Vale, seguimos sobrecogidos por el último trabajo de los Daft Punk. Nuestros amiguitos franceses han sabido exprimir su halo de misterio hasta crear un hype que ha dejado descuadrado (y maravillado) a todo el personal. Su apuesta resulta transgresora, ya que no es fácil dotar de alma humana sus hasta ahora robóticos movimientos. Jugar a ser los reyes de la italo-disco podía sonar a broma de mal gusto hace tiempo, pero lo cierto es que ha resultado ser una jugada maestra. Aunque no desesperen, hay vida más allá de en el mundo de la electrónica.
Disclosure son dos hermanos (de nombres Guy y Howard Lawrence) oriundos del sudeste británico que dieron a luz su proyecto musical allá por 2010. Pero es tras la comercialización de su último trabajo, Settle, donde han logrado dar con la tecla del éxito, hasta convertirse en el disco más vendido de la semana en UK. Para conseguir semejante hazaña, se mantienen cómodamente instalados en su vertiente deep house y abrazando sonidos del antaño floreciente 2-step e incluso de la música garage de su Reino Unido natal. Si pensamos en referentes, nos viene a la cabeza Basement Jaxx, y al igual que estos, Disclosure añade como ingrediente principal diversas colaboraciones vocales que otorgan al producto final de un regusto mucho más popero y en ocasiones muy cercano al Hip Hop.
Así, Aluna George, Eliza Doolittle, Jamie Won, Sinead Harnett o Sam Smith entre otros se suben al carro comandado por una producción cuidadísima, donde se abusa conscientemente del estribillo, el sintetizador y las letras no excesivamente trabajadas, pero cuyo resultado final resulta sorprendentemente homogéneo y revelador.
Algunas pistas son auténticos rompecinturas, otros tracks se expanden más cercanos a los medios tiempos, pero los 18 temas incluidos en este trabajo poseen un denominador común. Y es que todas las canciones pueden ser consideradas potenciales hits. Y eso no está al alcance de cualquiera.
Disclosure están incluidos en la programación del sábado 22 con el motivo de la celebración del Día de la Música en el Matadero de Madrid. Una experiencia sensorial y bailable que no deberías perderte.
Crítica: Chris Val
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