“Jungla de Cristal”: Un cowboy en un rascacielos japonés rodeado de terroristas alemanes (I)

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¿Qué tienen en común Frank Sinatra, Arnold Schwarzenneger y Bruce Willis?, ¿Qué no lo sabes?, pues “Jungla de cristal”, claro está. Bueno, si no lo sabes luego te lo comento, porque me pongo a analizar la saga de cinco películas, por ahora, protagonizadas por el ex de Demi Moore.

En el más de un cuarto de siglo que ha pasado desde el estreno del primer capítulo, la saga ha avanzado en consonancia con el cine y la sociedad que vivimos, pero todo empezó en 1988 en el Nakatomi Plaza…

John McClane es un policía neoyorkino que viaja a Los Ángeles en Nochebuena para reconciliarse con su mujer Holly (Bonnie Bedelia). Lo que no se espera McClane es que en el edificio donde trabaja Holly hayan entrado unos terroristas alemanes capitaneados por un inteligente, elegante y despiadado terrorista llamado Hans Gruber (Alan Rickman) quien está dispuesto a cualquier cosa con tal de llegar a la cámara acorazada del edificio. McClane, cabezota como él solo, decide salvar a su mujer y de camino a los 30 rehenes del edificio Nakatomi descalzo y con camisetilla interior.

Como comentaba antes, tanto Sinatra como Chuache estuvieron relacionados con el proyecto, que se remonta a finales de los 60 y me voy a poner a dar todos los detalles, así que paciencia, que probablemente me enrolle.

5Tras los fiascos de millonarias producciones épicas como “Cleopatra” (1963), “La caída del imperio romano” (1964) o “Rebelión a bordo” (1962) y el gran éxito de la saga 007,  los grandes estudios miraron al policíaco de nuevo y decidieron volver al género detectivesco que tan buenos resultados había dado en los 40. Surgieron en aquella época una serie de muy estimables ejemplos de Hardboiled cinematográfico, como fueron el díptico “Harper, investigador privado”/“Con el agua al cuello” (1966/75) protagonizado por Paul Newman, “Marlowe, un detective muy privado” (1969) con James Garner, “Bullit” (1968) con Steve McQueen o “A quemarropa” (1967) con Lee Marvin.

A esta corriente revisionista se quiso apuntar Frank Sinatra, quien acompañado de su amigo el director Gordon Douglas, hizo tres películas como detective para 20th Century Fox. Estas serían el díptico del detective Tony Rome “Hampa dorada”/”La mujer de cemento” (1967/68) y otro film rodado entre medio de ambos. Este tercer film estaría destinado a plasmar el “eterno amor” de la pareja Sinatra/Mia Farrow. La novela seleccionada por “La voz” era “El detective”, de Roderick Thorp, editada sólo un par de años antes. Pero el proyecto no salió como se esperaba ya que Mia Farrow se quedó más tiempo del previsto rodando “La semilla del diablo” (1968) y al final el cantante la mandó a hacer puñetas, tanto cinematográficamente como en la vida real, ya que tras esto pidió el divorcio. Pero eso es otra historia que algún día contare.

7El caso es que “El detective” es una interesante pero irregular película en la que se tocaba el tema de la homosexualidad, homofobia, los derechos sociales y la corrupción algo muy rompedor para la época, pero que medio siglo después es lo más común en cuanto pones la tele. Esto se tradujo en una buena taquilla y en unos números excepcionales de venta para la novela. Tanto es así que Thorp escribiría una secuela “Nothing lasts forever” editada en 1979. Al editarla, la Fox contactó con Sinatra para retomar su papel de Joe Leland, pero el ganador del Oscar por “De aquí a la eternidad” (1953), ya tenía 65 años y pasó de hacerla. Aunque en la novela original tenía que salvar a su hija Stephanie Leland Gennaro y su nieto de un asalto terrorista alemán en el rascacielos de la corporación petrolífera Klaxon Oil, los años eran muchos y la verdad era difícil imaginar que al sexagenario cantante e intérprete arrastrándose por los conductos de ventilación del edificio. Sinatra se animó a retomar el rollo detectivesco e hizo otra película como duro agente de la ley, “El primer pecado mortal” (1980) en la que, como apunte, aparecía por primera vez en una pantalla cinematográfica como figurante un jovenzuelo llamado Bruce Willis.

