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Título: Séptimo
Director: Patxi Amezcua
Guión: Patxi Amezcua, Alejo Flah
Reparto: Ricardo Darín, Belén Rueda, Luis Ziembrowski, Osvaldo Santoro, Guillermo Arengo, Jorge D’Elía, Andrea Carballo
Duración: 88 minutos
Año: 2013
País: España
Música: Roque Baños
Género: Thriller
Productora: Coproducción España-Argentina; CEPA Audiovisual / El Toro Productions / Ikiru Films / K&S Films / Telecinco Cinema
Distribuidora: Twentieth Century Fox España
Sebastián es un importante abogado de Buenos Aires que acude a recoger a sus hijos para llevarlos al colegio. Todas las mañanas los niños bajar corriendo las escaleras mientras él lo hace en ascensor. Hasta que una mañana… los pequeños desaparecen sin salir del edificio. Comienza una lucha frenética del padre por desvelar el misterio y recuperar a sus hijos.
La pesadilla recurrente de casi todos los padres es la de perder a sus hijos. Pocas situaciones pueden resultar más angustiosas, gracias a todas las turbias elucubraciones que se nos pasan por la cabeza mientras que se repiten una y otra vez el alivio y la regañina que les espera al encontrarlos.
Muchas películas han partido de esta premisa, dando origen a todo tipo de thrillers donde los padres pasan un calvario hasta recuperar a sus pequeños, como es el caso de «Prisioneros», película también de este año. En el caso de “Séptimo”, el punto innovador lo encontramos en el escenario de la película, donde los niños desaparecen misteriosamente dentro del propio edificio donde viven, mientras bajan solos las escaleras. Situar el misterio y peligro dentro de la supuesta seguridad del hogar dota al thriller de un toque “kafkiano”, en un laberinto de escaleras arriba y abajo, ascensores y llamadas al móvil. Como ya ocurre en películas con pocos personajes y espacios reducidos –pensemos en “Enterrado” de Rodrigo Cortés–, las conversaciones a través del móvil otorgan la posibilidad de expandir la narración más allá del espacio físico, desarrollando la historia a través del “espacio off”. No es una película formalmente compleja pero logra encontrar el equilibrio justo entre el realismo y la manipulación visual para lograr enganchar al espectador.
La película logra una progresiva escalada de tensión desde el principio, consiguiéndonos implicar con la psicología del protagonista en la desaparición de los niños. El espectador ya se imagina el peor de los escenarios, pero asistimos con desasosiego a la progresiva desesperación de Darín. Se abren y cierran todas vías y explicaciones del misterio o que nos mantiene en tensión constante hasta el acto final, donde por desgracia, el clímax hace aguas y sin ser desastroso, queda por debajo de las expectativas.
Merito del director en aguantar esta tensión del guión durante muchos minutos, recurriendo sin abusar de la cámara en mano y sugerentes recursos con las escaleras y barandillas como protagonistas. Funciona mejor el suspense argumental que las secuencias de cierta acción, aunque la tensión acaba lográndose en las confrontaciones entre personajes. Ricardo Darín («El secreto de tus ojos», 2010), sin duda el actor más talentoso y carismático del cine argentino, vuelve a ofrecer una solida interpretación de este padre en apuros a la argentina. Se trata de un papel difícil al cargar con todo el peso de la película parando por todo tipo de estados anímicos hasta la extenuación. La pobre Belén Rueda («El orfanato», 2007) queda en evidencia nada más compartir plano con el argentino.
Total, que para pasar un rato entretenido y sin demasiadas pretensiones, “Séptimo” resulta un estupendo producto de entretenimiento y tensión. Ofrece lo que promete, ni más ni menos. Abstenerse padres sensibles a las situaciones tensas o espectadores de la máxima exigencia argumental, dado que el guión llegará a tomarse sus licencias en determinado momento de la película. A los que simplemente les guste Darín, encontrarán lo que buscan.
Crítica: Daniel Álvarez González
