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Sección: Oficial Fantàstic Competició
Título: The Congress. Director: Ari Folman. Guión: Ari Folman. Reparto: Robin Wright, Harvey Keitel, Jon Hamm. Duración: 120 minutos. Año: 2013. País: Israel, Alemania, Polonia, Luxemburgo, Francia, Bélgica. Productora: Bridgit Folman Film Gang, Pandora Film.
Calificación personal: 8/10
«The Congress» es lo último y esperadísimo del guionista y director Ari Folman, quien fuera nominado al Oscar allá por el 2008 al mejor filme de habla no inglesa por su crudo, duro y poético documental de animación «Vals con Bashir».
Si en su anterior película el director mezclaba documental con ficción a través de animación aquí también fusiona elementos pero, en este caso, el cine real con el cine de animación. Lo hace adaptando libremente la novela Congreso de la Futurología (1971) del genio de la ciencia ficción Stanislaw Lem.
Robin Wright («Forrest Gump», 1994) interpretándose a sí misma y necesitada de dinero porque se está haciendo mayor y ya no le ofrecen tantos papeles como quisiera acepta un contrato en el que cede sus derechos de imagen a unos estudios para que hagan una copia de ella y la utilicen como les plazca durante los siguientes veinte años. Pasado ese tiempo la actriz volverá a los estudios para poner fin o volver a renovar su contrato pero, ahora, el mundo que conocíamos dos décadas atrás ha cambiado hasta extremos inimaginables.
El cineasta juega con el cine dentro del cine y con el cine y el mundo real dentro de la animación. Cuando Wright vuelve a los estudios para revisar su contrato es, en ese momento, cuando todo se vuelve animado. La entrada a ese mundo se construye a través de la conducción, por una carretera solitaria, de un Porsche Carrera que en 2033 ya es una antigualla, y toda esa transformación es para verla, impresionante. Todo varía hacia un mundo de ensueño, de colorido, de esa magia que solo la animación es capaz de crear. En algunos tramos de ese alucinógeno viaje hay partes que se vuelven un poco lentas y pesadas pero todo ese universo está tan bien construido y tan al detalle que es inevitable no dejarse atrapar por las imágenes que cobran vida en pantalla.
Puede que en ese mundo animado empiecen a aparecer muchas pistas para entender en qué tipo de lugar se encuentra la actriz pero eso es lo de menos porque la trama, a partir del segundo acto de esta parte de animación, empieza a coger tintes de gran epopeya y lo único que queremos saber es hasta dónde le va a llevar todo ese enfermizo viaje plagado de docenas de iconos populares: David Bowie, Michael Jackson, Picasso, Yoko Ono, la propia Robin Wright como personaje de una saga de películas que hicieron con su copia, etc., etc., etc. Todos se pasean ante nuestros perplejos ojos deseando formar parte de esa irrealidad y/o realidad.
Para amantes del meta cine, meta lenguaje, cine dentro del cine. Llámenlo como quieran y, por supuesto, para los que alucinamos hace cinco años viendo «Vals Con Bashir». Y, además viene acompañada de cortas pero muy suculentas interpretaciones de la mano de Harvey Keitel («Reservoir Dogs», 1992) y de Paul Giamatti («American Splendor», 2003).
Redacción: Antonio Garrido
Enviado especial al Festival de Sitges