8A lo tonto hemos llegado a los 80, esa época en que Chuck Norris se liaba a mamporros en “Marcado para morir” (1982), “McQuade, el lobo solitario” (1983) y “Desaparecido en combate” (1984), Stallone era el rey de la acción con “Halcones de la noche” (1981), “Rocky III” (1983), y sobre todo con “Acorralado” (1982) y “Rambo: acorralado 2” (1985) y un austríaco de apellido impronunciable iba haciendo su nombre cada vez más importante con los sucesivos éxitos de “Conan, el bárbaro” (1982), “Terminator” (1984) y “Commando” (1985). La última de estas tres películas del actor de “Desafío total” (1990) estaba producida por Fox, y al ver el pastizal que dejó se dio luz verde a una continuación. Buscando posibles ideas de padre/tipo duro que salva a su hija, alguien se acordó de la novela de Thorp y comenzaron las reescrituras, pero el futuro gobernador de California no estaba por la labor de hacer una secuela. Schwarzeneger aceptó mientras otro proyecto para Fox, “Depredador” (1987) con un director que sorprendió por su gran capacidad para el encuadre y la acción, John McTiernan.

Ambos se llevaron tan bien que el musculoso actor le fichó para el film, antes incluso de que fuera estrenada su primera colaboración que, como todo el mundo debería saber, se convirtió en un clásico de culto instantáneo. Lo que pasó entonces es que al austríaco le ofrecieron hacer “Los gemelos golpean dos veces” (1988) y aceptó sin pensarlo dos veces, dejando el proyecto a medias e incluso con McTiernan atado al mismo. Se contactó entonces con Sylvester Stallone, que lo rechazó porque acababa de firmar un contrato en exclusiva con Canon, Harrison Ford quien como Scwarzennegger quería dar una oportunidad a la comedia haciendo “Armas de mujer” (1988) o Mel Gibson quien se fue a hacer un papel más denso y ambiguo de lo habitual intentado ganar algún premio –sin éxito– con  “Conexión Tequila” (1988) de Robert Towne con Michelle Pfeiffer.

9McTiernan sin embargo no lo tenía tan claro con estos intérpretes y quería encontrar a un actor tan sarcástico como Chuache y también con pinta de duro, pero ya que estábamos, volver a las raíces de la novela, que fuera un tío normal, que no sabemos si realmente podrá salvar a su familia o no, en vez de la máquina de matar que representaba Arnold. McTiernan vio entonces que se anunciaba “Asesinato en Hollywood”, (1987) un discreto divertimento policíaco dirigido por Blake Edwards coprotagonizado por Bruce Willis haciendo del vaquero Tom Mix. Este dato es más importante de lo que parece y luego comento el por qué. Esa mezcla de tipo duro y sarcasmo fue lo que hizo que pasara de ser el galán sarcástico de la suave serie detectivesca con toques románticos ‘Luz de Luna’ (1985-89) al macho policía por el que todo el mundo recuerda.

Como ya me he enrollado suficiente no voy a hacer ni un sólo comentario sobre la producción, que para eso está el Making of (con una sola “f” por favor) y me pongo directamente a analizar la película.

“Jungla de cristal” (1988)

Como ya he dicho John McTiernan quería hacer a John McClane (curioso el parecido de nombres) un personaje más humano y nos presenta a un padre de dos hijos, que sigue queriendo a su mujer, pero por diferentes razones tienen su matrimonio pendiente de un hilo. Desde que el cartel de la Fox desaparece, McTiernan demuestra su dominio visual y de de la narrativa, ya que no sólo sabe mostrar los grandes decorados majestuosamente, sino que desde el primer minuto está dando información al espectador y no sólo por guión, sino también visualmente.

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El primer plano que vemos de McClane es su mano, con su anillo de casado, por lo que aún sigue amando a su mujer, mientras su todavía esposa Holly tiene una serie de fotos de sus hijos en su escritorio en la última de las cuales aparece John y esa precisamente la tapa, por lo tanto nos dice que ella está bastante cabreada con él aún, no en vano ha cambiado su apellido de McClane a Gennaro, pero le tiene en mente. Volvamos al avión en que viaja McClane, allí tenemos a un ejecutivo que le recomienda relajarse descalzándose… algo que será importante en el devenir de la historia. Tomamos a otro ejecutivo, en el Nakatomi Plaza. Este es cocainómano al que le trae sin cuidado la familia, la navidad y nada salvo él mismo. De hecho se la suda que Holly esté casada. Merece morir, ¿verdad? En la salida del avión y en la terminal McClane se queda mirando a dos chicas muy atractivas, con lo cual ya tenemos una idea de alguno de los motivos por los que el matrimonio se ha separado. Toda esta información nos la ha dado McTiernan antes de que terminen los créditos, sin estridencias, con planos estáticos reposados en la interpretación, aunque con un montaje dinámico, no en vano nominado al Oscar.

Pero la edición se va haciendo cada vez más dinámica con mayores movimientos, mayores angulaciones de cámara y metiendo caña en el montaje según van pasando los minutos y va avanzando la trama.

