Un gran personaje de nuestras letras junto a un demente y una alcahueta
Editorial: Penguin Random House / Clásicos
¿Recuerdan un anuncio de los Premios Goya en el que se hacía referencia a grandes personajes de nuestro cine reciente? Había, si no recuerdo mal, deficiencias de todo tipo, delincuentes varios…
Mirado fríamente, este tipo de personajes son la base de lo mejor de nuestras letras, en las que nos hemos recreado en los peores aspectos de la naturaleza humana. Es cierto que en El Quijote, esa locura nos deja una gran duda relativa a si la maldad está en la locura del protagonista o en los que rodean su locura, toda esa gente que ataca a degüello al débil recreándose cruelmente en su debilidad.
En todo caso, hoy damos una muy buena noticia a nuestros lectores ya que Penguin Random House lanza a nuestro mercado un formato de mucho éxito en este sello a nivel internacional. Se trata de presentar un buen catálogo de clásicos en formato de bajo coste y de bolsillo. Entre los primeros títulos está esta versión del El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina con edición a cargo de Francisco Florit Durán.
Frente a otras colecciones similares, no solamente aporta un buen estudio preliminar, no tan extenso como el de otras colecciones que puedan estar en la cabeza de todos y, por lo tanto, quizá más adecuado a los usos escolares actuales. En ese sentido, encontramos unos postliminares muy a propósito para la educación secundaria. Desde preguntas para verificar que el alumno ha entendido correctamente el texto hasta propuestas para redacciones varias o trabajos en grupo.
Muy completo y adecuado el trabajo de Francisco Florit Durán para esta edición. También muy acertada la elección del título que supone leer al gran personaje de Don Juan Tenorio en la versión original y no en la de José Zorrilla que es lo más habitual. Me agrada la idea y, desde luego, no considero que la versión sea menor o deficiente frente al Tenorio más visto y leído en nuestra tradición.
Diremos, por tanto, que para cualquier lector, no ya un estudiante, es especialmente interesante conocer esta primera versión del personaje en la que es parte primordial la cena conocida como “El convidado de piedra” Frente a la versión de Zorrilla, encontramos que el Don Juan original paga por sus pecados y se precipita al abismo entre quejas debidas al ardor que le provocan las llamas del infierno. Toda la obra está trufada de breves canciones entre las que destaca la que encontramos en esta apoteosis final que dice <no hay plazo que no llegue, ni deuda que no se pague>
También encontramos un lenguaje y unos personajes más frescos, menos engolados en sus parlamentos que los de Zorrilla. Sorprende porque Tirso de Molina pertenece al Barroco, muchas veces tildado de oscuro y rebuscado y José Zorrilla al Romanticismo, un movimiento que propugna la libertad creativa. Quienes se animen a comparar versiones tendrán la oportunidad de comprobar si su opinión coincide con la mía o no.
Formalmente, estamos ante un libro ligero y de auténtico bolsillo en el que el papel y la pasta flexible nos aportan un peso pluma que apenas supondrán unos gramos en esa maleta que subamos al avión, tren, barco, crucero… En la cubierta dos siluetas en tonos oscuros enfrentan sus perfiles. Un hombre con un aura roja que alude a su alma diabólica y una mujer sin aura, sin honra y víctima propiciatoria para el diabólico Don Juan. Con este libro tendremos todo un clásico y una lectura de gran calidad frente a los éxitos del verano, dispositivos tecnológicos varios y profusión de papel cuché que rodearán a ese lector selecto que opte por esta recomendación. Que lo disfruten.
Adolfo Caparrós Gómez de Mercado
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