¿Qué les ha pasado a los griegos?

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Ayer conocíamos la noticia de que el grupo neonazi «Amanecer Dorado», liderado por el griego Nikos Mijaloliakos, conseguía la friolera de 21 diputados en el Parlamento al haber sido votado por el 7% de los griegos.

Este partido, que utiliza para su campaña la frase «Para que el país se libre de la suciedad», han anunciado que «Si conseguimos el poder, deportaremos a todos inmediatamente y sellaremos de nuevo las fronteras con minas, vallas eléctricas y más guardias». Después de haber sido acusados desde hace años de diversos delitos, incluso de participar en la masacre de 1995, este grupo ha conseguido el apoyo de un número importante de griegos el domingo. En la misma rueda de prensa después de saber su victoria, se obligó a los periodistas presentes a levantarse como signo de respeto al líder; quien no quisiera levantarse, debía abandonar la sala. Esos segundos de indecisión por parte de los periodistas recordaron mucho al experimento apodado «La Ola». Seguimos buscando información de si hubo un solo periodista que se fuera de la rueda de prensa y se negara a acatar esa orden neonazi.

Empezamos a ver paralelismos entre diversos momentos de la historia en los que los ciudadanos se han radicalizado y han dado un giro extremista hacia posturas irracionales para castigar a los partidos que creen que se están equivocando.

¿Pero la ciudadanía realmente puede volverse ciega y pedir a gritos ser dirigidos por neonazis y gente afín a ellos por muy mal que estén las cosas?