Si analizamos al personaje interpretado por Willis sin mirar que al final salva a todo el mundo y tal y como se nos presenta en un principio, tiene que ser un tío bastante borde y con gatillo fácil. A la mínima ya se está peleando con su mujer y haciendo burla a una embarazada. Realmente es un tío despreciable. También es cierto que si no, no nos creeríamos nada de la película.

Lo interesante e inteligente del guión de “Jungla de cristal” es que siempre va más allá. No sólo es un secuestro en el que un policía hace el mismo papel que el Alien de la película hace en la nave Nostromo, que es en lo que inciden todos los intentos de copia de la película de McTiernan, como son “Alerta Máxima” (1992) o “Pasajero 57” (1992), sino que los terroristas tienen un plan inteligente, esperando que llegue el FBI entrando como un elefante en una cacharrería.

1Vale que el guión tiene tópicos hasta decir basta y que los personajes avancen bien poco, pero la trama está perfectamente alambicada, con todo en su lugar y momento perfecto. Incluso el personaje interpretado por Reginald Veljohnson, el Sargento Carl Winslow… que digaaaa… el Sargento Al Powell, tiene un momento heroico, a pesar de tener un trauma y ser denigrado por su superior. Y eso es importante. Aquí menos el Señor Takagi (James Shigeta), máximo responsable de la compañía Nakatomi y primer objetivo de los terroristas, los jefes son unos imbéciles. Ya no sé yo si es por vendetta personal de McTiernan –conociendo su historial paranoico apostaría a ello– o sólo es por caer bien al espectador medio, pero tanto el superior de Powell como Johnson & Johnson –evidente guiño al champú– son unos prepotentes con menos luces que una patera de contrabando.

He dicho que los personajes no avanzan mucho, algo normal en la acción, pero no están descuidados, como hemos podido ver desde un principio ya que están perfectamente definidos. Como ya he dicho McClane va con su anillo de casado, Holly se ha vuelto a apellidar Gennaro, Hans Gruber lee el Times… no hay nada que esté dejado al azar. De hecho la conocidísima frase “Yipe ki yay, hijo de puta” indica no sólo la cultura tanto del héroe como del villano, sino también la rivalidad entre la mentalidad europea y la americana. Hans Gruber llama a McClane “vaquero”, por eso dice lo Yike Ki Yay cuando va a despedirse, porque era una expresión típica de los vaqueros del oeste americano del XIX. Es como cualquier taco hoy día. A consecuencia de eso MaClane le dice a Powel que es Roy Rogers, uno de los vaqueros televisivos por excelencia en los 50. Para el villano, europeo, todos los americanos son cowboys y McClane en el fondo no se siente incómodo con esa etiqueta.

2Vemos que en el fondo el policía neoyorkino no es un paleto, tiene su cultura. Vemos que es un tío con materia gris como para discurrir los movimientos de los terrorista, no alguien que descubre las cosas porque sí. Así que aunque en las películas posteriores la frase pasó a ser una convención más, aquí está por un motivo. Como decía antes, Bruce Willis había sido anunciado como el intérprete del vaquero cinematográfico Tom Mix en la que sería su segunda colaboración con el mítico director Blake Edwards, “Asesinato en Hollywood” cuando le vio McTiernan, así que realmente la decisión de hacerle también una suerte de cowboy no fue una decisión ni descabellada ni tomada a la ligera, aunque sí que fue polémica. Pero da igual, McTiernan sabía bien lo que hacía. Por cierto que ambas películas se rodaron una tras otra y se estrenaron con apenas dos meses de diferencia. De la primera nadie se acuerda. Si Edwards hubiera esperado 6 meses quizá hubiera tenido un exitazo en sus manos. Nunca se sabrá.

Y aquí me mojo. Sabía lo que hacía también humanizando a McClane. No era esa máquina de matar austríaca o Rambo, era un policía con problemas en su matrimonio, con miedo a volar, que se enfrenta a los villanos descalzo y en camisetilla interior porque le pilla el marrón buscando relajar la tensión. Lo opuesto al actioner ochentero. Y sin embargo es una de sus películas icónicas porque el director sabe qué elementos son los que tomar del policíaco clásico porque, por muchos tiros y explosiones que haya, no nos engañemos, “Jungla de cristal” es una Heist movie, como “Atraco perfecto”, “Heat” o “La jungla de asfalto”, título en que los distribuidores españoles usaron como desafortunado referente. Si, McTiernan sabía lo que hacía, ya que a Willis le da la complejidad de Bogart o Cagney. Tanto es así que lleva 25 años viviendo de ello.

