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Título: Renoir
Dirección: Gilles Bourdos
Guión: Jérôme Tonnerre, Gilles Bourdos, Michel Spinosa basado en la novela “Le tableaux amoureaux” de Jacques Renoir
Reparto: Michel Bouquet, Christa Theret, Vincent Rottiers, Thomas Doret
Duración: 111 minutos
Año: 2012
País: Francia
Música: Alexandre Desplat
Género: Drama-histórico
Productora: Fidélité Films, Mars Distribuition, France 2 Cinéma, Orange Cinéma Séries, France Telévision, Région Provence-Alpes-Côte d’Azur, Centre Nacional de la Cinématograpie
Distribuidora: Golem Distribución
Estamos en 1915. Auguste Renoir tiene 74 años, su esposa ha muerto, sus dos hijos mayores se encuentran en las trincheras de la primera guerra mundial y la única salida a la soledad y la guerra es su pasión, la pintura, pero le es cada vez mas difícil de llevar a cabo por culpa de su avanzada artritis.
Aparece entonces una joven, Andrée, enviada como modelo por la esposa de Renoir antes de fallecer. La belleza y desparpajo no sólo enamoran al pintor, sino también a dos de los hijos, Coco, el pequeño y Jean, quien ha regresado de la guerra debido a sus heridas.
Poco más se puede decir del argumento del film de Gilles Bourdos ya que su trama es leve, de hecho, casi intrascendente. Lo importante es la imagen. Casi cada plano del film está concebido de forma pictórica, en el que paisajes, bodegones y cuerpos de voluptuosas mujeres están bañados por una cálida luz que se asemeja a la de los retratos impresionistas del pintor. Hay incluso algunos planos que sacan totalmente de la historia sólo para recrearse en el pictoricismo, en la cuidada estética.
Esta fantasía es un homenaje a la familia de los geniales artistas Jean-Auguste Renoir, uno de los más grandes pintores de finales del XIX, y su hijo Jean, uno de los más grandes directores de la historia del cine. La guía de esta historia es la musa de Auguste Renoir, que luego sería la esposa de Jean. Realmente Andrée tenía en aquella época 15 años, mientras en la película es una joven ya con experiencia en la vida y desprejuiciada, que es la que devuelve su pasión por la pintura al autor y quien saca de su estado de letargo existencial a la sombra de su padre a Jean, tanto que el cineasta galo confesó que se dedicó al cine para hacer famosa a su amante y posterior esposa. Durante todo el metraje la belleza y encanto de la actriz Christa Theret fascina no sólo a los Renoir en su papel de Andrée, sino también al espectador. Gracias a este carisma entiendes que toda la historia gire alrededor de ella. Es por esto que hay una escena totalmente fuera de tono en la que ella se interesa más por el dinero que por la obra del pintor, siendo reñida por el servicio. No encaja con el resto de la historia. Hay un relativo desprecio por el personaje real, no sé si en la novela original o en el guión, que no encaja por la fascinación por el personaje que vemos en pantalla. Pero el guión es lo de menos.
Desconozco la obra en la que se basa la película, escrita por el biznieto y el nieto respectivamente de los Renoir, Jacques Renoir, pero me parece que ha sido más un punto de partida que una guía para representar la historia real. Es más, al ver la película, encuentro varios agujeros de guión muy similares a los de las TVMovies biográficas españolas, salvando muchas distancias, porque se da por sentado que el espectador va a estar familiarizado con la historia que se cuenta, tanto, que aquí se centran en otras cosas (en las TVMovies españolas no sabes el por qué).
Sobre la interpretación tenemos primero a Vicent Rottiers, quien da su rostro al joven Jean Renoir. Rottiers tiene que interpretar a un joven apático e introvertido, que pasa de ser un joven incapaz de mantener una conversación con la joven musa, siempre dejando las preguntas al aire para finalmente luchar primero por la chica y luego sus ideales. Rottiers no sabe pasar de un punto a otro. Tiene en todo momento la misma cara de pasmado y su interpretación, por mucho que sea deliberada, como la del actor que hace de Coco, palidece ante la de Christa Theret, que ya he comentado antes, está perfecta en su composición, y sobre todo Michel Bouquet, quien a pesar de la economía de gestos, da una lección de interpretación. Su presencia eclipsa a cualquier otro actor, y no sólo porque su papel de cascarrabias anciano sea muy agradecido, sino porque estamos ante un actor que sabe cómo transmitir con una mirada, un mínimo gesto y su manejo de la voz.
“Renoir” es una película agradable de ver, históricamente interesante, visualmente fascinante y con un par de interpretaciones memorables. La pena es no llegar a empatizar con el actor protagonista, una recargada música de Alexandre Desplat que intenta dar el tono profundo que no tiene el film y el desnortado guión.
Un 7 para la fantasía pictórico-cinematográfica de Gilles Bourdos.
Redacción: Juan Pablo Pérez Padial
