Todavía nos queda mucho verano por delante, y nos ha parecido el momento perfecto para recomendar dos joyas ilustradas que os acompañarán en lo que queda de estación. Y nada mejor que dos grandes autores para este mes veraniego que nos queda.
En primer lugar, tenemos en Impedimenta una nueva obra en su colección de ilustrados El Chico Amarillo. En esta ocasión, nos traen al Huck Finn de Mark Twain en una versión de novela gráfica de Olivia Vieweg y traducción de Belén Santana.
Sinopsis: Coincidiendo con el 130 aniversario de la publicación de Huckleberry Finn, el clásico de Mark Twain, Impedimenta recupera la adaptación al cómic de una de las novelas fundacionales de la literatura norteamericana. Publicada por la prestigiosa editorial Suhrkamp en Alemania, la acción se traslada de las orillas del Mississippi a la ciudad de Halle, en la antigua Alemania Oriental, bañada por el río Saale. Una fábula atemporal, divertida, brillantísima, que bajo el pincel de Olivia Vieweg alcanza cotas difícilmente superables.
Tenemos la historia del pícaro Finn, esta vez ambientada en la ciudad de Halle, en la antigua Alemania Oriental, bañada por el río Saale. En esta ocasión, en vez de acompañar a Finn su amigo Jim, es Jin, una chica asiática que huye de la trata de blancas. En esta ocasión, aunque respetando el estilo original que le dio Twain a su obra, Vieweg plasma en esta adaptación los problemas actuales que tenemos en nuestra sociedad como prostitución o familias deestructuradas. Además de la calidad que le imprime Vieweg e Ines Korth a esta nueva edición, hay que destacar de nuevo la gran labor de Impedimenta por acercar a sus lectores una edición muy cuidada, con tapa dura, colores sepia y tamaño adecuado para poder llevártelo este verano allá donde vayas. Una gran conmemoración del 130 aniversario de este clásico que se nos hace siempre tan actual.
El otro libro que vamos a recomendar hoy es, sin salirnos de la crítica social, Mingote reservado, en la Editorial EDAF, con edición de Isabel Vigiola y Antonio Astorga.
Sinopsis: La censura obligó a Antonio Mingote y a sus cofrades del buen humor a afinar la intención, propinarles vueltas y vueltas de tuerca a las cosas, apuntar por elevación («creo que se dice así en artillería»), hacer ejercicios de elipsis, sobreentendidos y ambigüedades. «Esto no es deseable, pero ha tenido por consecuencia unas herramientas más pulidas y un ingenio más aguzado», confesaba el maestro a propósito de la guillotina censora. La censura rasgaba las páginas y los dibujos no aptos con un lápiz rojo. Desvelamos en esta obra todos los chistes que fueron censurados por la maquinaria del régimen, que obligaba al director de periódico de turno a tener que censurar a su dibujante. Se ofrecen también varias series de bocetos y apuntes en las que se aprecia el trabajo tentativo del artista hasta llegar a dar forma definitiva a sus personajes o a sus libros. De igual modo, se incluyen relatos y apuntes inéditos que nos dan una visión más completa del genio Mingote.
Podemos volver a disfrutar del mejor Mingote, de ése al que le censuraban por su irónico lápiz. Tenemos más de doscientos documentos y dibujos que salen ahora a la luz y con los que vamos a repasar la España que le tocó vivir, siempre desde su óptica particular y sincera. Una obra de un gran genio que muchos extrañamos en la actualidad. Podemos apreciar su resignación cuando le enviaban devueltas sus tiras cómicas para que modificara los chistes, y cómo él tenía completamente asumido que habría tiras cómicas que no podrían ver la luz por ese motivo precisamente. Una obra en la que se repasa la vida y la obra de un gran genio del humor ilustrado de nuestro país, irremplazable e inigualable. Cuánta falta hace en España más Mingotes…
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