Según la mitología vasca, es un entrañable anciano que durante el año trabaja de carbonero en las montañas, descendiendo a las ciudades y pueblos, la noche del 24 de diciembre, para dar a conocer el nacimiento de Jesús. Es una figura propia de las provincias de Navarra y País Vasco.
La tarde de nochebuena, los niños se reúnen en las parroquias, o en los colegios, y sacan en procesión por las calles, una figura que representa al Olentzero, mientras le cantan en euskera su canción:
«Olentzero se nos ha ido al monte a trabajar con intención de hacer carbón.
Cuando ha oído que ha nacido Jesús ha venido corriendo a dar la noticia.
He aquí nuestro Olentzero, con la pipa en la boca, está sentado, incluso tiene capones con huevos para merendar mañana con una botella de vino.
Olentzero cabezota de gran inteligencia ayer al anochecer dicen que bebió un odre de diez arrobas. Que barrigudo es, laralalala laralalala que barrigudo es,
laralalala laralala
He aquí nuestro Olentzero»
Al final del recorrido, la figura del Olentzero arde mientras los niños le cantan la siguiente canción:
«Ven muchacho a casa, ven a comer castañas pilongas, a celebrar la Nochebuena junto al padre y la madre.
Verás al padre reír con la alegría y la dicha de la madre.
Muchacho, dale vueltas a ese tamboril mientras se asan las castañas mientras se asan las castañas, Txipli, txapla, pun.
Que pasemos una feliz Nochebuena.»
Esa misma noche, Olentzero antes de regresar a la montaña, visita las casas de los niños y les obsequia con regalos.
Redacción: Begoña Rodríguez
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