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TÍTULO: El desencanto
DIRECTOR: Jaime Chávarri
GUIÓN: Jaime Chávarri
GÉNERO: Semi-Documental
AÑO: 1976
DURACIÓN: 97 minutos
REPARTO: Felicidad Blanc, Leopoldo María Panero,
Michi Panero, Juan Luis Panero
SINOPSIS
La castellana e intelectual familia Panero muestra sus interioridades en una película que se ha convertido en un verdadero símbolo del paso del franquismo a la democracia. Durante los casi 100 minutos de cinta, el público es testigo de la huella que la muerte del padre -un reconocido poeta franquista- ha dejado en ellos.
ARGUMENTO
Tras la muerte de Leopoldo Panero, su familia se siente liberada de aquel presidio que para ellos suponía el franquismo. Leopoldo María Panero, el hijo mediano, un excelente poeta y una de las mentes más maravillosas de este país, relata varios de los episodios vividos durante su internamiento en un sanatorio a la vez que se alía con el hermano menor, el mordaz y estiloso Michi, en una atractiva cruzada contra su madre, una mujer que deja entrever un intelecto sublime bajo esa pose tradicional típica de la aristocracia de Castilla. Por medio se cruza el hermano mayor, Juan Luis, otro poeta que rivaliza con Leopoldo María a la hora de mostrar su capacidad lírica e intelectual.
OPINIÓN
Cuando Jaime Chávarri ideó una película basada en las penurias que se vivían en los psiquiátricos españoles durante el franquismo, jamás imaginó que el producto final llegase a lo que acabó siendo El Desencanto. Con la complacencia del maravilloso productor Elías Querejeta, el director cayó preso de los encantos de la hechizante familia Panero dando como resultado un híbrido entre película y documental cuyo éxito todavía perdura.
Tras un rodaje tormentoso, años de escenas en blanco y negro sin guión y una producción continuamente en peligro, El Desencanto vio la luz en medio de unas críticas desfavorables y unas expectativas muy poco pretenciosas. Pero rápidamente el éxito superó lo esperado, el filme se convirtió en una auténtica obra maestra símbolo del cambio que se vivía por aquel entonces en el país.
Sin duda, el núcleo de la película es Leopoldo María Panero. Su sola presencia justifica el éxito de la película con su capacidad para otorgar a cada frase y a cada gesto una brillantez tal que incluso sus propios familiares parecen admirados con cada aparición que lleva a cabo. No es solo brillantez. Es esa capacidad tan literaria de mezclar lo real y lo imaginario. La forma de juguetear constantemente con la locura que nos hace preguntarnos si realmente no somos nosotros los que estamos encerrados.
También resulta deslumbrante la presencia de Felicidad, la madre. Su actitud se nos antoja confusa. Como si el síndrome de Estocolmo no le permitiera odiar todos aquellos años que ha vivido encorsetada en un matrimonio machista. Con un verbo lúcido, puede llegar a comprender el consumo de drogas modernas y, a la vez, relatar el asesinato de una camada de perros sin el menor remordimiento.
Michi y Juan Luis no se quedan atrás. El primero, parece observar desde un pedestal el conflicto continuo que se vive en la familia Panero. En algunas ocasiones nos hace creer que es el que más odia ese ambiente familiar. En otras, que es el único con algo de corazón. Juan Luis resulta ser el más ajeno al conflicto. Se refugia en la literatura, esa que tanto ama y de la que parece no ser capaz de escapar.
Los tres hermanos y Felicidad hacen un repaso de aquellos temas que empezaban a despertar interés en la joven democracia española: las drogas, la locura, la crueldad del cabeza de familia, el sexo, etc. Todo con esa mezcla de erudición, ironía e incluso pedantería que les carateriza.
Es imposible comprender la transición española sin esta verdadera obra de arte que, gracias a la extraordinaria familia Panero, nos expone la España más tradicional y clásica junto al despertar de una sociedad anclada en esos mismos tradicionalismos.
Redacción: Carlos Mayoral
Fuente del video: Radio Televisión Española
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