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Título: Diana (Caught in Flight)
Director: Oliver Hirschbiegel
Guión: Steven Jeffreys
Reparto: Naomi Watts, Naveen Andrews, Cas Anvar, Geraldine James, Charles Edwards, Michael Byrne, Douglas Hodge, Laurence Belcher
Duración: 113 minutos
Año: 2013
País: Reino Unido
Música: Keefus Ciancia, David Holmes
Género: Drama / Biotopic
Productora: Coproducción Gran Bretaña -EE.UU.-Francia; Ecosse Films / Le Pacte / Scope Pictures
Distribuidora: Entertainment One Films Spain
Cuando la princesa Diana (Naomi Watts) voló a Pakistán en mayo de 1997, fue a conocer a la familia del Dr. Hasnat Khan (Naveen Andrews), el hombre con quien deseaba casarse. Diana, una de las mujeres más famosas y bellas del mundo, esperaba persuadir a la madre del Dr. Khan haciéndole ver que sería la esposa adecuada para su hijo. De haber tenido éxito, los acontecimientos de aquel verano podrían haber sido muy diferentes…
La película podría haber sido muy buena. Podría haberse centrado más en las relaciones de Diana con la familia real, de las cuales podemos ver un pequeño trozo en ese discurso que Diana da a la prensa después de que su ex-marido lo haga. Podría haberse centrado en las misiones humanitarias que llevó a cabo la princesa, de los actos benéficos de los cuales también nos dan un cacho, pero se pierde en un todo y no dice nada.
Por su parte, la actriz elegida para interpretar a la protagonista de esta historia, Naomi Watts no habría tenido que lidiar con un guión con conversaciones y personajes acartonados. Los gestos, la mirada, la voz…Todo más que estudiado, lo clava. Tal vez si la película se hubiera centrado en otro tema, o lo hubiera tratado de otro modo, las críticas hacia su forma de interpretar este personaje serían muy distintas.
Sin embargo, la película se centra en la historia amorosa de la princesa, busca el drama y solo consigue una Diana con una personalidad muy distinta a la que realmente fue –o conocemos–. En cuánto Hasnat Khan entra en escena, la princesa se convierte en una mujer acosadora, infantil, psicótica y ridícula. Una especie de adolescente que incluso nos llega a recordar a Mia, la protagonista de «Princesa por sorpresa».
Jamás me habría imaginado a la princesa apareciendo con una peluca que resulta ser como la máscara para los superhéroes, ya que tras ponérsela nadie la reconoce (totalmente inverosímil). Ni utilizando sus contactos para dar celos a un amante que deja de hacerla caso porque sus padres no apoyan el matrimonio. Hecho que tampoco se corresponde a la realidad, puesto que el mismo Hasnat Khan afirmó que su familia adoraba a Diana y habían dado su bendición. Supongo que con este cambio el final se vuelve más dramático. Sin embargo no consigue serlo, puesto que cuando llega el final solo piensas en salir del cine cuánto antes.
Como ya he mencionado antes, Naomi Watts no podría haberlo hecho mejor. Su interpretación es intensa y un tanto inestable. En algunos puntos incluso algo forzada, pero esto se debe sin duda a los cambios de tono que da la historia y a la poca estabilidad que tiene la personalidad de Diana en esta película. Su compañero Naveen Andrews está correcto en su papel de Hasnat, sin embargo carecen de química juntos. Las escenas entre ellos dos parecen forzadas.
Personalmente no la vería en el cine y esperaría a que la estrenaran en televisión para verla, puesto que se asemeja a las típicas películas que ponen en Antena 3 para pasar el rato. Oliver Hirschbiegel se lo pensó antes de hacer la película, se lo tenía que haber pensado más. El resultado te deja muy mal sabor de boca.
Crítica: Jennifer Mosquera
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