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Título: Somos los Miller (We’re the Millers)
Director: Rawson Marshall Thruber
Guión: Sean Anders, Steve Faber, Bob Fisher, John Morris
Reparto: Jennifer Aniston, Jason Sudeikis, Emma Roberts, Ed Helms, Will Poulter, Kathryn Hahn, Nick Offerman, Thomas Lennon, Vickie Eng, Tait Fletcher, Molly C. Quinn,Tomer Sisley, Lunden De’Leon, Vickie Eng, Matt Cornwell
Duración: 110 minutos
Año: 2013
País: EE.UU.
Música: Ludwig Goransson, Theodore Shapiro
Género: Comedia
Productora: Warner Bros. Pictures
No sé si has visto alguna vez “Padres forzosos” (1987/95), esa serie de discurso increíblemente moralista donde alguien de la familia se metía en un problema en cada episodio y gracias a la contribución familiar acababa saliendo del problema y siempre con el refuerzo de sus seres queridos. Pues viendo “Somos los Miller” he tenido esta misma sensación.
David Clark (Jason Sudeikis) es un traficante de bajo perfil y alta edad –para el trapicheo tan soso que se trae entre manos– que se mete en una pelea por culpa de su alelado vecino Kenny (Will Poulter) y Casey (Emma Roberts) una chica sin techo a la que quieren robar. Por salvar a la chica le dan una paliza y le roban todo el dinero y el material. ¿Qué pasa?, pues que el jefe de David, Brad Gurlinger (Ed Helms) le hace un encargo: Ir a México, recoger un cargamento y llevarlo a EEUU. O eso o se la juega. Para esta historia convence a los responsables de su desgracia, ‘el alelao’ y ‘la sin techo’, y convence a su vecina Rose (Jennifer Aniston), una striper venida a menos, para que se hagan pasar por una familia convencional y así no levantar sospechas.
Con los elementos con los que juega la película tendríamos, a priori, una comedia desenfrenada como las que se hacían los primeros intérpretes del “Saturday night live”, como “Porky’s” (1982), “Granujas a todo ritmo/Blues brothers” (1980) o “Desmadre a la americana” (1978), donde no hay originalidad aunque sí mucho desfase. Podríamos hasta pensar que Jason Sudeikis recoge el testigo como integrante del mencionado programa, pero no. Tenemos en el film un sinfín de chistes “caca, culo, pedo, pis”, esto es: hablamos de mamadas, consoladores, tocamos una tetilla, unos genitales hiperbólicos y poco más, porque hay que hacer una película para (casi) toda la familia. Y digo para la familia porque al final lo que importa es la familia, ya sea de verdad o postiza. Nada que objetar para el espectador medio, ya que estamos ante un producto en la estela de la saga «Resacón en las vegas» (2009/11/13), pero descafeinado.
Hay una voluntad de hacer un producto digno. No estamos ante un “Date movie” (2006) o “Esto es la guerra” (2012) en los que teníamos 2 comedias sin gracia y rodadas sin el más mínimo ápice de de talento. Por lo menos aquí vemos una planificación, aunque un punto por encima de la Sitcom, muy televisiva, sin estridencias en la que sus protagonistas defienden con solvencia –a pesar de que nadie se cree que la estiradísima Jennifer Anniston sea una striper– sus respectivos papeles.
Una nota, pues un 4,5. El intento es bueno, pero ese canto a la familia disfuncional que al final no lo es tanto, ya lo hemos visto millones de veces, desde las películas de Wes Anderson hasta “Little Miss Sunshine” (2006) y ya hace mucho que dejó de ser algo original. Si por lo menos hubieran tirado por el humor torrentiano, agradeceríamos el cambio, pero estamos ante algo que parece un espisodio alargado de “Padres forzosos” o “Cosas de casa” (1989/98)
Redacción: Juan Pablo Pérez Padial
