newport, poco antes de que descargara una sábana de agua fina como el lino«. Un viaje de paisajes, de pubs y cervezas irlandesas, de una Irlanda rural que enamora más aún si cabe que la que suele conocer mejor el turista, de lecturas dentro de lecturas, de puddings y tés. De Böll, Yeats, Eva Cassidy, los Gallagher o Wilde. Los viajeros empedernidos corren el riesgo de hacer inconscientemente las maletas en cuanto estén leyendo este libro.
Por si fuera poco viaje el que acabamos de describir con Lasa, tenemos en Plaza&Janés a Javier Reverte y su «Canta Irlanda» para sumergirnos de lleno en la literatura, folclore e historia de la bella Irlanda. Incluye en sus páginas centrales ocho láminas de papel fotográfico en las que podemos encontrar fotografías de Swift, Yeats, Wilde, Pearse, Casement, Jyce, Bernard Shaw, Böll, Beckett o escenas lugares de la película «El hombre tranquilo» entre otras. Los más viajeros conocerán de sobra a Reverte como escritor de múltiples viajes que ha hecho en su vida. En éste tenemos desde un Bloomsday hasta druidas, desde poetas hasta la sangrienta IRA. Pero no solo es un libro en el que encontramos descripciones de gente y lugares. Hallamos sentimientos hacia esas tierras, hacia su cultura, su historia. Reverencia absoluta de Reverte con un libro que le costó finalizar, puede que porque, como bien reconocen todos los escritores de viajes, Böll el primero, no es bueno que un escritor escriba sobre un asunto que le guste demasiado. Si bien es cierto que Irlanda tiene paraje indescriptibles y monumentos asombrosos, todo el que haya estado alguna vez reconocerá que hay algo más en esas tierras de leyenda. Hay un aura que desciende y se posa sobre nosotros, la cual nos acompaña durante todo nuestro viaje y hace que el prisma con el que vemos Irlanda sea… indescriptible. Puede que por eso para hablar de sus lugares, los escritores tengan que dejar pasar el tiempo para poder distanciarse un poco y poder escribir textos tan asombrosos como el de Reverte.
Por último hemos elegido el libro de cuentos de Maeve Brennan en Alfabia «Las fuentes del afecto. Cuentos dublineses». Un libro que nos cuenta desde dentro la vida de los habitantes de Dublín, con distintos personajes. Desde los contados por la pequeña Maeve hasta los de los matrimonios Dernon y Bagot. Dos visiones distintas de una misma realidad. Ya nos enamoraba Brennan hablando de Nueva York, ahora nos conmueve y nos atrapa en Dublín con su más de veinte cuentos hablando de una ciudad y un ambiente que muchos ya no hemos conocido. En ese caso, Brennan nos deja ver esas realidades a través de sus ojos y su magnífica prosa ese Dublín ya desaparecido que tantas veces hemos intentado ver sin éxito en cada casa, en cada calle, en cada irlandés que nos cruzamos por las calzadas de la ciudad. Aunque ya hayamos leído sus cuentos dublineses, en el próximo viaje a Irlanda estamos seguros de que muchos elegiréis como compañero literario a Brennan, para que os acerque más al auténtico Dublín que no veremos en nuestra visita, pero que podremos intuir en cada piedra de cada rincón de la misma.
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