3Y es que no puedo parar de deshacerme en elogios ante el inteligente director ya que no sólo supo retorcer los estándares en cuanto a guión, sino también en puesta en escena. A pesar de que le tomaban por loco con sus traveling laterales y sus planos nerviosos, el director se empeñó en ponerlos. El director comentaba que en su siguiente película, “La caza del Octubre rojo” (1990) hizo un plano/contraplano con dos travelings laterales y que el editor decía que no sabía cómo podía hacer funcionar aquello. Pero funcionó. ¡Vaya si funcionó!, hoy día no concebimos una película de acción sin los planos que experimentó el director de “El último gran héroe” en “Jungla de Cristal”. A pesar de ello, estos planos no dominan la película. Su trabajo se enmarca dentro del clasicismo, pero en ningún caso dentro de lo anodino ni mucho menos, porque como he comentado antes, todo lleva a algún lugar incluso en los planos de cámara; todos aportan algo. Incluso aquellos que carecen de fuerza como es el caso de John McClane escuchando como el ejecutivo cocainómano se cree que se va a salir con la suya, está apoyado en un muy buen plano de los terroristas en contraposición escuchando cínicamente al  advenedizo.

Pero además –sí, hay más– incluso los planos que pudieran ser más anodinos como pueden ser los de los coches de policía sitiando el edificio por la noche no están  iluminados con mucho azul, como parece que es lo único que sabe hacer James Cameron, sino que vemos constantes efectos de luz que matizan y embellecen todo el metraje.

4En el trabajo de dirección se me ve mucho el plumero ya que estoy completa y absolutamente fascinado por el trabajo de McTiernan desde “Depredador” hasta “El secreto de Thomas Crown” (1999) con todas sus irregularidades, claro, pero sobre todo en este trabajo. Pero no todo es mérito suyo. Fox estaba que le olían los calzoncillos mal porque McTiernan había contratado a reparto principalmente desconocido, pero estos hicieron trabajo sobresaliente, ya que todos los actores están perfectamente ajustados, desde el inconmensurable Bruce Willis dándolo todo como el policía cabezota, como una ajustada Bonnie Bedelia, James Shigeta, Reginald Veljohnson, William Atherton repitiendo su personaje repelente de “Los cazafantasmas” (1984) … incluso Alan Rickman como Hans Gruber en el que es su primer papel en un largometraje. Está tan increíble que nadie lo diría.

Hora de poner nota, pero creo que ya queda claro que soy fan incondicional de la película, con una dirección soberbia, que rellena los tópicos del guión, una fotografía magnífica, montaje soberbio, actores en estado de gracia y una banda sonora, que no he mencionado antes, muy deudora del cine de acción de los 80, pero efectiva. Vale, vale, no estamos hablando de “El padrino”, pero ese 8,5 está más que justificado.

Título Original: Die Hard
Reparto: Bruce Willis, Bonnie Bedelia, Alan Rickman, Alexander Godunov, Reginald Veljohnson, Paul Gleason, William Atherton, Hart Bochner, Robert Davi, Grand L. Bush, Wilhelm von Homburg
Director: John McTiernan
Guión: Jeb Stuart, Steven E. de Souza (Novela: Roderick Thorp)
Productora: 20th Century Fox
Música: Michael Kamen
Presupuesto: 28 millones de dólares (58 millones de dólares ajustados)
Taquilla: 140 millones de dólares (292 millones de dólares ajustados)

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En cuanto a números la película costó 28 millones de dólares, recaudando 83 millones en EE.UU. y sólo 57 en el resto del mundo, pero vamos, 140 millones ganados con sólo 28 de presupuesto es un buen negocio. Si actualizamos cifras tenemos que en 2014 la jungla hubiera costado 58 millones de dólares, una cantidad  que para el cine de acción de hoy día es casi un chiste, pero si tenemos en cuenta que no había ningún actor que fuera un éxito asegurado, la apuesta era arriesgada. Ahora, si convertimos los 83 millones que ganaron de EE.UU. y los 57 del resto del mundo a dólares de hoy, tenemos que hubiera recaudado 173 millones en EE.UU. y 119 en el resto, esto es 292 millones de dólares, vemos que no tenemos cifras astronómicas, pero multiplicar por cinco el presupuesto de una película sí que son un margen sólido y muchas buenas razones para continuar la saga un par de años después.

Pero eso será la semana que viene con “Las junglas buenas”.

Para despedirme hoy ofrezco un momento único: el encuentro de los dos John McClaine. Bueno, más o menos. La figuración de Bruce Willis en “El primer pecado mortal” junto a Frank Sinatra.

Redacción: Juan Pablo Pérez Padial

Sobre Maria José Díaz-Maroto García

Cinéfila empedernida buscando la serie perfecta. Combino mi pasión por el cine con las series y los libros. Redactora Jefe de Cine de esta gran comunidad que es Pandora Magazine y propietaria de un pequeño blog donde extiendo mi pasión por el cine, la literatura, las series y etcétera: 'Delirios, Literatura, Cómics y Películas'.