Han pasado unos cuantos años desde que John Calcott Horsley, maestro litógrafo, creara en 1846 la primera tarjeta de Navidad, a petición de Sir Henry Cole.
Cole era un prestigioso hombre de negocios, que disponía de un gran número de amistades a las que tenía la obligación de felicitar en Navidad. Ante el gran trabajo que suponía redactar manualmente las postales de felicitación, optó por encargarle a su amigo John Horsley la elaboración de mil postales.
John diseñó una escena navideña; un grabado coloreado a mano que representaba a una familia que brindaba por sus amigos ausentes. La imagen fue criticada por los puritanos, puesto que consideraban que incitaba al consumo de alcohol.
Henry Cole no adquirió finalmente las mil postales que había encargado. Por ello, John Calcott vendió las sobrantes por el importe de un chelín cada una.
Con este hecho comenzó la tradición del envío de postales en Navidad. Años después esta tradición se vio impulsada por el relato de Charles Dickens «A Christmas Carol», y por la decisión de la Reina Victoria de asumir la tradición. En 1862 se empezaron a imprimir tarjetas navideñas en serie, que fueron un éxito inmediato.
En nuestra sociedad, con el avance de las nuevas tecnologías, el envío de postales por correo postal va disminuyendo, mientras que aumenta considerablemente el número de postales digitales que se envían a través de internet.
Redacción: Begoña Rodríguez
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