Déjame probar a mí, que estoy que lo peto

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Estamos tan acostumbrados a ver situaciones que aun siendo extrañas o anómalas, que por habituales empiezan a parecer normales. Quizás por eso no me extraña lo que pasó con una señora de la limpieza que le dio por robar un tren  de cercanías en las afueras de Estocolmo, Suecia.

Digo yo que la mujer estaría pasando la fregona por los pasillos de los vagones, limpiando el polvo de los asientos, limpiando los cristales…y como una cosa lleva a la otra, acabó conduciendo el tren ¡Lo normal vaya!

Supongo que pensaría que no debe ser tan difícil conducir una bestia de esas, sobre todo y teniendo en cuenta de que va en línea recta, en raíles y que no ha de preocuparse en llamar al marido para aparcarlo. A pesar de eso acabó estrellando el tren contra un edificio y aunque los daños materiales fueron cuantiosos, no hubo víctimas. Al menos la mujer no la contrataron para que limpiara un aeropuerto, porque si le da por coger un avión para darse un garbeo por ahí hubiera sido capaz de aterrizarlo en alguna azotea.

Hay que reconocer que le echó valor porque yo sería incapaz de pillar un tren… pero no por miedo a empotrarlo sino a perderme, que yo pongo rumbo a Zaragoza y aparezco en Lora del Río ¡Sin GPS no soy nada! Sin embargo con el avión si me atrevería ya que he pilotado muchos aunque… hace de eso cuarenta años y era en un tiovivo. ¿La técnica debe ser la misma, no? Ha de ser sea como montar en bici, vaya. Probada una, probada todas.

Muchos pensaran que debo de estar desvariando cuando digo que me parece normal que una señora de la limpieza coja un tren, o que a partir de la experiencia de una noria se pueda pilotar un avión ¡qué tontería! ¿Verdad que si? Pues eso es tan normal como que una modelo de pasarela que apenas sabe ubicar en donde están los Pirineos sea la presentadora de un magazine televisivo, que un ex jugador de balonmano se dedique a negocios de asesoramiento cobrando altas comisiones por informes copiados de internet, que un político licenciado en Derecho se meta a banquero y hunda uno de los mayores grupos bancarios y arrastre consigo a medio país, o que una persona cuya profesión reconocida sea la de camarero haya sido alcalde de Marbella y que en su gestión, se haya llevado consigo hasta los pomos de las puertas…

¿Sigo?…

No hablo de intrusismo porque por ley eso puede ser constitutivo de delito, pero sí de incompetentes que ejercen actividades ajenas por la que fueron formados y claro, pasa lo que pasa. En un país en donde se premia la mediocridad ya es normal que las personas que prosperan lo hacen por ser las más idóneas para ese puesto, y no las más capacitadas. Es más, pienso que nuestros dos últimos presidentes de nuestro maltrecho país no están ni preparados para llevar la presidencia de su comunidad de vecinos sin asesores. Para mi desgracia en mi pecado llevo mi penitencia, ya que voté a ambos en un momento de enajenación mental.

De verdad de la buena que yo no quería hablar de política pero me lío, me lío y me acaba pasando como a esa buena señora de la limpieza sueca, que acabo cogiendo mi propio tren y estrellándolo contra mi muro. Y hablando de estrellarse…solo espero que con el tiempo esto se normalice, porque no me gustaría ver sustituido al Matías Prats, Maria Escario o Hilario Pino por Jorge Javier Vázquez en las noticias, que es de los pocos programas de la parrilla televisiva en donde queda algo de profesionalidad

Es más de lo que podría soportar

 

Autor: Miguel Soria López

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