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Título: La bella y la bestia (La belle et la bête)
Director: Christophe Gans
Guión: Christophe Gans, Sandra Vo-Anh
Reparto: Léa Seydoux, Vincent Cassel, André Dussollier, Eduardo Noriega, Audrey Lamy, Myriam Charleins, Sara Giraudeau, Jonathan Demurger, Yvonne Catterfeld, Dejan Bucin
Duración: 112 minutos
Año: 2014
País: Francia
Música: Pierre Adenot
Fotografía: Christophe Beaucarne
Género: Fantástico, Romance, Thriller
Productora: Eskwad / Pathé / Studio Babelsberg
Distribuidora: DeA Planeta
Adaptación de la historia de «La bella y la bestia». Un mercader se pierde en el bosque cuando se dirige al pueblo para comprar los encargos de sus hijas. Su destino cambiará para siempre cuando se tope con una mansión donde vive un terrible ser.
Como dijo Christophe Gans su intención era sorprender al público creando un universo completamente nuevo jamás experimentado antes, con imágenes de una calidad sin precedentes. Y lo consigue, los paisajes están muy logrados, y hay escenas en los que sobresalen notablemente, a pesar de recordarnos un poco a los ya vistos en otras películas tales como «Oz, un mundo de fantasía». Sin embargo, es lo único que se sostiene en la historia junto con la banda sonora.
Nada más presentarnos a la familia, sentímos lástima por la Bella de esta adaptación. Las dos hermanas recuerdan a las hermanastras de otro cuento infantil, la Cenicienta. Dos minutos de metraje con ellas en escena son suficientes para desear que desaparezcan. Aunque bien es cierto que ningún personaje se salva, tampoco la parte masculina de la descendencia del viejo mercader. Trapicheros y morosos y oportunistas. El tiempo invertido en presentar a esta peculiar familia son del todo prescindibles, no aportan nada. Con esta situación, la idea de irse con la bestia parece casi un milagro para Bella.
En cuanto a la bestia, nos inspira más ternura que miedo. Vemos a un leoncito de pelo sedoso con buenas ropas, que hace regalos a aquellos que se acercan. Por lo que en este no vemos esa transformación psicológica que vemos en otras adaptaciones y que ya caracterizan a la bestia.
En cuanto a su historia de amor con Bella, más de lo mismo. Intenta ser tierna, pero acaba siendo ridícula. El hecho de que Bella empiece a “quererle” cuando tiene visiones de la antigua vida de bestia, cuando sabe que en realidad es un príncipe y no un animal. Pongo “quererle” entre comillas porque es algo que no vemos hasta que ella lo dice, el personaje no lo demuestra.
Por su parte, las criaturas que conviven en la casa junto con Bella, esos extraños perros que desentonan totalmente con el decorado pues resultan muy artificiales, también son totalmente prescindibles. Al igual que toda esa parafernalia del ciervo dorado y el Dios del bosque. El final es totalmente ridículo, sobre todo el momento en el que bestia sale con un abrigo de abuela de pelo blanco. En vez estar pegado a la butaca te dan ganas de echarte a reír. No consigue crear ni la mitad del misterio, ni una pizca de inquietud a pesar de encontrarnos en el castillo de una bestia.
Los actores, una vez más, hacen todo lo que pueden dentro de las posibilidades del guión. Vincent Castell («Trance», 2013) es el que más destaca en su papel de príncipe, seguido de Eduardo Noriega como Perducas, que nos vende a un perfecto egoísta interesado de lo más creíble y odiable. Léa Seydoux, después de su gran actuación en «La vida de Adéle», nos deja con ganas de más, aunque tampoco lo hace mal.
En definitiva es una película entretenida, más bien dirigida al público infantil que al adulto por su contenido fantástico. Pasable.
Crítica: Jennifer Mosquera
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