¡Aprobada!

Supongo que algunos de vosotros habrán pasado por la situación en que deseáis algo con mucho fervor y hasta que no lo conseguís, no paráis.  Dicen que con  tesón y paciencia todo se consigue, y si no que se lo pregunten a una pobre mujer residente en la población británica de Essex que para sacarse el carnet de conducir tuvo que hacerlo tras 104 intentos ¡Ahí es nada!

La  fe de esta mujer para sacarse el aprobado es digna de engrosar los libros de historia. Pienso que después de tantos intentos es normal que aprobara, ya que a fuerza de exámenes se los tuvo que aprender de memoria, o tal vez su profesor estuviera hasta las narices de ella y le pasó los resultados. Incluso creo que estaba  enamorada de él y que no sabía como declararse, de ahí que suspendiera tanto. Era la única forma de estar cerca de su profesor.

No sé como serán las autoescuelas del Reino Unido ni su sistema de enseñanza, pero aquí en España se me antoja que la gente suspende mucho hasta que recibe el carnet que acredita su formación. No porque el sistema funcione mal, es porque los jóvenes de hoy en día tienen muy malos hábitos adquiridos y eso cuesta cambiar. Por poner un ejemplo los chicos de ahora cuando se sientan en el coche de la autoescuela antes de corregir la posición del retrovisor o ponerse el cinturón de seguridad, suben a toda pastilla el volumen de la radio. Las chicas no suben la radio, se ponen directamente a insultar al primer peatón que ven. Conozco algunas que había que lavarles la boca con jabón y lejía cuando se ponen al volante, ya que ni los Aliens tienen la saliva tan corrosiva.

No toda la culpa es de ellos, ya que  el libro de prácticas de las autoescuelas esta incompleto. Mucho texto legal, mucho código de circulación, muchas señales de tráfico pero… ¡del lenguaje de signos, nada de nada! No explican cuando hay que hacer un corte de mangas al conductor de al lado, ni como hacer una peineta cuando te toca el claxon el coche de atrás, o que es desaconsejable agarrarse los testículos en señal de desprecio hacia otros conductores cuando estas al volante.

¿Recordáis cuando os sacasteis el carnet de conducir? Yo lo recuerdo como algo muy, muy lejano…de hecho hace tantos años y los vehículos eran tan antiguos, que en vez de tener caballos a vapor, tenía caballos percherones.  Si bueno, eran vehículos que en vez de tracción trasera o delantera usaban la tracción animal. Lo mejor era el consumo: 4,5kg/heno a los 100km. Aunque quizás la velocidad punta no era su fuerte, pero pintado de rojo y con mi percherón Toribio como cavallino rampante (rampante porque el pobre animal era muy mayor y pillaba unas rampas de miedo en las patas) se parecía a un Ferrari más que la mayoría de los vehículos.

Los vehículos han cambiado mucho afortunadamente, pero no tanto las señales de tráfico horizontales y verticales. Por mucho que se empeñen los profesores de autoescuelas, estas dan lugar a muchas interpretaciones. A pesar del tiempo transcurrido jamás he visto una cebra cruzando por uno de sus pasos. Alguna que otra vaca si habré visto, pero poco más. Los semáforos digan lo que digan significan verde puedes pasar, rojo párate y el ámbar acelera que el que viene detrás tuyo viene follao.

Luego está que las señales de advertencia o peligro (esas que forman un  triángulo equilátero con fondo blanco y borde rojo) se colocan de manera totalmente arbitraria. No entiendo porque cerca de los colegios ponen la señal que representa unos niños corriendo y cogidos de la mano y no hay una de animales sueltos cerca del Congreso de los Diputados. Lo digo porque cada año pasan cerca de allí los borregos que celebran el paso de la trashumancia o las cañadas, no porque insinúe nada sobre sus señorías. Quienes me conocen saben que no hay mala fe por mi parte.

¡Por favor, que no tengo tan mala leche!

…Todavía

 

Autor: Miguel Soria López